Ante más de 70 mil jóvenes, Benedicto XVI subraya la importancia de la renuncia y
la necesidad de encontrar la fortaleza para afrontar elecciones comprometidas
Viernes, 26 mar (RV).-Benedicto XVI ponderó ayer la importancia de la renuncia y la
forma de encontrar la fuerza para afrontar las elecciones valerosas. Ante más de 70
mil jóvenes de Roma, el Lacio y otras zonas de Italia, el Santo Padre respondió a
las preguntas de algunos de ellos ayer por la tarde en la Plaza de san Pedro en el
vigésimo quinto aniversario de la Jornada Mundial de la Juventud, instituida por Juan
Pablo II en 1985.
Este encuentro, también en vista de la próxima Jornada
Mundial de la Juventud que este año se celebrará a nivel diocesano el Domingo de Ramos,
fue una gran fiesta juvenil con el Pontífice, con cantos, testimonios y la presencia
de la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud y el icono de María Salus Populi
Romani, recibidas entre las antorchas de los jóvenes a su entrada en la plaza.
El
encuentro del Pontífice con los jóvenes se articuló en una selección de preguntas
e inquietudes de los participantes a las que el Papa respondió de forma exhaustiva.
Hablando de las necesarias renuncias que hay que hacer a lo largo de nuestras vidas,
Benedicto XVI respondió que su belleza radica en su razón de ser. Una palabra dura,
como las definió el Papa; “las renuncias son bellas si tienen una razón y si ésta
justifica las dificultades de la renuncia”. Y para ilustrar sus palabras, el Papa
retomó la explicación de san Pablo en el contexto de las olimpiadas y los atletas
participantes.
“Para conseguir la medalla, los atletas deben someterse
a una disciplina muy dura, deben renunciar a muchas cosas, deben ejercitarse en el
deporte que practican y hacer grandes sacrificios y renuncias porque tienen una motivación
que vale la pena. Aunque quizás al final no se encuentren entre los vencedores, siempre
es hermoso haberse disciplinado a si mismos y haber sido capaces de hacer estas cosas
con una cierta perfección”. De igual forma –explicó el Papa- este símil del deporte
puede aplicarse a los demás ámbitos de la vida.
“No se puede alcanzar
una vida profesional buena sin renuncias, sin una preparación adecuada que siempre
exige una disciplina y renuncias específicas. De igual forma en el arte y en todos
los ámbitos de la vida. Todos comprendemos que para alcanzar un objetivo, tanto profesional
como deportivo, artístico o cultural debemos hacer renuncias, aprender para continuar
adelante”.
De hecho, como subrayó el Pontífice “el arte de vivir, de
ser uno mismo, el arte de ser hombre exige renuncias, y las verdaderas, las que nos
ayudan a encontrar el camino de la vida, el arte de la vida, nos las indica la Palabra
de Dios y nos ayudan a no caer en el abismo de la droga, del alcohol, de la esclavitud
del sexo, el dinero y la pereza”. Todas estas cosas, que en un principio aparecen
como acciones de libertad, en realidad son el inicio de una esclavitud cada vez más
insuperable. “Conseguir renunciar a la tentación del momento –enfatizó el Papa- continuar
adelante hace el bien crea la verdadera libertad y hace preciosa la vida”.
Hablando
de la vida eterna, Benedicto XVI recomendó también a los jóvenes no tirar sus vidas,
vivirlas en profundidad, no viviendo únicamente para sí mismos, y no vivir al día,
sino vivir realmente la vida en su riqueza y totalidad.
“De esta forma,
cada uno de vosotros, encontrará en su vida las diversas posibilidades: comprometerse
en el voluntariado, en una comunidad de oración, en un movimiento, en las acciones
de su parroquia, en la propia profesión. Encontrar la propia vocación y vivirla en
cada lugar es importante y fundamental, ya sea un gran científico o un campesino.
Todo es importante a los ojos de Dios: es hermoso si se vive en profundidad con ese
amor que realmente redime el mundo”.
Antes del discurso del Papa se
recorrieron idealmente las Jornadas Mundiales de la Juventud con las músicas del coro
diocesano y de la orquesta de Mons. Marco Frisina. Fue en 1985 cuando Juan Pablo II
convocó la primera Jornada mundial de la Juventud en Roma. De aquí siguieron Buenos
Aires, Santiago de Compostela, Czestochowa, Denver y así sucesivamente hasta Sidney,
en Australia en 2008. Para recorres estos 25 años de vida se alternaron también distintos
testimonios de personas que habían participado en primera persona.
Uno
de los testimonios estaba formado por una pareja, ella española y él italiano que
se conocieron en el 85 en Roma y que hoy forman una familia con cinco hijos. También
ofreció su testimonio Beatrice Fazi, que tras un periodo de alejamiento de la fe,
en el año 2000 y tras constatar la llegada a Roma de jóvenes provenientes de todo
el mundo, volvió a acercarse a la iglesia que la condujo, a través de un recorrido
de fe, a casarse y ser hoy madre de tres hijos.