Católicos y musulmanes reflexionan sobre las causas de la violencia confesional
Lunes, 1 mar (RV).- Reflexionar sobre las causas que desatan la violencia confesional
y proponer soluciones, teniendo en cuenta el papel positivo que las religiones pueden
aportar en esta situación. Éste ha sido el tema de fondo que ha animado la última
reunión del Comité conjunto para el diálogo, que ha tenido lugar en El Cairo, a finales
de febrero, entre el Comité permanente de Al Azhar para el diálogo entre las religiones
monoteístas y el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Al final del encuentro
el comité ha hecho pública una nota, en la que señala los valores comunes que hay
que promover, las discriminaciones religiosas que hay que extirpar en todos los sectores
de la convivencia humana y las tensiones alimentadas por los fanatismos religiosos,
que hay que vencer con las armas de la solidaridad y del respeto.
En un articulado
documento, los miembros de las delegaciones provenientes de la Universidad egipcia
de Al-Azhar – uno de los principales centros de enseñanzas del Islam – y del Pontificio
Consejo para el Diálogo Interreligioso, encabezada por el cardenal presidente, Jean-Lois
Tauran, han convenido sobre algunos puntos tenidos como imprescindibles para derrotar
toda forma de violencia de tipo confesional.
En un clima de “respeto y amistad”,
la delegación vaticana ha sido recibida por el imán de Al-Azhar, el profesor Muhammad
Sayyed Tantawi, durante los dos días de encuentro, desarrollados el 23 y 24 de febrero
en El Cairo. El imán ha apreciado las palabras de condena por la muerte de seis
cristianos y de un policía musulmán – ocurridas el 7 de enero, en la localidad egipcia
de Naha Hamadi, durante la noche de la Navidad ortodoxa – y por las palabras de cercanía
dirigidas a las familias de las víctimas.
El trágico acontecimiento, citado
en la declaración final del encuentro, ha servido como premisa, en la voluntad de
reafirmar “la igualdad de todos los ciudadanos en materia de derechos y deberes, independientemente
de su pertenecía religiosa”. Entre los puntos confirmados en el documento, se indica
la necesidad de “poner más atención al hecho que la instrumentalización de la religión
para fines políticos o de otro tipo puede ser fuente de violencia” y que, por lo tanto,
hay que evitar “la discriminación sobre la base de la identidad religiosa”.
El
texto pone de relieve los valores del perdón recíproco y de la reconciliación como
“condiciones necesarias – se lee – para una convivencia serena y fecunda”, así como
define el reconocimiento de la semejanza y el respeto de las diferencias como “requisito
previo para una cultura del diálogo, sobre la base de valores comunes”. Es importante,
también, la oposición a la discriminación religiosa en todos los campos. Las leyes
deberían garantizar la fundamental igualdad.
Al final, se lee, que es menester
“oponerse a los ataques contra las religiones en los medios de comunicación social.
En particular, en los canales satelitales, a causa del peligroso efecto que tales
programas pueden producir en la cohesión social y en la paz entre las comunidades
religiosas”. Asegurar, finalmente, que las enseñanzas de los líderes religiosos, así
como los libros de texto escolar y de enseñanza, no contengan declaraciones o se refieran
a hechos históricos que, directa o indirectamente, puedan llevar a planteamientos
violentos entre los seguidores de diversas religiones.