2010-02-28 17:13:18

Ángelus: Benedicto XVI manifiesta su afecto y cercanía a Chile y a las poblaciones afectadas por el terremoto y pide solidaridad internacional


Domingo, 28 (RV).- Benedicto XVI ha recordado hoy especialmente a Chile y a las poblaciones afectadas por el fuerte terremoto del sábado que ha causado numerosas muertos e ingentes daños. “Rezo por las víctimas, y estoy cercano espiritualmente a las personas probadas por tan grave calamidad tan grave. Para ellas imploro de Dios alivio en el sufrimiento y valor en estas adversidades. Estoy seguro de que no faltará la solidaridad de tantos, en particular de las organizaciones eclesiales”.

Tras el rezo de la oración mariana del Ángelus, que hoy se ha centrado en el episodio de la Transfiguración de Jesús, el Papa ha saludado en español a los peregrinos procedentes de América Latina y de España, presentes esta mañana en la plaza de San Pedro. Y en esta ocasión el Santo Padre ha tenido palabras especiales de afecto y consuelo para la población chilena. RealAudioMP3

Como ya he dicho en italiano, me siento particularmente cercano a la querida población chilena afectada por un gran terremoto en su País. En un momento como éste, brota espontáneamente una plegaria al Señor por las víctimas y un mensaje de aliento a todos para superar esta gran prueba.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular los grupos de Ibiza y Formentera, acompañados por su Obispo diocesano, y a los de las Parroquias de Cañete de las Torres y de la Trinidad, así como a los participantes en la pastoral Universitaria de ETEA, de la diócesis de Córdoba. Que la Transfiguración del Señor, que nos relata el Evangelio de hoy, avive nuestra esperanza e ilumine el camino cuaresmal hacia la Pascua del Señor. Feliz domingo.

Este medio día, como cada domingo Benedicto XVI ha rezado, desde la ventana de su estudio frente a la Plaza de San Pedro, con los numerosos fieles y peregrinos presentes la oración mariana del Ángelus. En esta ocasión el Pontífice se ha centrado en el episodio de la Transfiguración de Jesús que predomina en la liturgia de este segundo domingo de Cuaresma. En este contexto el Papa ha subrayado que precisamente “la Transfiguración nos recuerda que las alegrías esparcidas por Dios en la vida no son las metas de llegada, sino luces que Él disemina durante nuestra peregrinación terrena, para que sólo Jesús sea nuestra Ley, y su Palabra sea el criterio que guíe nuestra existencia”.

El Santo Padre ha recordado también que ayer se concluyeron en el Palacio Apostólico, los Ejercicios Espirituales que, como es costumbre, se realizan al inicio de la Cuaresma en el Vaticano. Y al agradecer a cuantos han estado cerca espiritualmente, el Papa ha explicado que han sido días de recogimiento y de intensa oración con sus colaboradores de la Curia Romana, reflexionando sobre la vocación sacerdotal, en sintonía con el Año que la Iglesia está celebrando.

Refiriéndose a la liturgia de este segundo domingo de Cuaresma el Papa ha citado la invitación del Maestro presente en el evangelio de san Lucas: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. El Santo Padre ha dicho que “este evento extraordinario, es un aliciente para seguir a Jesús”.

“Lucas no habla de Trasfiguración, sino que describe cuanto ha sucedido a través de dos elementos: el rostro de Jesús que cambia y su vestido que se vuelve de una blancura fulgurante, ante la presencia de Moisés y Elías, símbolo de la Ley y de los Profetas. Los tres discípulos que asisten a la escena están oprimidos por el sueño: es la actitud de quien, aun siendo espectador de prodigios divinos, no comprende. Sólo la lucha contra el torpor que les invade permite a Pedro, Santiago y Juan “ver” la gloria de Jesús”.

“Entonces – ha proseguido el Pontífice – el ritmo se hace apremiante: mientras Moisés y Elías se separan del Maestro, Pedro habla y, mientras está hablando, una nube lo cubre a él y a los demás discípulos con su sombra; es una nube, que, mientras cubre, revela la gloria de Dios, como sucedió para el pueblo que peregrinaba en el desierto. Los ojos ya no pueden ver, perro los oídos pueden escuchar la voz que sale de la nube: “¡Éste es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle!”.

Después de explicar que los discípulos ya no están frente a un rostro transfigurado, ni ante una vestimenta cándida, ni ante una nube que revela la presencia divina, sino ante “Jesús solo” (v. 36), Benedicto XVI ha dicho: “Jesús está solo delante de su Padre, mientras reza, pero, al mismo tiempo, “Jesús solo” es todo lo que es dado a los discípulos y a la Iglesia de todos los tiempos: es lo que debe bastar en el camino. Es Él la única voz que hay que escuchar, el único que hay que seguir, a él, que subiendo hacia Jerusalén entregara la vida y un día “trasfigurará” nuestro miserable cuerpo para conformarlo a su cuerpo glorioso”.

Al recordar la expresión estática de Pedro “Maestro, qué bello para nosotros es estar aquí”, el Papa ha dicho que con frecuencia se asemeja a nuestro deseo de ser consolados por el Señor: “pero la Transfiguración nos recuerda que las alegrías sembradas por Dios en la vida no son puntos de llegada, sino luces que Él nos da en la peregrinación terrenal, para que “Jesús solo” sea nuestra Ley y su Palabra sea el criterio que guía nuestra existencia.

Antes de rezar el Ángelus, el Papa ha invitado a todos, en este período cuaresmal, a meditar asiduamente el Evangelio. Además, ha deseado que en este Año Sacerdotal “los pastores estén verdaderamente imbuidos de la Palabra de Dios, la conozcan de verdad, la amen hasta el punto de que ella realmente les dé vida y forme su pensamiento”. Y ha concluido invocando a la Santísima Virgen María, para que “nos ayude a vivir intensamente nuestros momentos de encuentro con el Señor, para que podamos seguirlo cada día con alegría”.








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