Benedicto XVI exhorta a los obispos de Rumania a contrarrestar la secularización transmitiendo
los valores cristianos en comunión con las iglesias ortodoxas
Viernes, 12 feb (RV).- Benedicto XVI, al recibir esta mañana a los obispos de Rumania,
en visita ad limina, ha lamentado la persecución de la que fueron victimas tantos
religiosos en el pasado. Pero al mismo tiempo el Pontífice ha recordado los retos
actuales de la Iglesia católica en la defensa de la vida, de la familia, y de la formación
de los jóvenes, a la que están llamados también los hermanos ortodoxos, en una clara
defensa de los valores cristianos de Europa.
El Papa, tras agradecer las palabras
del monseñor Ioan Robu, presidente de la Conferencia Episcopal rumana, ha señalado
la diversidad de ritos y tradiciones que sus pastores ponen al servicio de la comunión
de las comunidades cristianas. “Con ustedes
saludo a las comunidades cristianas de Rumania y de la República Moldava, que en el
pasado fueron duramente golpeadas, y rindo un homenaje a esos obispos e innumerables
sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles, que en el tiempo de la persecución, mostraron
un indomable apego a Cristo y a su Iglesia, conservando intacta su fe”.
El
Santo Padre ha animado a conservar y transmitir el patrimonio de la fe, proponiendo
a los fieles un itinerario de fe cristiana madura y responsable a través de la formación
catequética y la preparación a los sacramentos. Asimismo el Pontífice ha resaltado
la unidad y la cercanía de los obispos a sus sacerdotes, y recordando las celebraciones
del Año Sacerdotal, ha evocado la necesidad de mantener un diálogo fraterno con los
presbíteros ofreciéndoles condiciones adecuadas espirituales y materiales, además
de la necesaria actualización teológica y pastoral.
También el Papa ha insistido
sobre la pastoral vocacional y la formación humana y espiritual de los candidatos
al sacerdocio. “El florecimiento de
las vocaciones sacerdotales y religiosas depende, en buena parte, de la salud moral
y religiosa de las familias cristianas. Lamentablemente, en nuestro tiempo, no son
pocas las insidias hacia la institución familiar en una sociedad secularizada y desorientada”.
El Papa ha reconocido que las familias católicas de los países del Este europeo,
que durante el tiempo de la prueba testimoniaron, a veces a alto precio, la fidelidad
al Evangelio, no son inmunes a las plagas del aborto, de la corrupción, del alcoholismo,
y de la droga, y tampoco del control de los nacimientos mediante métodos contrarios
a la dignidad de la persona.
Para combatir estos desafíos, Benedicto XVI ha
exhortado la promoción de consultores parroquiales que aseguren una adecuada preparación
a la vida conyugal y familiar y la organización de una buena pastoral juvenil. “La Iglesia
quiere dar su contribución determinante en la construcción de una sociedad reconciliada
y solidaria capaz de hacer frente al proceso de secularización en acto. La transformación
del sistema industrial y agrícola, la crisis económica, la emigración al exterior,
no han favorecido el mantenimiento de los valores tradicionales, que deben ser, por
lo tanto, replanteados y reforzados”.
En este contexto, el Papa ha destacado
la importancia del testimonio de fraternidad entre católicos y ortodoxos, que debe
prevalecer sobre las divisiones y desidias, para que abra los corazones hacia la reconciliación.
Si bien ha reconocido las dificultades que enfrentan las comunidades católicas en
un país de mayoría ortodoxa, Benedicto XVI ha llamado a mantener el espíritu de justicia
y de caridad en las relaciones entre los hermanos en Cristo, recordando el ejemplo
de la visita hace diez años del Papa Juan Pablo II a Rumania, en su deseo de dialogar
en la caridad y en la verdad.“Un ámbito
de colaboración hoy particularmente importante entre ortodoxos y católicos tiene que
ver con la defensa de las raíces cristianas de Europa, los valores cristianos y el
testimonio común sobre temas como la familia, la bioética, los derechos humanos, la
honestidad en la vida pública y la ecología”.