Objetivos logrados en 90 años de apostolado del mar, con la mirada puesta en el centenario
Martes, 9 feb (RV).- Con el 90 aniversario del Apostolado del Mar y la proclamación,
por parte de la Organización Marítima Internacional, de este 2010 como Año del Marítimo,
se celebran en estos días en la Ciudad del Vaticano dos importantes reuniones internacionales,
convocadas por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes.
El venerable Juan Pablo II, en su Carta Apostólica, sobre el Apostolado del
Mar, escribía que ‘Stella Maris’ es, desde hace mucho tiempo, el título preferido
con el que la gente del mar se dirige a la Virgen María, en cuya protección siempre
ha confiado, recordando que Jesucristo, su Hijo, acompañaba a sus discípulos en los
viajes en barca (cf. Mt 8, 23-27; Mc 4, 35-41 Lc 8, 22-25), les ayudaba en sus afanes
y les calmaba las tempestades (cf. Mt 14, 22-33; Mc 6, 47-52; Jn 6, 16-21). Así también
la Iglesia acompaña a los hombres del mar, preocupándose de las peculiares necesidades
espirituales de esas personas que, por motivos de diversa índole, viven y trabajan
en el ambiente marítimo.
En este contexto, el secretario del Pontificio Consejo
promotor de estos encuentros, Mons. Agostino Marchetto, señala ante nuestros micrófonos
las destacadas metas alcanzadas en estos 90 años de apostolado del mar, con la mirada
puesta en las celebraciones del centenario:
El arzobispo Marchetto
nos ha adelantado también los temas más importantes de la agenda y las oportunidades
de relieve que se presentan para la Iglesia y para la comunidad internacional:
En este mismo marco,
se destaca también la reunión que el secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral
de los Migrantes e Itinerantes presidirá mañana - 10 de febrero - del Comité Internacional
de Pesca del Apostolado del Mar:
Disminuye
el número de sacerdotes y consagrados dedicados al Apostolado del Mar Lunes,
8 feb (RV).- Encontrando a los coordinadores regionales del apostolado del Mar el
arzobispo Antonio María Veglió, presidente del Pontificio Consejo de la Pastoral para
los Migrantes e itinerantes ha subrayado, que “la disminución del número de sacerdotes
y personas consagradas prontas a trabajar espiritualmente en el Apostolado del Mar”,
exhorta a “buscar nuevos métodos” para proseguir en esta misión.
2010, proclamado
“año de las gentes del mar” por el Consejo de la Organización marítima internacional,
el Apostolado del Mar renueva su compromiso en ayudar a cuantos trabajan en el mar
y a sus familias, comprobando que tengan unas “condiciones de vida y de trabajo decentes”.
Así lo ha manifestado el presidente del Pontificio Consejo de la Pastoral para los
Migrantes y los Itinerantes en un encuentro que ha tenido lugar esta mañana con los
Coordinadores regionales del Apostolado del Mar, que este año celebra el 90 aniversario
de su fundación.
La contribución de las gentes del mar para bien de la sociedad
muchas veces se ignora y se da por descontado: son poco más de un millón y medio los
que cada día proveen a más de 6 mil millones de personas del mundo. Pero en sus condiciones
de migrantes y extranjeros, están muchas veces “lejanos” no solamente de los afectos
sino también de una iglesia y de una comunidad cristiana. Una obra de la Iglesia desde
hace 90 años cuida pastoralmente de las personas del mar y pescadores: el Apostolado
del Mar.
En la misión al servicio de la comunidad que navega, los desafíos
son múltiples y cruciales. Encontrando a los coordinadores regionales del apostolado
del Mar el arzobispo Antonio María Veglió ha subrayado, en particular, que “la disminución
del número de sacerdotes y personas consagradas prontas a trabajar espiritualmente
en el Apostolado del Mar”, exhorta a “buscar nuevos métodos” para proseguir en esta
misión.
El prelado ha añadido que sirven “diáconos permanentes y laicos oportunamente
formados para atender el servicio de este ministerio”. Combinando fe y esperanza de
vida, deben estar “idealmente preparados a proveer el cuidado pastoral de los marineros
y pescadores”.
Mons. Antonio María Veglió ha recordado finalmente que la “disminución
de las ayudas financieras por parte de las organizaciones caritativas y la crisis
económica mundial han obligado a muchos centros para personas del mar a cerrar o a
reducir de forma considerable su actividad”. Por esto, se deben “experimentar caminos
nuevos” y favorecer, donde sea posible, “la cooperación económica compartiendo los
recursos y colaborando mayormente con las organizaciones marítimas civiles.