Cultura y Humanismo: “El legado de la supervivencia”
Miércoles, 27 ene (RV).- El 27 de enero de
1945, se produjo la liberación del campo de concentración de Auschwitz (Polonia).
Se calcula que cerca de seis millones de judíos murieron en los campos de concentración
nazis, al igual que otras cientos de miles de personas debido a su origen étnico,
creencias religiosas u orientación sexual.
Para que la humanidad no olvide
las atrocidades allí cometidas, Naciones Unidas declaró el 27 de enero, como el Día
internacional en memoria de las víctimas del holocausto. La decisión fue tomada mediante
una resolución presentada por EE.UU. e Israel y que fue adoptada por consenso por
los 191 países miembros de la Asamblea General.
En el texto adoptado se insta
a los estados miembros a llevar a cabo programas educativos para que las futuras generaciones
conozcan lo que fue el holocausto de los judíos y sus consecuencias. En el programa
de hoy les queremos instar a recordar ese 27 de enero de hace 65 años, para que hoy,
Día internacional en memoria de las víctimas del holocausto, se evoque a esas personas
que perdieron su vida en los campos de concentración.
Precisamente el Papa
Benedicto XVI, durante su visita el pasado 17 de enero a la Sinagoga de Roma, donde
encontró a la comunidad judía de la capital italiana en ocasión de la XXI Jornada
de profundización y desarrollo del diálogo entre católicos y judíos, recordó cómo
el holocausto representa, de algún modo, el culmen de un camino de odio que nace cuando
el hombre olvida a su Creador y se pone a sí mismo en el centro del universo.
Precisamente
a Auschwitz se desplazó en 2006 el Santo Padre Benedicto XVI, en el marco de su viaje
apostólico a Polonia, y también lo hizo en 1979 el Siervo de Dios Juan Pablo II, que
en esa ocasión dijo: "Vengo aquí hoy como peregrino. Se sabe que he estado aquí muchas
veces... ¡Cuántas veces! Y muchas veces he bajado a la celda de la muerte de Maximiliano
Kolbe y me he parado ante el muro del exterminio y he pasado entre las escorias de
los hornos crematorios de Birkenau. No podía menos de venir aquí como Papa". Precisamente
en aquella ocasión, Benedicto XVI se encontraba allí, como arzobispo de Munich-Freising,
entre los numerosos obispos que acompañaban al Papa.
El lema del Día Internacional
de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto de 2010 es “El legado de
la supervivencia”, haciendo hincapié en las lecciones de carácter universal que los
supervivientes transmitirán a las generaciones futuras. Porque debido a que quedan
pocos supervivientes que puedan contar sus historias, resulta de fundamental importancia
que compartan su legado con personas de todo el mundo para fomentar el respeto por
la diversidad y los derechos humanos entre las generaciones venideras.
En Auschwitz-Birkenau
la humanidad atravesó por "un valle oscuro", señaló Benedicto XVI en su visita al
campo de concentración. Por eso, precisamente en este lugar, quiso concluir con una
oración de confianza, con un Salmo de Israel que, a la vez, es una plegaria de la
cristiandad, y con la que nosotros también les dejamos para que en este Día internacional
en memoria de las víctimas del holocausto, recuerden a cuantos allí perdieron la vida:
"El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce
hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el
honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu
vara y tu cayado me sosiegan. (...) Habitaré en la casa del Señor por años sin término"
(Sal 23, 1-4. 6).