Benedicto XVI, ciudadano de honor de Frisinga, donde recibió la ordenación sacerdotal
y vivió la guerra y el dominio nazi con la certeza de que «Cristo es más fuerte que
toda tiranía»
Sábado, 16 ene (RV).- Benedicto XVI ha recibido hoy la ciudadanía de honor de Frisinga,
archidiócesis y ciudad alemana de Baviera, a la que se siente entrañablemente unido,
habiendo sido precisamente arzobispo de Múnich-Frisinga - desde 1977 a 1982 – Pero
también porque allí estudió y recibió su ordenación sacerdotal.
Al recibir,
en el Palacio Apostólico a una delegación de 80 personas llegadas de esta ciudad y
de otros lugares de la República Federal de Alemania, para entregarle este reconocimiento,
Benedicto XVI ha expresado su profunda gratitud y conmoción. Conmoción que se adueñó
también de todos los presentes, cuando el Papa recordó el lejano 3 de febrero de 1946,
día en que el seminario donde estudiaba reabrió sus puertas tras los trágicos años
de la guerra, acogiendo a numerosos reduces del sangriento conflicto.
Reviviendo
su vocación sacerdotal con el recuerdo de esos tremendos años de sufrimiento debido
a la guerra y al dominio nazi, Benedicto XVI ha evocado también la convicción que
lo animaba. La certeza de que «Cristo es más fuerte que toda tiranía y toda ideología».
La certeza de que el Hijo de Dios-Amor no nos abandona.