2009-12-28 14:25:04

Cardenal Rouco Varela: “amor conyugal y transmisión de la vida"


Lunes, 28 dic (RV).- Celebrando el Día de la Sagrada Familia, Madrid se convirtió ayer, por unas horas, en la capital europea de la familia. Más de un millón de personas, según los organizadores, escucharon con profunda emoción las palabras que les dirigió Benedicto XVI, en directo desde Roma.

El Cardenal Arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, presidió la celebración de la Misa multitudinaria, poniendo de relieve y agradeciendo el luminoso y siempre certero mensaje del Papa Benedicto XVI, que, también en esta ocasión, hizo llegar a las familias cristianas de España, acompañadas este año por las familias europeas, como subrayó el Card. Rouco Varela en su homilía, que fue interrumpida numerosas veces por grandes aplausos:

RealAudioMP3 Mis queridos hermanos y hermanas en el Señor: Una vez más, una Plaza madrileña, la Plaza de Lima, nos ofrece un bello marco para celebrar la Fiesta de la Sagrada Familia públicamente ante la sociedad y ante el mundo como “una Misa de las Familias”: de las familias de Madrid y de toda España. Así sucedió el pasado año. Hoy, además, como una Eucaristía de las familias de toda Europa. Me es muy grato, por ello, saludar con afecto fraterno en el Señor a los Sres. Cardenales, Arzobispos y Obispos de las Diócesis de España, pero, especialmente, a los hermanos venidos de Roma y de diversos países europeos. En un lugar destacado quisiera hacerlo con el Sr. Cardenal Prefecto del Pontificio Consejo para las Familias, que subraya con su presencia el valor pastoral que le merecen al Santo Padre y a sus colaboradores más próximos nuestra iniciativa a favor de la familia.
  
En la misma Plaza de Lima, de la capital española, el Card. Rouco Varela evocó el día 2 de noviembre de 1982, en que «el inolvidable Juan Pablo II, declarado Venerable el pasado día 19 de diciembre por nuestro Santo Padre Benedicto XVI, celebraba una Eucaristía memorable, convocada como “la Misa para las familias”, en el tercer día de su largo primer viaje por toda la geografía de las Diócesis de España.

¡Viaje Apostólico inolvidable!, enfatizó ayer el Arzobispo de Madrid, recordando un pasaje de la vibrante homilía que pronunció Juan Pablo II, cuya vigorosa fuerza profética no ha perdido ni un ápice de actualidad», pues «nunca se puede legitimar la muerte de un inocente:

RealAudioMP3 “Además , –afirmaba el Papa–, según el plan de Dios el matrimonio es una comunidad de amor indisoluble ordenado a la vida como continuación y complemento de los mismos cónyuges. Existe una relación inquebrantable entre el amor conyugal y la transmisión de la vida, en virtud de la cual, como enseñó Pablo VI, “todo acto conyugal debe permanecer abierto a la transmisión de vida”. Por el contrario, –como escribí en la Exhortación Apostólica “Familiaris Consortio”–“al lenguaje natural que expresa la recíproca donación total de los esposos, el anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente: se produce no sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal. Pero hay otro aspecto aún más grave y fundamental, que se refiere al amor conyugal como fuente de la vida: hablo del respeto absoluto a la vida humana, que ninguna persona o institución, privada o pública, puede ignorar. Por ello, quien negara la defensa a la persona humana más inocente y débil, a la persona humana ya concebida aunque todavía no nacida, cometería una gravísima violación del orden moral. Nunca se puede legitimar la muerte de un inocente. Se minaría el mismo fundamento de la sociedad”.
  
Luego, el Cardenal Rouco Varela, haciendo hincapié en la continuidad del magisterio pontificio, recordó las exhortaciones de Benedicto XVI en favor de la familia:

RealAudioMP3 Benedicto XVI nos enseña hoy, en medio de una crisis socio-económica generalizada, un cuarto de silgo después de la homilía de la Plaza de Lima, en su Encíclica “Cáritas in Veritate”: “La apertura moralmente responsable a la vida es una riqueza social y económica… Por eso, se convierte en una necesidad social, e incluso económica, seguir proponiendo a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y del matrimonio, su sintonía con las exigencias más profundas del corazón y de la dignidad de la persona. En esta perspectiva, los estados están llamados a establecer políticas que promuevan la centralidad y la integridad de la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, célula primordial y vital de la sociedad”.








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