2009-12-17 17:25:10

Santa Sede anuncia la dimisión del estado clerical de Emmanuel Milingo


Jueves, 17 dic (RV).- Dimisión del estado clerical de Emmanuel Milingo. Un denso Comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede señala que «desde hace varios años, la Iglesia sigue con particular sufrimiento los desarrollos ligados a los lamentables comportamientos del arzobispo emérito de Lusaka, Emmanuel Milingo. Numerosos han sido los intentos emprendidos para reconducir al señor Emmanuel Milingo a la comunión con la Iglesia Católica, buscando también formas adecuadas para consentirle ejercer el ministerio episcopal, con una implicación directa de parte de los Sumos Pontífices Juan Pablo II y Benedicto XVI, que personalmente y con espíritu de paterna solicitud seguían al Sr. Milingo».

El mismo comunicado recuerda que «en este triste contexto, ya en 2001, se había encontrado en la condición de irregularidad, a raíz del atentado matrimonio con la Señora María Sung, incurriendo en la pena medicinal de suspensión (cfr can 1044, n 3; 1394 1 CIC). Sucesivamente, se había colocado a la cabeza de algunas corrientes en favor de la abolición del celibato sacerdotal y no dejaba de multiplicar sus intervenciones en los medios de comunicación social, en abierta rebelión a las repetidas intervenciones de la Santa Sede y creando grave desconcierto y escándalo en los fieles. En particular, el 24 de septiembre de 2006, el Sr. Milingo había realizado la ordenación de cuatro obispos sin mandato pontificio».

«Por lo tanto, incurrió en la pena de la excomunión ‘latae sententiae’ (can 1382 CIC.) declarada por parte de la Santa Sede, el 26 de septiembre de 2006, que permanece en vigor» - recuerda el comunicado, añadiendo luego que «lamentablemente, el mencionado Sr. Milingo no ha dado pruebas del esperado arrepentimiento en vista del retorno a la comunión plena con el Sumo Pontífice y con los miembros del Colegio Episcopal, sino que ha proseguido en el ejercicio ilegítimo de los actos del oficio episcopal, atentando nuevos delitos contra la unidad de la santa Iglesia. En particular, en los meses pasados ha procedido a nuevas ordenaciones episcopales».

El mismo Comunicado explica que «estos graves delitos, recientemente comprobados, que se deben considerar signo comprobante de la persistente contumacia del Sr. Emmanuel Milingo, han obligado a la Sede Apostólica a añadirle la pena ulterior de dimisión del estado clerical». «Según lo que dispone el canon 292 del Código de Derecho Canónico, la ulterior pena de la dimisión del estado clerical, que ahora se añade a la grave pena de la excomunión, conlleva las siguientes consecuencias».

Es decir, «la pérdida de los derechos y de los deberes ligados al estado clerical, excepto la obligación del celibato; la prohibición del ejercicio del ministerio, salvo lo dispuesto por el canon 976 del Código de Derecho Canónico, para los casos de peligro de muerte; la privación de todos los oficios, de todos los cargos y de cualquier potestad delegada, así como la prohibición del utilizar el hábito eclesiástico. Por consiguiente, resulta ilegítima la participación de los fieles a eventuales nuevas celebraciones promovidas por el Sr. Emmanuel Milingo».

El comunicado subraya que «se debe destacar que la dimisión del estado clerical de un Obispo es un hecho totalmente excepcional, al cual la Santa Sede se ha visto obligada por la gravedad de las consecuencias que se derivaban para la comunión eclesial, por el subseguirse de ordenaciones episcopales sin mandato pontificio. Sin embargo, la Iglesia conserva la esperanza en su arrepentimiento».

«En lo que respecta a las personas ordenadas recientemente por el Sr. Milingo, es bien conocida la disciplina de la Iglesia referida a la pena de la excomunión ‘latae sententiae’, para aquellos que reciben la consagración episcopal sin Mandato Pontificio (can. 1382 CIC). Expresando esperanza en su conversión, la Iglesia renueva cuanto ha declarado ya el 26 de septiembre de 2006. Es decir, que no reconoce y no entiende reconocer en el futuro dichas ordenaciones y todas las ordenaciones que se deriven de ellas. Y, por lo tanto el estado canónico de los presuntos obispos sigue siendo el mismo en que se encontraban antes de la ordenación conferida por el mencionado Sr. Milingo».

El comunicado concluye señalando que «en esta hora, marcada por un profundo dolor de la comunidad eclesial por los graves gestos cumplidos por el Sr. Milingo, se encomienda a la fuerza de la oración el arrepentimiento del culpable y el de cuantos – sacerdotes o fieles laicos – han colaborado, de alguna manera, con él en realizar actos contra la unidad de la Iglesia de Cristo».







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