Santa Sede anuncia la dimisión del estado clerical de Emmanuel Milingo
Jueves, 17 dic (RV).- Dimisión del estado clerical de Emmanuel Milingo. Un denso Comunicado
de la Oficina de Prensa de la Santa Sede señala que «desde hace varios años, la Iglesia
sigue con particular sufrimiento los desarrollos ligados a los lamentables comportamientos
del arzobispo emérito de Lusaka, Emmanuel Milingo. Numerosos han sido los intentos
emprendidos para reconducir al señor Emmanuel Milingo a la comunión con la Iglesia
Católica, buscando también formas adecuadas para consentirle ejercer el ministerio
episcopal, con una implicación directa de parte de los Sumos Pontífices Juan Pablo
II y Benedicto XVI, que personalmente y con espíritu de paterna solicitud seguían
al Sr. Milingo».
El mismo comunicado recuerda que «en este triste contexto,
ya en 2001, se había encontrado en la condición de irregularidad, a raíz del atentado
matrimonio con la Señora María Sung, incurriendo en la pena medicinal de suspensión
(cfr can 1044, n 3; 1394 1 CIC). Sucesivamente, se había colocado a la cabeza de
algunas corrientes en favor de la abolición del celibato sacerdotal y no dejaba de
multiplicar sus intervenciones en los medios de comunicación social, en abierta rebelión
a las repetidas intervenciones de la Santa Sede y creando grave desconcierto y escándalo
en los fieles. En particular, el 24 de septiembre de 2006, el Sr. Milingo había realizado
la ordenación de cuatro obispos sin mandato pontificio».
«Por lo tanto, incurrió
en la pena de la excomunión ‘latae sententiae’ (can 1382 CIC.) declarada por parte
de la Santa Sede, el 26 de septiembre de 2006, que permanece en vigor» - recuerda
el comunicado, añadiendo luego que «lamentablemente, el mencionado Sr. Milingo no
ha dado pruebas del esperado arrepentimiento en vista del retorno a la comunión plena
con el Sumo Pontífice y con los miembros del Colegio Episcopal, sino que ha proseguido
en el ejercicio ilegítimo de los actos del oficio episcopal, atentando nuevos delitos
contra la unidad de la santa Iglesia. En particular, en los meses pasados ha procedido
a nuevas ordenaciones episcopales».
El mismo Comunicado explica que «estos
graves delitos, recientemente comprobados, que se deben considerar signo comprobante
de la persistente contumacia del Sr. Emmanuel Milingo, han obligado a la Sede Apostólica
a añadirle la pena ulterior de dimisión del estado clerical». «Según lo que dispone
el canon 292 del Código de Derecho Canónico, la ulterior pena de la dimisión del estado
clerical, que ahora se añade a la grave pena de la excomunión, conlleva las siguientes
consecuencias».
Es decir, «la pérdida de los derechos y de los deberes ligados
al estado clerical, excepto la obligación del celibato; la prohibición del ejercicio
del ministerio, salvo lo dispuesto por el canon 976 del Código de Derecho Canónico,
para los casos de peligro de muerte; la privación de todos los oficios, de todos los
cargos y de cualquier potestad delegada, así como la prohibición del utilizar el hábito
eclesiástico. Por consiguiente, resulta ilegítima la participación de los fieles a
eventuales nuevas celebraciones promovidas por el Sr. Emmanuel Milingo».
El
comunicado subraya que «se debe destacar que la dimisión del estado clerical de un
Obispo es un hecho totalmente excepcional, al cual la Santa Sede se ha visto obligada
por la gravedad de las consecuencias que se derivaban para la comunión eclesial, por
el subseguirse de ordenaciones episcopales sin mandato pontificio. Sin embargo, la
Iglesia conserva la esperanza en su arrepentimiento».
«En lo que respecta a
las personas ordenadas recientemente por el Sr. Milingo, es bien conocida la disciplina
de la Iglesia referida a la pena de la excomunión ‘latae sententiae’, para aquellos
que reciben la consagración episcopal sin Mandato Pontificio (can. 1382 CIC). Expresando
esperanza en su conversión, la Iglesia renueva cuanto ha declarado ya el 26 de septiembre
de 2006. Es decir, que no reconoce y no entiende reconocer en el futuro dichas ordenaciones
y todas las ordenaciones que se deriven de ellas. Y, por lo tanto el estado canónico
de los presuntos obispos sigue siendo el mismo en que se encontraban antes de la ordenación
conferida por el mencionado Sr. Milingo».
El comunicado concluye señalando
que «en esta hora, marcada por un profundo dolor de la comunidad eclesial por los
graves gestos cumplidos por el Sr. Milingo, se encomienda a la fuerza de la oración
el arrepentimiento del culpable y el de cuantos – sacerdotes o fieles laicos – han
colaborado, de alguna manera, con él en realizar actos contra la unidad de la Iglesia
de Cristo».