Ángelus: el nacimiento es “escuela de vida”, donde aprender el secreto de la felicidad,
que no es poseer cosas, sino sentirse amados por el Señor
Domingo, 13 dic (RV).- En este tercer domingo de Adviento, el Santo Padre ha presidido
a mediodía el rezo mariano del Ángelus, esta vez ante un público muy especial, miles
niños que han acudido hoy a la plaza de San Pedro del Vaticano para bendecir las imágenes
del Niño Jesús que se colocarán en los nacimientos durante la Navidad.
Benedicto
XVI ha saludado con afecto a todos estos niños, congratulándose porque se mantenga
esta tradición: “Pero no es suficiente
repetir un gesto tradicional, aunque es importante. Sino que es necesario intentar
vivir en la realidad de todos los días lo que el nacimiento representa, es decir,
el amor de Cristo, su humildad, su pobreza”.
En este sentido el Pontífice ha
evocado la iniciativa de san Francisco en la localidad cercana a Asís de Greccio,
donde representó la escena viviente de la Natividad, para poder contemplarla y adorarla,
pero sobre todo, para saber poner en práctica mejor el mensaje del Hijo de Dios, que
por amor hacia nosotros, se despojó de todo y se hizo niño.
Precisamente por
este motivo, el nacimiento se convierte en “escuela de vida”, donde podemos aprender
el secreto de la verdadera felicidad: “Que no consiste en
tener tantas cosas, sino en sentirnos amados por el Señor, en donarse a los demás,
y querernos”. Para explicar esta felicidad, el Santo Padre ha enumerado los motivos
de felicidad de la Virgen y san José -el amor y la felicidad de ese hijo que acaba
de nacer-, y de los pastores, que a pesar de su pobreza, tienen fe en que ese Niño
ama incondicionalmente a todos los hombres.
“En esto, queridos
amigos, consiste la verdadera felicidad: en sentir que nuestra existencia personal
y comunitaria viene visitada y llena de un misterio grande, el misterio del amor de
Dios. Para ser felices necesitamos, no sólo cosas, sino amor y verdad: necesitamos
un Dios cercano, que caliente nuestro corazón, y responda a nuestras expectativas
profundas. Éste Dios se ha manifestado en Jesús, nacido de la Virgen María”. Precisamente
por todo esto, el Niño Jesús que colocamos en el nacimiento es “el centro de todo”,
ha señalado el Papa, rezando después el Ángelus.
Tras el rezo mariano y el
responso por los fieles difuntos Benedicto XVI ha recordado que hoy se celebra en
Italia la “Jornada por las nuevas iglesias”. En este sentido, ante las comunidades
que todavía no disponen de un lugar adecuado de culto, Benedicto XVI ha invitado a
contribuir para que se puedan realizar los centros pastorales necesarios.
Y
antes de saludar como es tradicional en diferentes idiomas, el Santo Padre, fiel a
su seguimiento de la actualidad en el mundo, ha recordado a los cuatro misioneros
asesinados esta semana en algunos países de África. Se trata del Padre Daniel Cizimya,
el Padre Louis Blondel, el Padre Gerry Roche, y la Hermana Denise Kahambu. Todos ellos,
ha dicho el Papa, han sido fieles testigos del Evangelio, que han sabido anunciar
con valentía, incluso arriesgando su propia vida. “Mientras expreso
mi cercanía a los familiares y a las comunidades sumidas en el dolor, invito a todos
a unirse a mi oración para que el Señor les acoja en Su Casa, consuele a cuantos lloran
su desaparición, y traiga con Su llegada, reconciliación y paz”.
A continuación
les dejamos con el saludo en español que el Santo Padre ha dirigido a todos los peregrinos
de nuestra lengua: “Saludo con afecto
a los peregrinos de lengua española, en particular a los Legionarios de Cristo que
ayer fueron ordenados sacerdotes, acompañados de sus familiares, amigos y miembros
del Regnum Christi, así como a los fieles de diversas Parroquias de Formentera,
Zaragoza, Málaga y Valencia. En este tercer domingo de adviento, y ante la presencia
ya cercana del Señor Jesús, la liturgia nos invita con insistencia a la alegría. En
Cristo se cumplen las palabras del profeta Sofonías a Israel: «El Señor tu Dios, en
medio de ti, es un guerrero que salva. Él se goza y se complace en ti, te ama y se
alegra con júbilo». Exhorto a todos, y especialmente a los nuevos presbíteros, a proseguir,
apoyados en la seguridad del amor infinito de Dios manifestado en Cristo, el camino
de preparación espiritual para la Navidad, y celebrar así, con gozo y fruto abundante,
el nacimiento del Salvador. Feliz domingo”.