Benedicto XVI recibe a los obispos brasileños y reitera su llamamiento a los que quedaron
atraídos por la engañosa teología de la liberación
Sábado, 5 dic (RV).- Benedicto XVI ha alentado a los obispos brasileños, de las 28
diócesis de los estados de Santa Catarina y de Río Grande do Sul, a perseverar en
su misión, «obedeciendo al mandato que Jesús nos dejó de llevar la Buena Nueva a toda
criatura, procurando impregnar la cultura actual con el humanismo cristiano».
Respondiendo
a los desafíos y esperanzas de estos obispos de Brasil, que han concluido hoy su visita
ad Limina, el Papa ha centrado su denso discurso en los dos lugares donde se forma
y comunica la cultura, es decir la escuela y la universidad.
Manifestando su
«profunda gratitud a las diversas congregaciones religiosas que han fundado y tienen
a su cargo universidades de renombre» en tierra brasileña, Benedicto XVI ha recordado
que, «sin embargo, éstas no son propiedad de quien las fundó o de quien las frecuenta,
sino que son expresión de la Iglesia y de su patrimonio de fe».
En este sentido,
el Papa ha afirmado que «vale la pena recordar, que en agosto pasado, cumplió 25 años
la Instrucción Libertatis nuntius, de la Congregación de la Doctrina de la Fe, sobre
algunos aspectos de la teología de la liberación», subrayando «el peligro que comportaba
la asunción acrítica, hecha por algunos teólogos de tesis y metodologías provenientes
del marxismo»:
«Sus secuelas más
o menos visibles hechas de rebelión, división, disenso, ofensa y anarquía se hacen
sentir todavía, creando en vuestras comunidades diocesanas gran sufrimiento y grave
pérdida de fuerzas vivas ¡Suplico a cuantos de algún modo se sintieron atraídos, envueltos
y alcanzados en su íntimo por ciertos principios engañadores de la teología de la
liberación, que se confronten nuevamente con la mencionada Instrucción, acogiendo
la luz benigna que la misma ofrece con la mano extendida!»
Recordando a
todos que «la regla suprema de la fe de la Iglesia proviene, efectivamente, de la
unidad que el Espíritu estableció entre la Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura
y el Magisterio de la Iglesia, en una reciprocidad tal que no pueden subsistir de
manera independiente» (Juan Pablo II, [Enc]. Fides et [ratio], 55), Benedicto XVI
ha renovado su entrañable llamamiento para que todos los miembros de la Iglesia en
Brasil – ‘Tierras de Santa Cruz’ – sepan resistir a aquella «secularización interna»
que amenaza la Iglesia y sus enseñanzas:
«Que, en el ámbito
de los entes y comunidades eclesiales, el perdón ofrecido y acogido en nombre y por
amor de la Santísima Trinidad, que adoramos en nuestros corazones, ponga fin a la
tribulación de la querida Iglesia que peregrina en las Tierras de Santa Cruz». El
artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre afirma que «los
padres tienen derecho de prioridad en la elección del género de educación que deben
recibir los propios hijos», ha recordado el Santo Padre, evocando el compromiso plurisecular
de la Iglesia católica en todo el proceso educativo, que comienza en las escuelas
de primaria y secundaria y que se realiza de modo más alto y especializado en las
universidades.
En lo que respecta a la escuela, Benedicto XVI ha puesto de
relieve la importancia de la escuela católica – al servicio de toda la sociedad -
con el anhelo de que «en una convencida sinergia con las familias y con la comunidad
eclesial, pueda promover aquella unidad entre fe, cultura y vida que constituye la
finalidad fundamental de la educación cristiana».
Sin embargo, también las
escuelas estatales, según diversas formas y modos pueden ser ayudadas en su tarea
educativa con la presencia de profesores creyentes, ha señalado Benedicto XVI, reiterando
luego que «una sana laicidad de la escuela no implica la negación de la trascendencia,
ni de aquellos requisitos y valores morales que se encuentran en la base de una auténticas
formación de la persona, incluyendo la educación religiosa».