Ángelus: el Papa exhorta a multiplicar y coordinar los esfuerzos para detener y vencer
al SIDA y expresa su cercanía a los afectados por el virus
Domingo, 29 nov (RV).- Es tiempo de Adviento: estamos invitados a caminar al encuentro
con Cristo, participando en la oración, dando testimonio de elocuente caridad. Así
lo ha afirmado Benedicto XVI antes del rezo del Ángelus y ha manifestado, por medio
de un llamamiento, su cercanía hacia las personas afectadas por el SIDA.
En
este domingo, que iniciamos, “por gracia de Dios, un nuevo Año litúrgico, que se abre
naturalmente con el Adviento, tiempo de preparación a la Navidad del Señor”, el Santo
Padre ha rezado a mediodía la oración mariana del Ángelus. Y como es habitual lo ha
dirigido desde la ventana de su estudio ante miles de fieles y peregrinos, procedentes
de diversos países, congregados en la plaza de San Pedro para escuchar sus palabras
y recibir su bendición.
Después del rezo de la antífona mariana y del responso
por los fieles difuntos, el Papa ha recordado, por medio de un llamamiento, la inminente
jornada mundial contra el sida: “El próximo uno de diciembre se celebra la Jornada
mundial contra el SIDA. Mi pensamiento y mi oración se dirigen a las todas las personas
afectadas por esta enfermedad, en particular a los niños, a los más pobres y a cuantos
son rechazados. La Iglesia no deja de prodigarse para combatir el SIDA, a través de
sus instituciones y el personal dedicado a esto. Exhorto a todos a dar su propia contribución
con la oración y la atención concreta, a fin de que cuantos están afectados por este
virus experimenten la presencia del Señor que da consuelo y esperanza. Deseo, en fin,
que multiplicando y coordinando los esfuerzos, se llegue a detener y debelar esta
enfermedad”
En su alocución previa al rezo del ángelus el Papa ha recordado
que el Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la liturgia, afirma que la
Iglesia “en el ciclo anual presenta todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación
y la Natividad hasta la Ascensión, el día de Pentecostés y la espera de la bienaventurada
esperanza y del regreso del Señor”.
De este modo, ha explicado Benedicto XVI,
recordando los misterios de la Redención, la Iglesia abre a los fieles las riquezas
de las acciones salvíficas y de los méritos de su Señor, para que sean hechas presentes
de algún modo en cada tiempo, a fin de que los fieles puedan estar en contacto y llenarse
de la gracia de la salvación. Y ha destacado que el Concilio insiste en el hecho
de que el centro de la liturgia “es Cristo”, como el sol en torno al cual, como los
planetas, giran la Bienaventurada Virgen María – la más cercana – y los mártires y
los demás santos que “en el cielo cantan a Dios la alabanza perfecta, e interceden
por nosotros”.
Esta es la realidad del Año litúrgico – ha proseguido explicando
el Santo Padre - “vista, por decirlo de alguna manera, desde la perspectiva de Dios”.
Y desde el punto de vista del hombre, de la historia y de la sociedad Benedicto XVI
se ha referido a la importancia que tiene precisamente el tiempo del Adviento que
hoy comenzamos. “El mundo contemporáneo –ha afirmado - tiene necesidad de esperanza”.
De ella “tienen necesidad los pueblos en vías de desarrollo, pero también los económicamente
desarrollados.
Porque como ha dicho el Papa “cada vez más nos damos cuenta
de que estamos en una única barca, y debemos salvarnos todos juntos”. Sobre todo
– ha añadido - nos damos cuenta, viendo caer tantas falsas seguridades, de que tenemos
necesidad de una esperanza confiable, y ésta se encuentra sólo en Cristo, el cual,
como dice la Carta a los Hebreos, “es el mismo ayer, hoy y siempre” (13,8).
Benedicto
XVI ha añadido que el Señor Jesús ha venido en el pasado, viene en el presente, y
vendrá en el futuro. Él abarca todas las dimensiones del tiempo, porque ha muerto
y resucitado. Él es el que Vive, y mientras comparte nuestra precariedad humana,
permanece para siempre y nos ofrece la estabilidad misma de Dios. Es “carne” como
nosotros y es “roca” como Dios. Por eso el Papa ha afirmado que quien anhela la libertad,
la justicia y la paz puede levantarse y elevar la cabeza, porque en Cristo la liberación
está cerca (Cf. Lc 21,28) – como leemos en el Evangelio de hoy.
Por tanto,
ha concluido, “podemos afirmar que Jesucristo no mira sólo a los cristianos, o sólo
a los creyentes, sino a todos los hombres, porque Él es el centro de la fe y es también
el fundamento de la esperanza. Y de la esperanza cada ser humano tiene constantemente
necesidad”.
Después de afirmar que la Virgen María encarna plenamente la humanidad
que vive en la esperanza basada en la fe en Dios vivo; y que está “bien plantada en
el presente, en el hoy de la salvación, Benedicto XVI ha pedido que nos pongamos en
su escuela para entrar verdaderamente en este tiempo de gracia y acoger, “con alegría
y responsabilidad, la venida de Dios en nuestra historia personal y social”.
Como
siempre el Papa antes de finalizar ha saludado a los fieles presentes en francés,
inglés y alemán, y hablando en español ha dicho:
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española que participan en esta oración mariana, así como
a quienes se unen a ella a través de la radio y la televisión. Al comenzar el Adviento,
invito a todos a avivar el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, intensificando
la oración, participando frecuentemente en la Eucaristía y dando un testimonio elocuente
de caridad. Que a ello os ayude la intercesión de la Virgen Santísima, a cuyas manos
de Madre encomendamos el compromiso por la paz y la justicia entre los pueblos. Feliz
Domingo.
Saludando en polaco Benedicto XVI ha recordado que Cristo viene
a cada uno de nosotros y a toda la humanidad como Salvador. Razón por la cual el Evangelio
de la liturgia de hoy nos invita a levantarnos y elevar la cabeza, porque nuestra
liberación está cerca.
Por último, el Papa ha saludado con afecto a los peregrinos
de lengua italiana, en particular a quienes participaron hoy en la marcha organizada
por el Movimiento del Amor Familiar, para manifestar profundo amor al Crucifijo, reconociendo
su valor religioso, histórico y cultural.