El cardenal Bertone subraya la especial relación de la Iglesia, la cultura y el arte
Viernes, 27 nov (RV).- Ayer por la tarde en el palacio san Pío X de Roma, el cardenal
secretario de estado, Tarcisio Bertone, presidió una jornada de estudio sobre la actividad,
durante más de veinte años, de la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales de
la Iglesia. Un organismo instituido por Juan Pablo cuando promulgó, el 28 de junio
de 1988, la Constitución apostólica Pastor Bonus, con la que reorganizaba de manera
más orgánica los dicasterios de la Curia Romana.
En su discurso el cardenal
Bertone recordó que “la Iglesia desde siempre ha buscado un diálogo profundo y sistemático
con el mundo de la cultura y del arte”. También “los artistas de todas las latitudes
han encontrado en la Iglesia una casa común donde poder expresar libremente su genio
creativo”. “Las grandes basílicas, las espléndidas iglesias diseminadas en el mundo
entero, las innumerables obras de arquitectura, pintura, escultura y otras artes son
el fruto de la constante hospitalidad que en la Iglesia han encontrado en todas las
épocas los artistas”, señaló el purpurado.
También los Pontífices del s. XX,
afirmó el cardenal secretario de estado, han querido permanecer fieles a esta tradición.
“Pensemos al intenso diálogo que con los artistas cultivó Pío XII”; a la amistad que
mantuvo con ellos Pablo VI; o a la contribución dúplice que dio Juan Pablo II como
hombre de profunda sensibilidad artística y promoviendo en el plano institucional
un organismo específico para la Cultura.
El cardenal Bertone señaló que la
Pontificia Comisión, junto al Pontificio Consejo para la Cultura “pueden considerarse
la punta de diamante de una Iglesia que se ocupa y preocupa de su propio patrimonio
histórico y artístico como elemento primario de la misión evangelizadora”.
El
purpurado destacó asimismo la sensibilidad de Benedicto XVI por el tema del diálogo
con los artistas, refiriéndose en concreto a la audiencia especial que el pasado sábado
concedió el Papa a una vasta representación de ellos en la capilla Sixtina. A este
respecto destacó la predisposición del Papa por la música, en especial por la música
clásica, una feliz expresión del arte producto del supremo diálogo de ciencia y fe.