Ángelus: Elegir a Cristo no asegura el éxito según los criterios del mundo, sino que
asegura esa paz y esa felicidad que sólo Él dona
Domingo, 22 nov (RV).- En este último domingo del Año Litúrgico en el que celebramos
la solemnidad de Jesucristo Rey del universo, el Santo Padre Benedicto XVI ha explicado
el significado de esta conmemoración, a los cientos de peregrinos presentes en la
plaza de San Pedro para seguir el rezo mariano del Ángelus.
El Papa ha recordado
que el título de “Rey”, referido a Jesús, va más allá del significado de “rey de Israel”,
porque significa también rey universal. En este sentido, el Pontífice ha señalado
que al centro del recorrido de esta revelación está el misterio de la muerte y la
resurrección.
“Como hijo de Dios –ha evidenciado Benedicto XVI-, Jesús se
entregó libremente a su pasión, y la cruz es el signo de su realeza, que consiste
en la victoria de la voluntad del amor de Dios Padre sobre la desobediencia del pecado”.
“Es precisamente
ofreciéndose él mismo como sacrificio de expiación, que Jesús se transforma en Rey
universal, como declarará Él mismo apareciendo ante los Apóstoles tras la resurrección:
‘Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra’ (Mt 28,18)”.
La pregunta
que sobre este misterio ha lanzado el Papa es, ¿en qué consiste el ‘poder’ de Jesucristo
Rey? A lo que ha respondido recordando que no es el poder de los reyes y de los grandes
de este mundo, sino que es el poder divino que da la vida eterna, que libera del mal,
que derrota el dominio de la muerte.
“Es el poder
del Amor, que hace prevalecer el bien sobre el mal, que ablanda a un corazón endurecido,
que lleva la paz en el conflicto más amargo, que enciende la esperanza en la oscuridad
más densa”.
Este Reino de Gracia al que ha hecho referencia el Santo Padre,
es un Reino que como él mismo ha señalado, “no se impone nunca, y respeta siempre
nuestra libertad”. “Elegir a Cristo no
garantiza el éxito según los criterios del mundo, sino que asegura esa paz y esa felicidad
que sólo Él puede dar”.
Precisamente esto es lo que han demostrado a lo largo
de los siglos tantos hombres y mujeres que en nombre de Cristo, en nombre de la verdad
y de la justicia, han sabido oponerse a los halagos de los poderes terrenales a través
de sus diferentes máscaras, hasta sellar con el martirio esta su fidelidad.
Seguidamente
Benedicto XVI ha dirigido el rezo mariano del Ángelus, tras el cual ha recordado que
hoy en Nazaret se ha beatificado a la hermana Marie-Alphonsine Danil Ghattas, nacida
en Jerusalén en 1843 en una familia cristiana de 19 hijos.
El Papa ha recorrido
las distintas etapas de su vida alabando su intensa devoción por la Virgen y recordando
que ella fue quien fundó una Congregación formada sólo por mujeres del lugar, con
la finalidad de la enseñanza religiosa para vencer el analfabetismo y elevar la condición
de la mujer en aquel tiempo, en la tierra donde Jesús mismo había exaltado la dignidad
femenina.
“La beatificación
de esta significativa figura de mujer es de particular apoyo para la Comunidad católica
en Tierra Santa y es una invitación a encomendarse siempre, con sólida esperanza,
a la Divina Providencia y a la materna protección de María”.
Asimismo el Santo
Padre ha recordado que ayer, memoria de la Presentación de la Beata Virgen María al
Templo, se celebró también la Jornada pro orantibus, en recuerdo de las comunidades
religiosas de clausura. A todas ellas el Papa les ha dirigido un saludo invitando
a todos, a apoyarlas en sus necesidades.
“Aprovechando
esta ocasión, estoy feliz de poder agradecer públicamente a las comunidades que han
pasado por el pequeño Monasterio en el Vaticano: Clarisas, Carmelitas, Benedictinas,
y desde hace poco, Visitandinas. Vuestra oración, queridas hermanas, es muy preciosa
para mi ministerio”.
Y saludando en diferentes idiomas a todos los peregrinos
presentes en la plaza de San Pedro, éstas han sido las palabras que ha dirigido en
lengua española: “Saludo con afecto
a los peregrinos de lengua española, en particular a los fieles de las parroquias
de Santo Tomás Apóstol y Santo Domingo Savio, de Valencia. Con la Festividad de Jesucristo,
Rey del Universo, concluimos el Año Litúrgico, ensalzando una vez más el señorío de
Cristo. Él es “el Alfa y Omega, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso”,
como escuchamos este domingo en la lectura del libro del Apocalipsis. Os invito a
que, a imitación de la Virgen María, “la esclava del Señor”, sirváis continuamente
a Dios y a los hermanos y, junto con toda la Creación, glorifiquéis con vuestras vidas
al Rey del Universo. Muchas gracias y feliz domingo”.