2009-11-14 18:26:33

Llamamiento del Papa a los obispos brasileños para que despierten las conciencias y hagan un esfuerzo conjunto contra la creciente ola de violencia y menosprecio del ser humano


Sábado, 14 nov (RV).- Al final de la mañana, Benedicto XVI ha recibido en la Sala del Consistorio del palacio Apostólico, a un grupo de prelados de la Conferencia Episcopal de Brasil, Región Sur, 1, del estado de Sao Paolo, con motivo de la visita “ad Limina”. “En ese estado -les ha recordado el Santo Padre en su discurso-, se encuentra el importante centro de acogida y evangelización que es el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, donde tuve la alegría”, ha dicho, “de estar en el año 2007 para inaugurar la V Conferencia del Episcopado Latino-Americano y del Caribe”.


Hago votos para que la simiente esparcida dé válidos frutos para el bien espiritual y también social de las poblaciones de aquel prometedor continente. Ellas tienen derecho a una vida plena, propia de los hijos de Dios, con condiciones más humanas: libres de las amenazas del hambre y de toda forma de violencia. Y ha proseguido Benedicto XVI: “Una vez más os agradezco la labor que allí se realizó con tanto esmero y generosidad y renuevo mi cordial saludo a vosotros y a vuestras diócesis”.



Vuestro pueblo abriga en el corazón un gran sentimiento religioso y nobles tradiciones enraizadas en el cristianismo, que se expresan en sentidas y genuinas manifestaciones religiosas y civiles. Se trata de un patrimonio rico de valores que vosotros procuráis mantener, defender, extender y vivificar. Os animo vivamente a que prosigáis esta obra de constante y metódica evangelización, conscientes de que la formación, auténticamente cristiana de la conciencia, es decisiva para una profunda vida de fe y un verdadero equilibrio para el bienestar de la comunidad humana.



El Papa ha hecho un llamamiento especial a los obispos brasileños: “Venerados hermanos hablad al corazón de vuestro pueblo, despertad las conciencias, reunid las voluntades en un esfuerzo conjunto contra la creciente ola de violencia y menosprecio del ser humano. El ser humano, hoy considerado como un producto puramente humano, es una dádiva de Dios acogida en la intimidad de amor del matrimonio entre un hombre y una mujer”. “Continuad trabajando por el triunfo de la causa de Dios, con la firme confianza del que sabe poder contar con la victoria de Cristo”.








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