El Papa recuerda en la Plenaria del Pontificio Consejo Cor Unum, que dar testimonio
de la caridad de Cristo es defender los verdaderos derechos humanos y despertar las
conciencias
Viernes, 13 nov (RV).- Benedicto XVI ha recibido esta mañana en Audiencia en el Palacio
Apostólico del Vaticano, a los participantes de la Asamblea plenaria del Pontificio
Consejo Cor Unun, durante la cual abordarán el tema “Caminos formativos para los agentes
de la caridad”.
El Santo Padre se ha dirigido en primer lugar a los numerosos
fieles, que de distintas maneras y en varias partes del mundo, “hacen don con generosidad
y dedicación de su tiempo y de sus energías, para testimoniar el amor de Cristo, Buen
Samaritano, que se inclina ante los necesitados en el cuerpo y en el espíritu”.
Seguidamente,
haciendo mención a su encíclica Deus caritas est, el Papa ha subrayado que “la íntima
naturaleza de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio de la Palabra de
Dios (keriygma martyria); celebración de los Sacramentos (leiturgia), y servicio de
la caridad (diakonia). La caridad, por tanto, pertenece a la naturaleza misma de la
Iglesia”.
“Trabajando en este ámbito de la vida eclesial -les ha dicho el Pontífice-
desarrolláis una misión que se coloca equidistante entre dos polos: el anuncio del
Evangelio y la atención al corazón del hombre, y por otro lado, el ambiente en el
que éste vive”. Y ha señalado que este año dos especiales eventos eclesiales han resaltado
tal aspecto: “La publicación de la Encíclica Caritas in veritate, y la celebración
de la Asamblea Especial para África del Sínodo de los obispos sobre la reconciliación,
la justicia y la paz. En perspectivas distintas pero convergentes, ambos eventos han
puesto en evidencia cómo la Iglesia, en su anuncio salvífico, no puede prescindir
de las condiciones concretas de vida de los hombres, a los cuales está enviada”.
El
actuar para mejorar concierne a la misma vida y misión de la Iglesia porque la salvación
de Cristo es integral y concierne al hombre en todas sus dimensiones: física, espiritual,
social y cultural, terrena y celeste. “Como he confirmado en la encíclica Caritas
in veritate -ha afirmado el Papa- el testimonio de la caridad de Cristo mediante
obras de justicia, paz y desarrollo, forma parte de la evangelización, porque a Jesucristo,
que nos ama, le interesa todo el hombre”. (15)
En esta óptica, el Papa ha invitado
a considerar el compromiso de la Iglesia por el desarrollo de una sociedad más justa,
en la cual sean reconocidos y respetados todos los derechos de los individuos y de
los pueblos. “Muchos fieles laicos, al respecto, desarrollan una proficua acción en
el campo económico, social, legislativo y cultural, y promueven el bien común. De
esta manera –ha puntualizado- dan testimonio del Evangelio, contribuyendo a construir
un orden justo en la sociedad y participando en primera persona en la vida pública”.
“No
es competencia de la Iglesia intervenir en la política de los Estados -ha subrayado
Benedicto XVI-, pero la comunidad cristiana no puede y no debe quedar al margen en
la defensa de los derechos humanos y de la promoción de la justicia, porque dar testimonio
de la caridad de Cristo es defender también los verdaderos derechos humanos y despertar
las conciencias”. La fe es una fuerza espiritual que purifica la razón en la búsqueda
de un orden justo, liberándola del riesgo siempre presente de quedar deslumbrada por
el egoísmo, el interés y el poder.
“En verdad –ha finalizado el Santo Padre-
como la experiencia demuestra, también en la sociedad más evolucionada desde el punto
de vista social, la caritas es necesaria: el servicio del amor no es nunca superfluo
-no sólo porque el alma humana tiene siempre necesidad, además de las cosas materiales,
del amor-, sino también porque persisten situaciones de sufrimiento, de soledad, de
necesidad que requieren dedicación personal y ayudas concretas”.