2009-11-13 14:30:31

El Papa recuerda en la Plenaria del Pontificio Consejo Cor Unum, que dar testimonio de la caridad de Cristo es defender los verdaderos derechos humanos y despertar las conciencias


Viernes, 13 nov (RV).- Benedicto XVI ha recibido esta mañana en Audiencia en el Palacio Apostólico del Vaticano, a los participantes de la Asamblea plenaria del Pontificio Consejo Cor Unun, durante la cual abordarán el tema “Caminos formativos para los agentes de la caridad”.

El Santo Padre se ha dirigido en primer lugar a los numerosos fieles, que de distintas maneras y en varias partes del mundo, “hacen don con generosidad y dedicación de su tiempo y de sus energías, para testimoniar el amor de Cristo, Buen Samaritano, que se inclina ante los necesitados en el cuerpo y en el espíritu”.

Seguidamente, haciendo mención a su encíclica Deus caritas est, el Papa ha subrayado que “la íntima naturaleza de la Iglesia se expresa en una triple tarea: anuncio de la Palabra de Dios (keriygma martyria); celebración de los Sacramentos (leiturgia), y servicio de la caridad (diakonia). La caridad, por tanto, pertenece a la naturaleza misma de la Iglesia”.

“Trabajando en este ámbito de la vida eclesial -les ha dicho el Pontífice- desarrolláis una misión que se coloca equidistante entre dos polos: el anuncio del Evangelio y la atención al corazón del hombre, y por otro lado, el ambiente en el que éste vive”. Y ha señalado que este año dos especiales eventos eclesiales han resaltado tal aspecto: “La publicación de la Encíclica Caritas in veritate, y la celebración de la Asamblea Especial para África del Sínodo de los obispos sobre la reconciliación, la justicia y la paz. En perspectivas distintas pero convergentes, ambos eventos han puesto en evidencia cómo la Iglesia, en su anuncio salvífico, no puede prescindir de las condiciones concretas de vida de los hombres, a los cuales está enviada”.

El actuar para mejorar concierne a la misma vida y misión de la Iglesia porque la salvación de Cristo es integral y concierne al hombre en todas sus dimensiones: física, espiritual, social y cultural, terrena y celeste. “Como he confirmado en la encíclica Caritas in veritate -ha afirmado el Papa- el testimonio de la caridad de Cristo mediante obras de justicia, paz y desarrollo, forma parte de la evangelización, porque a Jesucristo, que nos ama, le interesa todo el hombre”. (15)

En esta óptica, el Papa ha invitado a considerar el compromiso de la Iglesia por el desarrollo de una sociedad más justa, en la cual sean reconocidos y respetados todos los derechos de los individuos y de los pueblos. “Muchos fieles laicos, al respecto, desarrollan una proficua acción en el campo económico, social, legislativo y cultural, y promueven el bien común. De esta manera –ha puntualizado- dan testimonio del Evangelio, contribuyendo a construir un orden justo en la sociedad y participando en primera persona en la vida pública”.

“No es competencia de la Iglesia intervenir en la política de los Estados -ha subrayado Benedicto XVI-, pero la comunidad cristiana no puede y no debe quedar al margen en la defensa de los derechos humanos y de la promoción de la justicia, porque dar testimonio de la caridad de Cristo es defender también los verdaderos derechos humanos y despertar las conciencias”. La fe es una fuerza espiritual que purifica la razón en la búsqueda de un orden justo, liberándola del riesgo siempre presente de quedar deslumbrada por el egoísmo, el interés y el poder.

“En verdad –ha finalizado el Santo Padre- como la experiencia demuestra, también en la sociedad más evolucionada desde el punto de vista social, la caritas es necesaria: el servicio del amor no es nunca superfluo -no sólo porque el alma humana tiene siempre necesidad, además de las cosas materiales, del amor-, sino también porque persisten situaciones de sufrimiento, de soledad, de necesidad que requieren dedicación personal y ayudas concretas”.







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