2009-11-11 16:22:06

Audiencia general: el Papa pide un rápido regreso de los miles de desplazados por la guerra en Sri Lanka, paz y respeto de los derechos humanos


Miércoles, 11 nov (RV).- Antes de concluir la audiencia general con el rezo del Padre Nuestro, en el Aula Pablo VI del Vaticano, Benedicto XVI ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que acelere el retorno a sus casas de los miles de desplazados en Sri Lanka.

RealAudioMP3 "Han pasado casi seis meses desde el final del conflicto que ha ensangrentado Sir Lanka. Se notan con satisfacción los esfuerzos de aquellas Autoridades que, en estas semanas, están facilitando la vuelta a casa de los desplazados por la guerra. Animo vivamente a acelerar este compromiso y pido a todos los ciudadanos que se esmeren de forma activa en favor de una rápida pacificación, en el respeto pleno de los derechos humanos, y por una justa solución política de los desafíos que esperan todavía al País. Deseo finalmente, que la Comunidad internacional trabaje en favor de las necesidades humanitarias y económicas de Sir Lanka, y elevo mi oración a la Virgen Santa de Madhu, para que continúe a vigilar sobre aquella amada tierra".

“Todos los que quieren de corazón y defienden un auténtico humanismo y el futuro de Europa, sepan redescubrir, apreciar y defender el rico patrimonio cultural y religioso” del continente, que ha acompañado su historia durante siglos, y en particular durante el siglo XII, marcado por la presencia de la Orden de Cluny. Es la petición que ha hecho Benedicto XVI esta mañana, en la catequesis de la Audiencia General, en el aula Pablo VI del Vaticano.

8 mil fieles y peregrinos de todo el mundo han escuchado las palabras del Papa en su catequesis, en distintas lenguas, que ha dedicado enteramente “a la contribución preciosa aportada por la reforma cluniacense “al proceso de formación de la identidad europea” que hace mil años estaba “en pleno desarrollo”. Una realidad monástica -ha recordado el Papa- que tuvo gran importancia y una gran difusión. Supo apartar las “ingerencias” de las autoridades civiles, que en otras partes imponían su control en las abadías; favoreció largos períodos de paz; exaltó la “Europa del espíritu y el primado de Dios”, favoreció en las instituciones la promoción de los valores humanos y supo promover también la economía y la cultura.

Cuando la Orden de Cluny estaba en plena expansión, ha explicado el Papa, ayudó “en el proceso de larga gestación de la identidad de nuestro continente” y llevó a que se reconocieran de manera clara dos elementos fundamentales para la construcción de la sociedad: “el valor de la persona humana y el bien primario de la paz”. Dando nueva vitalidad a la Regla de san Benito, la Orden de Cluny contribuyó a renovar la vida monástica, garantizando el papel central que la liturgia ocupa en la vida cristiana y acentuando la importancia del silencio para proteger y alimentar la oración.

Numerosos monasterios siguieron el ejemplo de Cluny. “El éxito de esta reforma -ha precisado el Santo Padre- fue debido a la alta espiritualidad, pero también al estímulo que dieron los Papas a los ideales que se perseguían para la purificación y el despertar de la vida monástica”. La reforma aportó grandes beneficios a la vida sacerdotal en la Iglesia. Permitió el desarrollo de las obras de caridad y, en un mundo profundamente marcado por la violencia, instituyó “la tregua de Dios” y “la paz de Dios”. En la conciencia de los pueblos de Europa, la reforma de Cluny permitió un reconocimiento más claro del valor de la persona humana.

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua, presentes en el Aula Pablo VI, que han participado en la audiencia:RealAudioMP3  
Queridos hermanos y hermanas:
 
Esta mañana quisiera hablaros de la Orden de Cluny, un movimiento monástico de gran importancia en la Edad Media, que restauró la observancia de la Regla benedictina. Puso la celebración litúrgica en el centro de la vida cristiana, ensalzándola con la música sacra, la arquitectura y el arte, convencidos de que es participación en la liturgia celestial. Enriqueció también el calendario litúrgico, añadiendo, por ejemplo, la conmemoración de los fieles difuntos, que hemos celebrado hace unos días. Cluny, fundado precisamente hace mil cien años, adquirió muy pronto fama de santidad, y dio origen a casi mil doscientos monasterios en diversos países de Europa. Su portentosa difusión fue debida también a su dependencia directa del Romano Pontífice, que liberaba a los monasterios de las injerencias de las autoridades locales. Así pudieron oponerse eficazmente a la simonía en la concesión de los oficios eclesiásticos, y a fomentar mayor estima por el celibato y la moralidad de los sacerdotes. Además, los monjes de Cluny se ocupaban de los necesitados, de la educación y la cultura, cuando no había instituciones para ello, y a crear espacios de paz, en una época de mucha violencia. Todo esto abrió las puertas al reconocimiento del valor de la persona humana y a la necesidad de la paz.
 
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España, El Salvador, Argentina y otros países latinoamericanos. Que sepamos apreciar y cultivar los bienes del espíritu y el verdadero humanismo de los monjes de Cluny.
 
Muchas gracias por vuestra atención.

Dirigiéndose a los peregrinos de lengua polaca, el Santo Padre les ha manifestado lo siguiente. “En el día de la fiesta nacional de vuestra patria, consentidme volver a evocar las palabras del Siervo de Dios Juan Pablo II: “el beso dado sobre la tierra polaca tiene para mi un significado particular. Es como un beso dado en las manos de la madre, ya que la Patria es nuestra madre terrena. Su historia es difícil... ha sufrido mucho... y también tiene derecho a un amor especial” (Varsovia, 16.06.1983). Esta descripción de la patria sea para vosotros motivo de gratitud por su libertad y empuje para trabajar con solicitud por su futuro. Que el Señor bendiga Polonia y a cada uno de vosotros.

Antes de finalizar, como siempre, el Santo Padre se ha dirigido a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. Queridos jóvenes, especialmente a vosotros alumnos de la escuela “Santa Teresa del Niño Jesús” de Santa Marinella, mirad el ejemplo de san Martín, del que hoy celebramos la fiesta, para un compromiso de generoso testimonio evangélico. Que vosotros, queridos enfermos, como él confiad en el Señor, que no nos abandona en el momento de la prueba. Y vosotros, queridos recién casados, animados por la fe que distinguió a san Martín, sabed respetar y servir siempre la vida, que es don de Dios.







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