El Papa pide a los obispos italianos impulsar las relaciones interreligiosas y civiles
y la solidaridad y tutelar la vida en una cultura que huye de la idea de la muerte
transformándola en derecho
Martes, 10 nov (RV).- Benedicto XVI reitera «la misión de la Iglesia de hacer encontrar
y seguir a Jesús, camino que lleva al auténtico amor, verdad que sale al encuentro
y Vida del mundo», por el bien de toda la familia humana. En un mensaje con motivo
de la 60 asamblea general de la Conferencia Episcopal Italiana, el Papa - Obispo de
Roma - alienta a los prelados italianos a perseverar en el desarrollo del mandato
recibido, que caracteriza su acción apostólica. «Incrementando en el pueblo cristiano
la fe, la esperanza y la caridad; fortaleciendo las relaciones con las otras comunidades
religiosas y las autoridades civiles; asegurando la presencia del Evangelio en la
cultura y en la sociedad para la tutela de la vida humana, la promoción de la paz
y de la justicia y la salvaguarda de la creación». Destacando los temas de la emergencia
educativa; de impulsar el desarrollo en la solidaridad, en especial en el sur del
país, y de la nueva edición del Rito de las exequias, Benedicto XVI se une espiritualmente
a los obispos italianos, reunidos en Asís - «ciudad símbolo de aquella vida cristiana
conducida según la forma del Evangelio, encarnada en la existencia de san Francisco
y santa Clara, que siguen ejerciendo en Italia y en todo el mundo una irresistible
fascinación espiritual».
«El desafío educativo atraviesa todos los
sectores de la Iglesia y exige que se afronten con decisión las grandes cuestiones
del tiempo contemporáneo: aquella relativa a la naturaleza del hombre y a su dignidad
– elemento decisivo para una formación completa de la persona - y la ‘cuestión de
Dios’ que parece más urgente que nunca en nuestra época», advierte una vez más Benedicto
XVI.
En este contexto, el Papa ha querido recordar que «si la relación
fundamental —la relación con Dios— no está viva, si no se vive, tampoco las demás
relaciones pueden encontrar su justa forma. Pero esto vale también para la sociedad,
para la humanidad como tal. También aquí, si falta Dios, si se prescinde de Dios,
si Dios está ausente, falta la brújula para mostrar el conjunto de todas las relaciones
a fin de hallar el camino, la orientación que conviene seguir. ¡Dios! Debemos llevar
de nuevo a este mundo nuestro la realidad de Dios, darlo a conocer y hacerlo presente».
(Homilía Catedral de Aosta, 24 de julio de 2009)
Tras poner de relieve
el «mensaje profundo del Año Sacerdotal» y que los obispos deben ser los primeros
adoradores vivos, don que transforma al mundo y que lo vuelve a entregar a Dios»,
Benedicto XVI se refiere a los innumerables sacerdotes que en la historia de Italia
«se han inclinado ante las heridas de una humanidad sufriente, haciendo de sí mismos
un ofrecimiento de salvación».
El Santo Padre reflexiona asimismo sobre
la nueva edición italiana del Rito de las exequias que se va a examinar en esta asamblea
episcopal. «En una cultura que tiende a borrar el pensamiento de la muerte, llegando
incluso a exorcizarla, reduciéndola a espectáculo o transformándola en un derecho
– señala el Papa - es tarea de los creyentes iluminar este misterio con la luz de
la revelación cristiana, con la certeza de ‘que el amor pueda llegar hasta el más
allá, que sea posible un recíproco dar y recibir, en el que estamos unidos unos con
otros con vínculos de afecto más allá del confín de la muerte’» (Spe salvi, 48).
El
mensaje de Benedicto XVI a los obispos de Italia termina recordando que hace 50 años
- en la clausura del XVI Congreso Eucarístico Nacional - después de una extraordinaria
peregrinación de María, los prelados consagraron al Corazón Inmaculado de la Madre
del Señor a la nación italiana. Recuerdo al que el Papa se une de todo corazón, encomendando
a los participantes en esta asamblea, a toda la Iglesia y a todos los italianos a
la maternal protección de la Virgen María, Reina de los Ángeles e imagen purísima
de la Iglesia entera.