Cultura y Humanismo: “Un Papa que no muere – La herencia de Juan Pablo II”
Miércoles, 28 oct (RV).- En el programa de
hoy dedicado a la Cultura y al Humanismo, queremos rendir un pequeño homenaje al Siervo
de Dios Juan Pablo II, a través del libro: “Un Papa que no muere – La herencia de
Juan Pablo II”. Éste es el título del libro presentado estos días por el periodista
y escritor Gian Franco Svidercoschi, quien explicaba de este modo el contenido del
la obra publicada por Ediciones San Pablo: “El libro está dividido en dos partes.
La primera parte está relacionada con la elección, el sentido de su especificidad
de ser polaco, su diversidad como Papa. En la segunda parte trato esos cinco puntos
que, según mi opinión, fueron las líneas de fuerza de su misión. La tercera, está
dedicada a la herencia que dejó, el testimonio que dio con su vida y la santidad que
vivió día a día. Y después –y esta es la novedad– hablo de la gente: del pueblo de
Dios que ha atravesado todo su Pontificado, acompañándolo, y que ahora continúa a
su lado visitando su tumba, cada día. Y ahí, de algún modo he encontrado el verdadero
secreto de Juan Pablo II, es decir el de un Papa que ha hecho redescubrir al hombre
de hoy el rostro humano de Dios; que ha hecho entender que la primera relación entre
le hombre y Dios, entre la acción humana y la respuesta de Dios, se realiza en esta
tierra. Entonces, está esta masa de gente que acompaña la relectura del Pontificado
de Juan Pablo II”.
El autor también se detiene a analizar los viajes de este
Pontífice que tenía un mapa-mundo en su habitación:“Él tenía un mapa-mundo y decía
que cada día realizaba un viaje espiritual y después iba a ver, en el mapa, la diócesis,
la ciudad del obispo o de los obispos que al día siguiente iba a recibir en audiencia.
Él era un vicario de Cristo, era Pedro, pero al mismo tiempo, era Pablo, el gran viajero.
Era uno que había viajado precedentemente, había sentido la necesidad de viajar o-como
él decía- no es necesario esperar a que los fieles vengan a plaza de San Pedro. Necesitaba
esa relación física con la gente, él necesitaba ver a los hombres, conocerles –como
les dijo una vez a los africanos- ‘donde vosotros trabajáis, donde vosotros sufrís,
donde vosotros vivís’. Los viajes aparecen en un capítulo que acompaña los cambios
históricos. Cuando el Papa empezó a viajar, el mundo todavía estaba dividido en dos,
existían dos bloques separados que se enfrentaban para someter a la población: había
guerra en África, en Asia y en muchas partes. Y este Papa, en cambio, iba por el mundo
a llevar la palabra de esperanza, llegando incluso a cambiar en alguna ocasión las
situaciones. Ha ido por el mundo, y ha dado una idea de unidad que el mundo quizá
todavía no había concebido. Es decir, la idea de que los pueblos están unidos, que
tienen un destino común. También para esto creo que los viajes del Papa han sido útiles”.