Sínodo: solidaridad y oraciones para el fin de la violencia en la región de los Grandes
Lagos
Martes, 20 oct (RV).- Con una oración solidaria
y un fuerte llamamiento al cese de la violencia en la región de los Grandes Lagos,
abrió esta mañana, la décimo séptima congregación del Sínodo de Obispos para África.
En presencia del Santo Padre y de 215 padres sinodales, el secretario general del
Sínodo Monseñor Eterovic, leyó la carta dirigida a los obispos de Sudán, Uganda, Chad,
República Centroafricana y República Democrática de Congo, cuyas diócesis en los últimos
tiempos han sido víctimas de asesinatos de cristianos, incluso crucificados, en una
inusitada ola de violencia que ha causado el desplazamiento de familias y poblaciones
enteras. El mandamiento ‘No matarás’ dicen- los padres sinodales- está inscrito en
el corazón del hombre, pero los responsables del derramamiento de sangre inocente
deberán rendir cuenta de sus actos.
Los trabajos de esta congregación se dedicaron
exclusivamente a la presentación de la lista unificada de las propuestas de los círculos
menores, que de 282 fueron agrupadas en 54 puntos, leídos en los cuatro idiomas del
sínodo, y propensos a enmiendas en las próximas dos sesiones de los círculos menores.
Ninguno de los temas expuestos por los padres sinodales quedó fuera de esta lista,
incluso la claridad y concreción de las propuestas no deja cabida a confusiones o
tergiversaciones.
El documento podría dividirse en dos grandes grupos: los
temas eclesiales y los temas sociales. Propiamente de la vida de la iglesia, se llama
nuevamente a una mayor comunión y trabajo de los obispos y de los episcopados, dando
un mayor impulso a las estructuras continentales ya existentes, como el SECAN. Se
insiste en la necesidad de una difusión capilar y a todo nivel, religioso y laico,
de la Doctrina Social de la Iglesia. Se propone un estudio profundo de las tradiciones
religiosas africanas en las universidades e instituciones católicas para dilucidar
con mayor claridad cuáles de sus elementos se contraponen a la inculturación del evangelio
y cuáles la favorecen.
En fin, el diálogo, ecuménico, interreligioso, la formación
de los agentes pastorales, están sin duda presentes, pero sobretodo, propuestas concretas
como Semanas sociales, Encuentros de oración, y de reconciliación llaman a un impulso
continental de la iglesia.
Sin duda sorprende de este documento la firme condena
al tráfico de armas, a la indiscriminada explotación de los recursos naturales por
parte de multinacionales con el beneplácito de autoridades locales, se condena depredación
del ambiente, la venta de las mejores tierras a agentes extranjeros en detrimento
de los agricultores locales se llama a la consolidación de las democracias y se llama
a la comunidad internacional a un fuerte compromiso con África.
Un consenso
tácito al documento se respiraba hoy en el Aula del Sínodo, como lo expresó ante nuestros
micrófonos el cardenal Franc Rodé, prefecto de la Congregación para los Institutos
de Vida Consagrada y Sociedades de vida apostólica.
En cuanto, al compromiso
de su congregación reflejados en el documento, el cardenal Rodé enfatizó la presencia
de la Federación de Superiores Generales de África.