2009-10-20 17:25:34

Intervención de Mons. Alfred Leonhard MALUMA, Obispo de Njombe (TANZANIA)


S. E. R. Mons. Alfred Leonhard MALUMA, Obispo de Njombe (TANZANIA)
Intervención consignada por escrito, pero no leída en el Aula.

El compromiso para crear riqueza destinada a reducir la pobreza y la miseria y mejorar la calidad de vida de las poblaciones en África representa una parte y una porción del compromiso que sostiene la proclamación del Evangelio, finalizado a suscitar reconciliación, justicia y paz. Esto implica la creación y la gestión de empresas públicas y privadas guiadas por empresarios que se apoyan en adecuados valores éticos. Tales esfuerzos contribuirán a transformar el mundo, mejorando las condiciones de trabajos de los más vulnerables.
Mientras la Iglesia en África ha operado activamente en la promoción de la asistencia sanitaria y de la instrucción, que forman parte de su misión evangelizadora, non ha hecho mucho con respecto a una planificación sistemática en términos de refuerzo de la sustentabilidad económica y financiera. El motivo de este desequilibrio es que un gran número de programas pastorales de la Iglesia africana depende aún ampliamente de donantes. El perdurar de esta tendencia perpetua el riesgo de sacrificar la propia autonomía y propiedad en los programas, proyectos y estructuras, en desmedro de la Iglesia y de sus beneficiarios. (IL 23)
Entre las condiciones que contribuyen a la credibilidad del testimonio de la Iglesia en el campo de la reconciliación, de la justicia y de la paz, se halla la creación de organismos y empresas financieras y económicas que apoyan las actividades pastorales de la Iglesia. Para poder desempeñar plenamente el propio papel profético, el pago de un justo salario a los trabajadores debe ser visto como hacer justicia y ser justos. Por este motivo pido que la Iglesia en África tome en serio el aspecto de la sustentabilidad financiera. Siguiendo la Populorum progressio, que promueve el desarrollo integral, la Iglesia debe estar presente en las luchas contra todo tipo de pobreza humana. Si la Iglesia no es innovadora en lo que hace a los instrumentos y a las modalidades con las que potencia las bases, el compromiso de llevar reconciliación, justicia y paz será inadecuado. Conforme a la doctrina social de la Iglesia, la Iglesia en África necesita tener el valor de crear condiciones sociales que permitan a la población alcanzar esa plenitud que Dios le ha concedido.
Según la tradición de la doctrina social católica, que define el bien común como la suma de todas las condiciones sociales que permiten a las personas, ya sea en grupo o individualmente, alcanzar la propia realización más plena y fácilmente, para obtener reconciliación, justicia y paz es necesario que se creen las justas condiciones sociales para las personas y las sociedades. Una base financiera sustentable en África abrirá el camino para la realización humana, no en términos de mayor ganancia para satisfacer deseos y necesidades, sino en términos de llevar una vida humana más plena, según la misión de Jesús que ha venido para que podamos tener vida y la tengamos en abundancia.(cfr. Jn 10, 10)
Querría poner en evidencia los siguientes puntos:
1- Tiene una importancia crucial la participación de los laicos en la planificación, mejoramiento y distribución de los productos derivados de empresas económicas sustentables. Una verdadera pertenencia y el apoyo de la familia de Dios (la Iglesia) significa también recurrir a la creatividad de los laicos y ofrecerles la posibilidad de asumir eficazmente el propio papel en los diversos niveles de actividad de la Iglesia en su interior, incluido el aspecto del bienestar material.
2. Vigilancia: la sustentabilidad económica debe permanecer un medio para un fin, un instrumento al servicio de la evangelización. Jesús nos pone en guardia, porque es difícil para un rico entrar en el Reino de Dios (cfr. Mc 10, 23). Al mismo tiempo es necesario abandonar la mentalidad de divulgar esa pobreza degradante que podría representar un obstáculo para alcanzar la vida eterna. Debemos evitar ambos extremos. Aquí las escrituras nos sirven como guía: Señor, no me des ni la pobreza que lleva a la vanagloria y la arrogancia, ni la pobreza que me empuje a robar (cfr. Pro 30, 8-9). Las empresas económicas deben ser conducidas y templadas por valores humanos y espirituales con una dimensión pastoral.
3. Una efectiva sustentabilidad de nuestras empresas económicas dependerá, en fin, de la eficiencia y de la buena gestión según la modalidad del buen administrador. En verdad es necesario que la Iglesia promueva la gestión administrativa, pero el secreto del suceso está en el dar relevancia y cultivar valores humanos auténticos y profundamente espirituales. La solución es la de fundar la sustentabilidad sobre las bases sólidas de la fe.
4. Escuchemos lo que nos dice el santo Padre, el Papa Benedicto XVI en la Caritas in veritate en el n. 36.







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