Relacione presentada por Mons. Sithembele Anton SIPUKA, Obispo de Umtata (SUDÁFRICA)
S. E. R. Mons. Sithembele Anton SIPUKA, Obispo de Umtata (SUDÁFRICA)
Observamos
que la falta de publicidad sobre el Sínodo refleja nuestra debilidad en la comunicación,
por lo que necesitamos comunicar a nuestro regreso de qué hemos discutido y qué hemos
decidido aquí. Podríamos dar más publicidad a los resultados del Sínodo en Sudáfrica
para compensar la falta de la misma durante su preparación. Observamos que existe
un vínculo entre este y el último Sínodo, familia de Dios, y el objetivo es cómo mantenerlos
unidos. Es preciso organizar más sínodos, reforzar las comisiones sobre la justicia
y la paz, o bien instituirlas en el caso de que no existieran, y formar pequeños comités
para poner en práctica sus deliberaciones. Es necesario también tener encuentros con
nuestros gobiernos y a partir de ahí difundir los resultados desde la base, incluso
antes de la publicación final de los resultados del Sínodo por parte del Papa. Asimismo,
hay que considerar que las causas de los corazones heridos son múltiples: desde el
punto de vista de los culpables que están heridos por el pecado y el orgullo, y desde
el punto de vista de las víctimas. Quien está herido por el pecado perpetra los conflictos,
quien es víctima de estos crímenes es propenso a la venganza. Parte de la solución
al problema de la inestabilidad está en nosotros, los africanos. Por ejemplo, deberíamos
realizar un buen gobierno. Creo que los temas de nuestra conferencia, o sea, la conversión
del corazón y el influjo sobre la sociedad nos ayudarán a resolver este problema. Lamentablemente,
no tenemos una formación permanente después del Bautismo y la Confirmación, que ayudaría
a que las personas permanecieran en la Iglesia. Por eso tenemos que revisar nuestra
metodología actual de catequesis. También existe un problema de estructura jerárquica
en la sociedad africana que impide que los superiores pidan perdón a los inferiores.
Por ejemplo, es impensable que un marido pida perdón a su mujer o un anciano a un
joven. Todo esto también vale para los grupos étnicos: un grupo étnico no consideraría
apropiado pedir perdón a otro. Por otro lado, parece que las modalidades de reconciliación
tradicionales africanas son un obstáculo al ideal y a la práctica cristiana de reconciliación.