Relacione presentada por Mons. Philippe OUÉDRAOGO, Arzobispo de Ouagadougou (BURKINA
FASO)
S. E. R. Mons. Philippe OUÉDRAOGO, Arzobispo de Ouagadougou (BURKINA FASO)
Nuestro
grupo ha tomado como esquema de reflexión la trilogía propuesta por el Instrumentum
laboris: Cristo nuestra reconciliación, Cristo nuestra justicia, Cristo nuestra paz,
y ha añadido una cuarta dimensión: agentes de reconciliación, de justicia y de paz. 1.
Cristo nuestra reconciliación Para la reconciliación se han identificado los aspectos
positivos y los negativos de la cultura y la tradición africanas que pueden favorecer
u obstaculizar la comprensión cristiana y la celebración de la reconciliación. Entre
los elementos negativos podemos citar: el carácter colectivo de la culpa, la solidaridad
del clan, una categoría de culpas consideradas imperdonables, la no consideración
de la dimensión privada de la culpa, la venganza, que no permite la reconciliación.
Los elementos positivos de las costumbres africanas, útiles en la catequesis y en
la celebración del Sacramento de la Reconciliación, son en cambio: la costumbre de
la confesión, la sanción y la reparación, los signos de reconciliación, o sea el vino
de palma, el don de una hija en matrimonio, la invocación de los antepasados, el juramento
o el compromiso de no volver a cometer el mismo error. 2. Cristo nuestra justicia El
hombre creado a imagen de Dios debe ser respetado, sobre todo en sus derechos fundamentales,
especialmente los de las mujeres, que en África son las primeras víctimas de la injusticia.
La Iglesia-familia de Dios en África debe comprometerse a aceptar este desafío mediante
comisiones de justicia y paz, la alfabetización, la enseñanza de los derechos del
ciudadano. 3. Cristo nuestra pazEl testimonio de la Iglesia tiene que ir acompañado
de un compromiso concreto por la paz de cada uno de sus miembros. No hay justicia
sin el respeto de la ley. Hay que ayudar a nuestros gobernantes a restablecerla y
a consolidar el estado de derecho predicando en todas las ocasiones oportunas y no
oportunas, según el mandato del apóstol Pablo. Constatamos el poder creciente del
dinero en todos los niveles de la vida social, política y económica. De aquí la necesidad
de una mejor catequesis sobre el valor y el uso de los bienes materiales. 4. Agentes
de reconciliación, de justicia y de paz Siguiendo el ejemplo de Cristo y a través
de sus miembros, la Iglesia es enviada a construir el reino de Dios: un reino de reconciliación,
de justicia y de paz. Todos los bautizados, cada uno según su propia vocación, están
llamados a desempeñar un papel insustituible. Por tanto, la Iglesia tiene que impulsar
una pastoral adecuada al servicio de la familia. Tiene que valorizar a las mujeres
y su papel en la comunidad, y acompañar a los laicos para que su compromiso sea eficaz
en el campo social y rico de valores evangélicos. Del mismo modo, los sacerdotes,
al estar al servicio de Dios y de los hombres, tienen que vivir de manera coherente
con su vocación, para dar ejemplo. Los medios de comunicación, que son medios modernos
inevitables en la comunicación, tienen que ser evangelizados y utilizados por la Iglesia
para educar las conciencias al discernimiento de las informaciones, con el fin de
contribuir al bien de la humanidad y no a su mal. Reconciliación, justicia y paz
constituyen los desafíos actuales y complejos para África y para el mundo. Los discípulos
de Cristo, por tanto, deben tomar conciencia de la situación y movilizarse en mayor
medida por un mundo más reconciliado, más justo y pacífico.