2009-10-15 18:24:06

Intervención do Sr. Emmanuel Habuka BOMBANDE, Director Ejecutivo de la red de África oriental para la consolidación de la paz (GHANA), Oyente


Sr. Emmanuel Habuka BOMBANDE, Director Ejecutivo de la red de África oriental para la consolidación de la paz (WANEP) (GHANA)



Un argumento crítico que apuntala los violentos conflictos en muchas comunidades africanas es cómo tratar con la carga del pasado. Los antecedentes históricos desde el tráfico de esclavos a la colonización, han sembrado la desconfianza y la división entre grupos que se han convertido ahora en una línea errónea a través de la cual algunos políticos y líderes civiles, movilizan a su gente contra otros para ganar votos y mantener un poder seguro. Muchas comunidades se sostienen con una narración victimista del pasado, que justifica su odio hacia los demás. Los otros, mantienen una narración del pasado que los presenta como vencedores, para continuar proclamando su dominio sobre los anteriores. En ambos casos, se trata de un círculo vicioso de violencia y de furiosa destrucción que los esclaviza a todos como víctimas de las injusticias de ese pasado. Esto no puede continuar por más tiempo. Es hora de designar y poner en marcha estructuras funcionantes que fomenten el verdadero significado de la justicia y de la paz. Son la justicia y la paz a las que el Instrumentum Laboris nos exhorta en sus parágrafos 44, 45, 46 y 47.

En Ghana, la Conferencia Episcopal Católica ha invitado a las organizaciones de la sociedad civil, como la WANEP, para que apoye los esfuerzos de los obispos en la promoción del diálogo entre las comunidades y al interior de éstas. Este compromiso incluye líderes políticos y civiles. Las comunidades que habían sido desgarradas por más de 80 años, como Nkonya y Alvanyo, están superando la violencia. Éstas están aprendiendo a convivir pacíficamente y a tratar sus conflictos sin violencia y desde el respeto mutuo por el otro.

En 2008, Ghana tuvo que lidiar con desafíos similares a los de muchos otros países africanos, convocando las elecciones en diciembre del mismo año. Expresando en concreto la misión profética de la Iglesia, los obispos se comprometieron activamente en el momento de mayor necesidad, asegurándoles un espacio para apoyar el diálogo con la sociedad civil, en el cual los líderes de los principales partidos políticos se encontraron e intercambiaron francamente sus desconfianzas y recelos sobre el otro e, inclusive sobre los resultados de las elecciones. Este espacio permitió a los líderes rendir cuentas de sus responsabilidades para asegurar la no-violencia durante las elecciones. El proceso de compromiso a través del diálogo ha mitigado también la potencial violencia post electoral.

Las actuales tendencias indican claramente que las elecciones en el continente africano serán potencialmente impugnadas a causa de la creciente violencia ligada a ellas.








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