Intervención da Sra. Axelle FISCHER, Secretario General de la Commissión Justicia
y Paz, Bruselas, Oyente
Sra. Axelle FISCHER, Secretario General de la Commissión Justicia y Paz, Bruselas
(BELGICA)
El perdón es un DON. Se ofrece y se recibe al nivel más alto
de libertad.
Lo que podemos y debemos hacer es ayudar a crear las condiciones
que favorezcan este perdón.
La paz es el deseo de Dios, esta lleva como segundo
nombre el de Jesús. Hagámonos también la pregunta: ¿cómo conciliar la paz anunciada
por la fe y la realidad desgarradora de nuestro mundo?
La justicia es compleja,
posee diferentes rostros. La justicia de transición activa procesos que ponen fin
a los conflictos y conducen a la reconciliación, utilizando a veces mecanismos judiciales,
y otras veces no. Pero la justicia puede ser también punitiva, sobre todo a nivel
nacional, y luego, si no fuera suficiente, internacional a través del Tribunal Penal
Internacional o tribunales penales internacionales. La justicia además puede ser restauradora,
con el fin de reparar los daños causados. Por último, la justicia puede ser administrada
siguiendo ritos tradicionales.
Estos diferentes aspectos de la justicia son
complementarios y nada impide a un país aprender la lección de lo que en otra parte
del mundo se ha hecho bien. Pero sólo se podrá emprender el camino hacia la reconciliación
si cada pueblo recibe una formación cívica y una conciencia política que los agentes
políticos y económicos deberán tener en cuenta. Si esto vale para África, debe valer
también para los países llamados “desarrollados”.
Las violencias sexuales,
por si mismas atroces, lo son aún más si se utilizan como armas de guerra: siembran
intencionadamente el terror en las comunidades y desestabilizan la sociedad. Un número
sin fin de mujeres sufren estas violencias. Sin embargo resisten en pie, por sus hijos
y por sus familias. Sé que algunas de ellas cultivan los campos de noche arriesgando
la vida para continuar dando de comer a la comunidad.
Ser victimas no es un
papel reservado a las mujeres. Ellas son agentes de justicia, de paz y de reconciliación
. Reconocerlo significa dar la dignidad a cada una de ellas, a todos, en la Iglesia
y en la sociedad de modo tal que podamos trabajar juntos para que la paz sea fruto
de la justicia.