2009-10-15 18:17:42

Intervención da Sra. Axelle FISCHER, Secretario General de la Commissión Justicia y Paz, Bruselas, Oyente


Sra. Axelle FISCHER, Secretario General de la Commissión Justicia y Paz, Bruselas (BELGICA)



El perdón es un DON. Se ofrece y se recibe al nivel más alto de libertad.

Lo que podemos y debemos hacer es ayudar a crear las condiciones que favorezcan este perdón.

La paz es el deseo de Dios, esta lleva como segundo nombre el de Jesús. Hagámonos también la pregunta: ¿cómo conciliar la paz anunciada por la fe y la realidad desgarradora de nuestro mundo?

La justicia es compleja, posee diferentes rostros. La justicia de transición activa procesos que ponen fin a los conflictos y conducen a la reconciliación, utilizando a veces mecanismos judiciales, y otras veces no. Pero la justicia puede ser también punitiva, sobre todo a nivel nacional, y luego, si no fuera suficiente, internacional a través del Tribunal Penal Internacional o tribunales penales internacionales. La justicia además puede ser restauradora, con el fin de reparar los daños causados. Por último, la justicia puede ser administrada siguiendo ritos tradicionales.

Estos diferentes aspectos de la justicia son complementarios y nada impide a un país aprender la lección de lo que en otra parte del mundo se ha hecho bien. Pero sólo se podrá emprender el camino hacia la reconciliación si cada pueblo recibe una formación cívica y una conciencia política que los agentes políticos y económicos deberán tener en cuenta. Si esto vale para África, debe valer también para los países llamados “desarrollados”.

Las violencias sexuales, por si mismas atroces, lo son aún más si se utilizan como armas de guerra: siembran intencionadamente el terror en las comunidades y desestabilizan la sociedad. Un número sin fin de mujeres sufren estas violencias. Sin embargo resisten en pie, por sus hijos y por sus familias. Sé que algunas de ellas cultivan los campos de noche arriesgando la vida para continuar dando de comer a la comunidad.

Ser victimas no es un papel reservado a las mujeres. Ellas son agentes de justicia, de paz y de reconciliación . Reconocerlo significa dar la dignidad a cada una de ellas, a todos, en la Iglesia y en la sociedad de modo tal que podamos trabajar juntos para que la paz sea fruto de la justicia.








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