Intervención del Rev.do P. Jan GEERITS, Administrador Apostólico de la Administración
Apostólica de las Comoras
Rev.do P. Jan GEERITS, S.D.S., Administrador Apostólico de la Administración Apostólica
de las Comoras
Es verdad que existen barreras y límites en la obra
de evangelización en las Comores, pero me gustaría compartir con vosotros, resumiéndolos
en 5 puntos, los ejes sobre los cuales se basa nuestra misión y mostrar, al mismo
tiempo, la riqueza y el sabor de esta misión, para después concluir con una petición.
1.
Revistiéndose de humildad y aceptando verse privado de los privilegios y los éxitos
que a veces derivan del ambiente católico tradicional, el misionero en las Comores
aprende que es el Espíritu Santo quien, finalmente, realiza y construye el Reino de
Dios, incluso donde parece que sea inútil o imposible según la lógica humana.
2.
Alimentándose de la oración, de la Eucaristía y de la gracia de Dios que se manifiestan
en la vida cotidiana en las Comores, el misionero participa de esa alegría que nuestro
Pastor Jesús prometió a sus Apóstoles.
3. Puesto que somos minoritarios, existe
el peligro real de que nuestras pequeñas comunidades católicas enfermen y se desanimen.
No obstante, la pequeñez de nuestras comunidades católicas nos empuja precisamente
a entregarnos totalmente a la misión de ser la sal de la tierra y la luz del mundo.
4.
A pesar de no poder evangelizar con la boca y la palabra, nada nos impide hablar con
nuestras manos, es decir: servir a la población con toda humildad mediante obras de
caridad.
5. Cada hombre es único y tiene la posibilidad de elegir libremente
si ser (o no ser) la imagen de su Creador. Dios nos invita a decir sí, nos lo propone
constantemente, pero con una paciencia que nos sobrepasa, sin nunca obligar o forzar
a su criatura, como el buen ladrón en la cruz que dijo sí en el último minuto. De
manera que es una injusticia obligar al prójimo a ser musulmán y excluir a priori
de la salvación a todos los que no siguen el Islam. Esta injusticia nunca puede llevar
a una reconciliación y a la paz profunda con los musulmanes, y un día deberá ser reconocida
como un error intelectual y confesional tanto por sus líderes como por sus fieles,
a fin de que este muro de separación finalmente se derrumbe, como ya sucedió con otros
en el pasado.