Intervención del Rev.do Michael KEHINDE STEPHEN, Arzobispo de Ibadan de la Iglesia
Metodista (NIGERIA), Delegado fraterno
Rev.do Michael KEHINDE STEPHEN, Diócesis de Ibadan, Arzobispo de la Iglesia Metodista
de Nigeria (NIGERIA)
Querría expresar mi gratitud y la de la Iglesia
que represento, la Iglesia metodista de Nigeria, por la invitación a participar en
este Sínodo especial de los Obispos sobre el importante tema: La Iglesia en África
al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz.
Os traigo los
saludos del Consejo Metodista Mundial, que acaba de concluir el encuentro de su Comité
ejecutivo en Santiago de Chile. El Consejo me ha pedido que aproveche la oportunidad
de este Sínodo para elogiar de nuevo el importante evento de la firma del documento
sobre la Justificación por medio de la fe durante la última Conferencia Mundial Metodista,
que se celebró en Seúl, Corea del Sur, en julio de 2006. El Consejo desea que se avance
con más rapidez en otros asuntos y espera sinceramente que se puedan iniciar conversaciones
bilaterales en África.
También deseo transmitir los saludos del Consejo Mundial
de las Iglesias, especialmente del Comité de Continuación sobre el Ecumenismo en el
siglo XXI, del que soy moderador, y agradecer al Consejo Pontificio para la Promoción
de la Unidad de los Cristianos los servicios que ha proporcionado a este Comité y
su ofrecimiento para ser el anfitrión del encuentro en Roma en enero de 2010.
El
Comité de Continuación sobre el Ecumenismo en el siglo XXI tiene la tarea de articular
de manera más clara la visión común de la Iglesia hacia la unidad y asegurar una mayor
coherencia en el movimiento ecuménico en respuesta a las cambiantes realidades globales.
El Comité está constituido por representantes de distintas circunscripciones e incluye
a las Iglesias que son miembros del Consejo Mundial de las Iglesias (CMI), de la Iglesia
católica romana, de las Iglesias pentecostales, de las organizaciones ecuménicas juveniles,
de las organizaciones ecuménicas regionales, de las comuniones mundiales cristianas,
del consejo nacional de las Iglesias, de los ministerios especializados, de las organizaciones
ecuménicas internacionales y de las comunidades de renovación ecuménica. Esperamos
contar con vuestro apoyo constante ahora que nos acercamos a la próxima fase, la de
la profundización de las reflexiones teológicas sobre la visión y los valores, y del
desarrollo de unas recomendaciones concretas para la acción por parte de las Iglesias
y de las demás asociaciones ecuménicas.
Las cuestiones evidenciadas en el Instrumentum
laboris describen de manera completa la mayor parte de los desafíos que tiene que
afrontar hoy la Iglesia en África. Sin embargo, creo que cuando las cuestiones de
la reconciliación, la justicia y la paz se afrontan con intenciones sinceras, como
parece ser el objetivo de esta asamblea, entonces la Iglesia se muestra como Cuerpo
vivo al servicio de toda la humanidad y de toda la creación. La cuestión de la justicia
reviste un particular interés. Creo que la verdadera justicia se manifiesta cuando
los ministros y los líderes se pronuncian contra el mal, sin tener en cuenta el beneficio
o la pérdida personal. Como pastores, tanto el clero como los laicos son responsables
de poner en práctica la justicia en la Iglesia. Esto es especialmente necesario hoy
en África. Donde existe justicia, es posible la paz y esto permite que el rostro de
Dios se revele mediante la obra de santificación constante del Espíritu Santo.
Querría
concluir recordando el deseo de toda la comunidad ecuménica de que siempre es bueno
y agradable cuando espíritus afines viven juntos en unidad.
¡Que los resultados
de este debate nos unan en el servicio de la reconciliación, la justicia y la paz
en África y en todo el mundo!