Intervención de Mons. Filomeno DO NASCIMENTO VIEIRA DIAS, Obispo de Cabinda (ANGOLA)
S. E. R. Mons. Filomeno DO NASCIMENTO VIEIRA DIAS, Obispo de Cabinda (ANGOLA)
Cuando
se celebró la primera Asamblea Sinodal, en 1994, mi país se encontraba todavía en
guerra. En aquella época, nuestra Conferencia Episcopal, aunque incomprendida por
algunos, no cesó de llamar con determinación, mediante cartas pastorales, a la paz
y la reconciliación a los hermanos desavenidos. En este largo proceso destacamos el
buen servicio prestado por los obispos de la región (IMBISA), que se trasladaron a
propósito a Angola para facilitar el proceso. La Conferencia Episcopal creó desde
su interior un movimiento a favor de la paz, llamado “Pro Pace”, activo todavía hoy,
cuya vocación consiste en promover una cultura de paz, desarmar las conciencias y
formar agentes de paz. La acción de este movimiento se ha sentido en todo el país.
Con el mismo objetivo, junto a otras instituciones cristianas, se creó el Comité inter-Eclesial
en favor de la paz en Angola (COIEPA). De esta manera, en muchas ocasiones las Iglesias
y las comunidades cristianas de Angola han podido hablar con una sola voz a la nación
y al mundo sobre el drama de la guerra y la urgencia de la paz.
Hoy, lograda
la paz, el gran desafío que se presenta es el de la reconciliación nacional, que no
podemos identificar o resumir con el fin de la guerra, el período del Gobierno de
Unidad y Reconciliación Nacional, que es el resultado de los acuerdos de Lusaka y
que ha conducido a la celebración, el año pasado, de las elecciones legislativas.
Éstas son etapas de un proceso que, por sí solas, no llevan a la reconciliación. La
reconciliación tiene otras dimensiones y es necesario examinarlas con la misma audacia;
la psicológica y la cultural, la económica y la política, la social y la religiosa.
Ciertamente, son aspectos que no se han de ignorar, si no queremos engañarnos a nosotros
mismos y diferir o preparar futuros conflictos.
Por esto, en cuanto Iglesia,
sentimos como una tarea nuestra continuar animando, apoyando y trabajando con los
demás responsables de la vida pública en favor de un verdadero estado de derecho,
mediante el necesario fortalecimiento de las instituciones democráticas, la promoción
del buen gobierno, la lucha contra las desigualdades entre los ciudadanos y entre
las regiones, el libre funcionamiento de las instituciones de administración de justicia
y por una mejor distribución de la renta pública.