Sínodo: ante la presencia del Papa, presentada la “Relación después de las Discusiones”
Martes, 13 oct (RV).- En la décimo cuarta congregación general, realizada la tarde
del martes 13 de octubre, y ante la presencia del Papa Benedicto XVI, fue presentada
la “Relación después de las Discusiones” o Relatio post Disceptationem de la II Asamblea
Especial para África del Sínodo de los Obispos. El Encargado de la presentación fue
el Relator General, el Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, arzobispo de Cape Cost
y presidente de la Asociación de las Conferencias Episcopales de África Occidental.
RELACIÓN
COMPLETA:
INTRODUCCIÓN
La
Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos ofrece la singular
oportunidad de profundizar en la comprensión de la Iglesia como Familia de Dios y
para reflexionar acerca de su misión continua en África y sus Islas. En este sentido,
sería deseable que, al referirse a la Iglesia en África en el tema de este Sínodo,
se lea como la "Iglesia Familia de Dios en África.
Cuando, en su apostólico
discernimiento, el Siervo de Dios Juan Pablo II reconoció que había llegado el tiempo
de pasar de poner en práctica el Ecclesia in Africa a convocar la Segunda Asamblea
para África, se refirió una vez más a las "luces y sombras" del Continente y sus Islas,
para exhortar al Continente a un esfuerzo colaborativo y a reforzar su fe en Cristo.
"...África -dijo- se enfrenta siempre a terribles azotes, como los conflictos armados,
la persistente pobreza, las enfermedades y sus devastadoras consecuencias, empezando
por el drama social del SIDA, la extendida inseguridad y, últimamente, la corrupción
existente en muchas regiones. Todo esto debilita África y agota sus energías, diezma
a las jóvenes generaciones e hipoteca su futuro. Para construir una sociedad próspera
y estable, África necesita de todos sus hijos para reunir fuerzas... ¡Que las futuras
Asambleas para África del Sínodo de los Obispos puedan alentar el fortalecimiento
de la fe en Cristo, nuestro Salvador, nuestra genuina reconciliación![1]
Son
estas "futuras Asambleas Especiales para África" las que agradecemos a Su Santidad,
el Papa Benedicto XVI, quien graciosamente ha confirmado el proyecto de su predecesor
y formulado el tema para el mismo.[2]
Calculando las instancias y reflexiones
de estas "luces y sombras", como ha sido expresado por los Padres Sinodales, debemos
considerarlas desafíos y oportunidades para la conversión, a la luz de nuestra fe
en Cristo, a quien el Sínodo llamó "nuestra esperanza y nuestra resurrección". La
transformación de estas "luces y sombras" en Cristo, nos permitirá llegar a un fortalecimiento
de nuestra vida en Cristo, nuestro salvador, nuestra reconciliación, nuestra justicia
y nuestra paz (Instrumentum Laboris nº 46).
REUNIDOS
DE NUEVO EN UNA ASAMBLEA ESPECIAL PARA ÁFRICA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
Está
claro que la mayor parte de los participantes de nuestra Asamblea son africanos o
están relacionados con África; pero ello no debe restar méritos o disminuir el universalmente
verdadero carácter eclesial de nuestra reunión ni de este ejercicio colegial. Es
un ejercicio de comunión eclesial; y nuestra Asamblea recuerda esto muy pocas veces.
Así que éste, como todo Sínodo, celebra el estrecho lazo o la unión entre el Sumo
Pontífice y los Obispos, asiste al Obispo de Roma en su misión universal y, junto
al Santo Padre, estudia y reflexiona acerca de los problemas y asuntos que atañen
a las actividades de la Iglesia en el mundo. Así, orando cada uno con el Santo Padre
y los Padres Sinodales y expresando sus puntos de vista o lo que echa en falta, pero
unidos en pensamiento y oración con la Asamblea Sinodal, es la Iglesia Universal la
que se reúne en el Sínodo acerca de su presencia en África (Iglesia en África). Este
es un ejercicio de la universal Familia de Dios y del Cuerpo Místico¼ perteneciendo
juntos y compartiendo una común fe en Cristo. Es, por lo tanto, no sólo un asunto
y una Asamblea africanos, con participantes no africanos. Es más bien un discernimiento
de la Iglesia Universal sobre cómo mantener sano el enorme pulmón espiritual de África
para toda la humanidad (Homilía del Papa), en cumplimiento de su misión como sal y
luz.
OTRAS ESTRUCTURAS DE COMUNIÓN ECLESIAL
Derivado
de la naturaleza del Sínodo como "ejercicio de comunión eclesial", los Padres Sinodales
han observado y subrayado la necesidad de la unidad de los Obispos (Instrumentum Laboris
nº 110), viviendo en comunión eclesial, y de ser testimonio de la misma en las diferentes
formas y órganos del ministerio colaborativo. A este respecto, muchos de los Padres
Sinodales han mencionado la SECAM, así como la necesidad de pastores del propio Continente
para colaborar con dicho órgano, cuyos predecesores fundaron hace cuarenta años para
promover la "Evangelización en co-responsabilidad". El CELAM, la FABC, y la CCEE miran
hacia delante para establecer y perpetuar los lazos con la SECAM, así como con la
USCBC, etc¼
De la SECAM se espera que introduzca un observador en la
Unión Africana y las Conferencias Regionales, así como en los Parlamentos regional
y nacional, como en Sudáfrica.
Un testimonio actual de este deseo de
ser testigos y de vivir en comunión eclesial, es la decisión de la hasta la fecha
definida como Conferencia Episcopal Regional de Angloparlantes del África Occidental
(AECAWA) y la de Francófonos del África Occidental (CERAO) para formar una única Conferencia
Episcopal Regional (RECOWA/CERAO).
En la misma línea, los Institutos
de Vida Consagrada han confirmado su necesidad de vivir en comunión, y en sus varios
cuerpos agregados (ej. MAC, COSMAM etc...), de explorar vías de colaboración en el
ministerio dentro de las Iglesias continentales, nacionales y regionales.
LA
CELEBRACIÓN DE LA SEGUNDA ASAMBLEA: ¿AFLICCIONES O DESAFÍOS?
Muchos
cambios positivos han sido registrados tanto en la Iglesia como en el conjunto de
la sociedad africana desde la Primera Asamblea Especial para África. Algunos de esos
cambios positivos son directamente atribuibles a los efectos del Sínodo. No obstante,
hay aún muchas sombras dentro de la Iglesia y la Sociedad, quince años después de
la conclusión de la Primera Asamblea, que fue por lo demás descrita como "El Sínodo
de la Resurrección y la Esperanza", y de la que se esperaba marcase un punto de inflexión
en la Historia del Continente[3].
Los Padres Sinodales han citado muchas
instancias y reflexiones acerca de estas "sombras" en las diversas sesiones de esta
Asamblea. Así, en
Las Iglesias locales:
Los Padres Sinodales
han reconocido cándidamente la insuficiente apreciación del papel de la mujer y la
juventud en sus comunidades locales, y su pobre formación en la fe. Los políticos
y otros servidores civiles no siempre han gozado del acompañamiento y la formación
que los hubiera capacitado para testimoniar adecuadamente su fe, en la vida y en el
trabajo. El uso de los medios de comunicación debe desarrollarse más allá de las estaciones
de radio locales. El testimonio de la Iglesia se ve a veces comprometido por la dificultad
que algunos agentes pastorales encuentran en ser fieles a sus votos, vocaciones y
estados de vida.
La Esfera Socio-Cultural:
Los Padres
Sinodales tienen mucho que deplorar de la Sociedad Africana. Más allá de la sola mención
del nomadismo y de los conflictos por el agua y zonas de pastos, mucha de la infelicidad
de los Padres Sinodales se debe a las tendencias emergentes en dicha sociedad, que
son divergentes e incluso opuestas a los valores tradicionales y tienen un cuestionable
carácter y contenido moral. Esto ha provocado la sugerencia de que, en lugar de "conflicto
de culturas", el Sínodo debería más bien considerar la experiencia como un "encuentro
entre culturas". Aparte de que la mayoría de las observaciones eran acerca de agentes
sociales.
Muchos Padres Sinodales lamentan el destino de la familia
en África, la "destrucción de una auténtica idea de matrimonio y la noción de una
familia sólida" (Instrumentum Laboris nº 31), y consideran la institución bajo seria
amenaza de inestabilidad y disolución a causa de la pobreza, los conflictos, las creencias
y prácticas tradicionales (brujería) y las enfermedades, principalmente la malaria
y el VIH SIDA. Estos son informes procedentes de iniciativas de liberación de las
mujeres de las prácticas culturales negativas.
Pero los Padres Sinodales
describen también de varias formas el feroz ataque a la familia y la afín institución
fundamental del matrimonio, venido desde fuera de África y atribuible a diversas fuentes:
ideológica (ideología de género, nueva ética sexual global, ingeniería genética) y
clínica (contracepción: planificación familiar y educación en salud sexual, esterilización),
y emergentes estilos de vida "alternativos" (matrimonios del mismo sexo, uniones de
hecho). Pero desde fuera de África vienen también muchas notables iniciativas: la
"Jimmy Carter Foundation against guinea worm in Africa", la "Tony Blair Foundation
for Interfaith Action against e.g. Malaria"...
Las mujeres, aludidas
en la Primera Asamblea Especial para África como "bestias de carga", han comenzado
a acceder en ciertos países a puestos de relevancia y liderazgo en leyes, política,
economía e ingeniería. Pero son también "recursos sin explotar" en algunos países,
en los que sufren la exclusión de las funciones sociales, la herencia, la educación
y la toma de decisiones. Son víctimas indefensas en zonas de conflicto: víctimas de
los matrimonios polígamos, abusos, tráfico para la prostitución, etc... El NEPAD,
sin embargo, exige a los gobiernos que den mayor poder a las mujeres.
Los
niños, "la parte sufriente de la población" (Homilía del Santo Padre, 04/10/09), son
descritos como maltratados (niños soldado, trabajo infantil, tráfico¼) y se les deniega
su derecho a la educación. En todas partes, sin embargo, son los beneficiarios de
vigorosos programas de informatización de las escuelas.
La juventud
viene mencionada entre los problemas de África a causa de su exposición al abuso de
drogas, infección por VIH SIDA, embarazos adolescentes, emigración, tráfico humano
y viajes que los reducen a una condición servil. Estas congojas apuntan también a
las pobres políticas de educación y programas de empleo de los Gobiernos, y a su pobre
relación con la Iglesia, debida a su vez a la pobre calidad de la formación continua
y a su distanciamiento de la Iglesia. La Hewlett Foundation, sin embargo, está estableciendo
centros de competencias especiales en las ciudades africanas para frenar las migraciones
y las "fugas de cerebros" ya mencionadas. El argumento de la emigración
merece una mención especial, sobre todo en relación a las emergentes legislaciones
en los países occidentales, que parecen diseñadas para mantener alejados a los africanos.
La Asamblea está igualmente invitada a considerar el tema de la etnicidad. Cuando
se desarrollan acuerdos exclusivistas, se destruye la vida en comunidad, volviéndose
ésta intolerante hacia las otras culturas y grupos étnicos, como una suerte de racismo.
La
Esfera Socio-política:
Aparte de la sola mención de la estabilidad política
en Senegal, el Gobierno democrático de Sudáfrica y el creciente éxito de Ghana con
su Gobierno democrático, muchas de las referencias a las políticas y Gobiernos en
el Continente han sido muy críticas por varias razones, y han propuesto que las Iglesias
locales establezcan capellanías y acompañen a los políticos con una formación en las
Enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia. La gran necesidad es tener gobiernos
y políticos que ejerzan un "liderazgo de servicio" en un transparente y responsable
ejercicio del poder, el respeto por los Derechos Humanos y la administración de la
riqueza nacional para el bienestar público.
Pero también aquí el NEPAD,
suscrito por todos los Estados Miembros de la Unión Africana, exige que haya un respeto
por los Gobiernos democráticos, intolerancia frente a los golpes de Estado y el establecimiento
de un Mecanismo de Revisión Paritaria, para examinar el rendimiento de los Gobiernos.
La Esfera Socio-Económica:
"Pobre" y "pobreza" han sido
dos expresiones recurrentes que los Padres Sinodales han usado generalmente refiriéndose
a sus países, Gobiernos, gentes e Iglesias. La pobreza de la gente ha justificado,
en numerosas intervenciones, el emprendimiento por parte de la Iglesia de proyectos
de desarrollo. Ha inspirado iniciativas de autogestión (bancos, inmobiliarias, compañías
de seguros), y ha sido la ocasión de compartir generosamente experiencias en la materia.
Pero ha sido también la razón para los Padres Sinodales de solicitar apoyo.
En
los niveles nacional y gubernamental, la Asamblea ha criticado la incidencia de la
corrupción y los sobornos, y la negociación de contratos con inversores, concretamente
de las industrias de extracción, que no han aportado beneficio a la gente, sino que
han causado conflictos y degradación ambiental.
La industrialización
es baja en la mayor parte de países africanos, cuyas economías son agrícolas y productoras
de materia prima. Las condiciones de los acuerdos establecidas por la World Trade
Organization y los países occidentales significan vida o muerte para muchas economías
africanas.
Las economías productoras de materias primas tienen pocos
ingresos, por lo que necesitan la asistencia de Gobiernos extranjeros, el Banco Mundial
y el Fondo Monetario Internacional para financiar sus presupuestos y llevar a cabo
proyectos de desarrollo. Ésta es la causa común ("les origins calamiteuses", como
se dijo en un Sínodo) de la carga de la deuda, que ha sido mencionada en esta Asamblea.
Aquí
también podemos observar que uno de los objetivos primarios del NEPAD, como un estratégico
entorno de trabajo para el desarrollo económico, es erradicar la pobreza, situar a
los países africanos en el camino del crecimiento y el desarrollo sostenibles, eliminar
la marginalización de África del proceso de globalización. Ciertamente, África no
está aún fuera del bosque. Las sombras están todavía ahí, pero se han obtenido algunos
triunfos moderados. "Mientras que la situación en el Continente, sus Islas y su Iglesia
sigue arrastrando las luces y sombras que ocasionaron el Primer Sínodo, ésta ha cambiado
considerablemente"[4] Así, no quedándose en las sombras, la esperanza de África, como
declaró el Primer Sínodo, no se ha visto defraudada, porque "la esperanza no quedará
defraudada" (Rm 5,5). En efecto, "solamente en esperanza estamos salvados" (Rm 8,24),
porque conocemos a Aquél en quien hemos creído (cf. 2 Tim 1,12). Es nuestra fe en
el Señor resucitado la que nos da esperanza.
De acuerdo con esto, la
Iglesia debe ver las presentes y persistentes sombras en África como desafíos y oportunidades
para crecer en intimidad con el Señor. Los desafíos de los que se trata y otros muchos
mencionados en la Asamblea (medioambiente, tráfico de armas, etc¼) nos invitan a una
verdadera conversión de los corazones: "los dolidos corazones humanos, último refugio
de las causas de todo lo desestabilizador en el Continente africano" [5], de modo
que debemos ser agentes efectivos del Espíritu Santo y siervos de la reconciliación,
la justicia y la paz.
EL FORTALECIMIENTO DE LA FE EN
CRISTO
A la Asamblea se le recordó una vez que "Un Sínodo
de Obispos no puede ser entendido como una sesión especial para África de las Naciones
Unidas con sus declaraciones públicas". Éste es un poderoso recordatorio para la Asamblea
Sinodal de su condición de congregación de la Iglesia y de Asamblea de fe que, con
el poder del Espíritu Santo, profesa su fe en Dios y en Cristo, Su Hijo, y que se
ha reunido para discernir la voluntad de Dios y la dirección que quiere para su Familia
en África. Ello va seguido de otra invitación de la Asamblea a vernos a nosotros mismos
como "hijos de Dios en Cristo" (confiliación) con toda la humanidad.
La
Primera Asamblea Especial, como debe recordarse, encarga a la Iglesia en África la
inculturación, la comprensión de sí misma como "Familia de Dios". Como Iglesia, en
todo caso, esta identidad es realizable sólo en Dios, que es comunión (familia), y
a través de Jesús, que lo revela en la proclamación del Evangelio. Como el "primogénito
de muchos hermanos", Jesús, Hijo de Dios, es quien comparte su filiación con nosotros,
constituyéndonos a todos como hijos (en Él) e introduciéndonos en la vida de la Trinidad,
como Familia de Dios.
La referencia a la Iglesia como Familia de Dios,
es, no obstante, no sólo la mera aplicación de una referencia antropológica, sino
una expresión de la verdad de la Iglesia y de su identidad, compartiendo la vida de
Dios Uno y Trino a través de Jesucristo. La misión de Cristo, que se convierte en
vida y ministerio de la Iglesia deriva, sin embargo, de la vida de Dios Uno y Trino,
y cuando esta vida es reconciliación, justicia y paz, entonces debe ser vista como
procedente de Dios. Pertenece al Reino de Dios; y es vivida mediante la fe en Cristo,
a través del cual nos convertimos en hijos (e hijas) del Reino.
Así,
los Padres Sinodales han afirmado en varias de sus intervenciones la centralidad de
Cristo en el Tema del Sínodo y la necesidad de aproximarse a él y vivirlo desde dicha
centralidad. El Instrumentum Laboris comienza la discusión del tema sinodal con un
capítulo sobre "La Reflexión Teológica del Tema del Sínodo" (pág. 15-19), y continúa
con una sección sobre "Obtener Fuerza de la Fe en Cristo" (75-86). La presentación
del tema del Sínodo en la "Relatio ante disceptationem" también fue fuertemente centrada
tanto en Dios como en Cristo. En sus presentaciones, los Padres Sinodales y otros
participantes han hecho varios llamados a una consideración Cristológica, Eucarística,
Pneumatológica e incluso Escatológica de dicho tema.
Los agentes del
mismo, de acuerdo con la Asamblea, tienen que ser evangelizados, convertidos, formados
en la fe y testimonios vivientes de una vida como discípulos de Cristo (como Charles
de Fouchauld); para ello, nuestra común filiación en Cristo será la base de nuestra
justicia y nuestra reconciliación.
De este modo toda forma de experiencia
y práctica del tema Sinodal (reconciliación, justicia y paz), necesita ser "evangelizada"
por el Evangelio.
CRISTO, NUESTRA RECONCILIACIÓN
Se
ha observado en esta Asamblea (Relatio ante disceptationem) que "en una Iglesia que
es Familia en comunión, la reconciliación se convierte, no en un estado o un acto,
sino en un proceso dinámico, una tarea que debe emprenderse cada día, una meta por
la que esforzarse, un infinito restablecimiento, a través del amor y la misericordia,
de las amistades rotas, los lazos fraternos, la confianza en el otro y en uno mismo".
Lo más importante, que es exigido por nuestra propia naturaleza e identidad: que estamos
con Dios y ante Dios en Cristo. Es nuestra relación en Cristo con Dios y con los demás
lo que reclama la reconciliación; y su propósito es reparar y restaurar la comunión
que el pacto con Dios y nuestra filiación en Cristo establecen, pero que el pecado
amenaza y destruye.
Es en Cristo, sin embargo, como entramos en comunión
con Dios; y es en Él donde obtenemos nuestra reconciliación con Dios; más aún, Él
es nuestra reconciliación, y es a través de Él y en Él que damos y recibimos reconciliación.
Así, en las palabras de S. Pablo
1. "Si uno está en Cristo, es creado
de nuevo". La relación y la comunión que se establecen entre el hombre y Dios, en
razón de la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios, es sustituida por la
redención y la filiación. La relación entre Dios y el hombre pertenece ahora al ámbito
de la Gracia (inmerecida obra de Dios): La Redención en Cristo. "Hemos sido salvados
por Su Gracia, mediante la fe" (Ef 2,8).
2. Dios a través de Cristo
nos ha reconciliado con Él no contando nuestras transgresiones hacia Él. La Reconciliación
es un acto de inmerecido perdón, un ejercicio de amor misericordioso.
3.
Dios nos ha confiado su mensaje de reconciliación a nosotros, es decir, a aquéllos
que han hecho la experiencia de la reconciliación con Dios "En tu luz, oh Señor, vemos
la luz". Es en la experiencia de la reconciliación de Dios que podemos convertirnos
en ministros de la reconciliación, sintiendo la urgencia de reparar las relaciones
y los lazos que están fuera de la misericordia y el amor.
Los Padres
Sinodales han escuchado los testimonios de la arriba mencionada urgencia de reconciliación
de los enemigos, y observado en ellos un ejercicio de verdadero y misericordioso amor.
La liturgia y el sacramento de la Penitencia ofrecen momentos privilegiados para su
celebración.
Los Padres Sinodales han contado también numerosos métodos
tradicionales de reconciliación, sorprendidos de que algunos elementos de dichas celebraciones
tradicionales no puedan enriquecer las formas de celebración de los sacramentos en
la Iglesia. Haciéndolo, no habría confusión sobre la eficacia de la celebración; porque,
como se ha dicho en la Asamblea, "la buena nueva de la preciosa sangre de Cristo,
dada para la redención del mundo, transforma el cáliz de los sufrimientos de las muchas
víctimas de las matanzas en el Continente". ¡Ello exige una espiritualidad, no una
estrategia!
CRISTO, NUESTRA JUSTICIA
La
Reconciliación, como se ha observado también en la Asamblea, es la restauración de
la justicia y de las justas exigencias de las relaciones (Rel. ante discept.). Pablo
la describe también como el fruto de nuestra reconciliación con Dios a través de Cristo,
para convertirnos en Justicia de Dios (2Co 5,21).
En el presente estado
de pecado humano y de corazones afligidos, de todos modos, el Antiguo Testamento presenta
un fuerte punto de vista según el cual la justicia no puede venir de la humanidad
por sus propias fuerzas. Sólo puede venir como regalo de Dios. Y el Nuevo Testamento
desarrolla esta perspectiva más completamente, haciendo de la Justicia la suprema
revelación de la Gracia salvífica de Dios.
Una vez más, se ha observado
en la Asamblea que el sentido de la Justicia del Reino no es el de justicia retributiva,
a pesar de que éste es a veces el significado de su atribución a Dios (Ap 15,4; 19,2.11;
16,5-6; Hb 6,10; 2Ts 1,6), y muchas intervenciones en la Asamblea han reflejado este
mismo significado. Tampoco debe tener el sentido de "conformidad con una norma o conjunto
de normas". Al menos, éste no es su sentido primario y nunca puede ser aplicado a
Dios. De nuevo, algunas intervenciones han reflejado dicho sentido.
La
Justicia (rectitud) de Dios y de Su Reino es una Revelación que está destinada a ser
la rectitud para el ser humano. Es la Revelación de la Justicia / Rectitud de Dios
la que justifica, haciendo al pecador de nuevo justo y digno de la comunión y de la
relación de alianza con Dios[6]. Es la Revelación de Cristo que "murió por nosotros
cuando todavía éramos pecadores" (Rm 5,9), donde se prueba el Amor de Dios por nosotros.
Es, por tanto, la Revelación de Cristo, nuestra Justicia y Rectitud. La justicia del
hombre, en este caso, consiste en la confesión de sus pecados, la admisión de su falta
y la aceptación en la fe de la oferta de comunión de Dios, es decir, la Salvación
en Cristo.
En Jesús y en su ministerio, se ve la obra de la Gracia justificadora
de Dios, que pasa por alto las justas exigencias del pacto y reinstala a la humanidad
en la misericordia[7] y el amor en una relación de alianza. Se ve, además la constitución
de una nueva comunidad de alianza, la Iglesia, dotada del Espíritu Santo y capaz,
gracias a él, de responder a la rectitud de Dios en la fe, mediante la confesión de
los pecados.
La justicia de la Diakonía cristiana y la justicia para
nuestros cristianos que viven en la Iglesia en África, es la justicia del Reino, y
su principal característica es que se ejerce en el amor y la misericordia[8].
Es
éste el sentido de Justicia que los Padres Sinodales sugieren que sea cultivado primero
en la familia, como una virtud familiar antes de convertirse en una social. Lo que
se debe a una persona en razón de su dignidad y su vocación a la comunión con las
personas[9], es conservado y mantenido en la misericordia y el amor. La Comisión de
Reconciliación y Verdad de Sudáfrica, la Comisión Nacional para la Reconciliación
de Ghana, y otras (Nigeria, Sierra Leona, Togo¼), que han sido mencionadas por los
Padres Sinodales, apuntan primariamente a este sentido de justicia. La compensación
no es su propósito principal, sino que se busca la salvación a través de la admisión
de la culpa y el perdón.
CRISTO, NUESTRA PAZ
Paz
es un término cuya definición (como "educación", como "desarrollo", y como "justicia")
ha sido popularmente citado por los Padres Sinodales. Reconociendo que tanto el respeto
por la vida humana como su desarrollo son exigidos por ella[10], y que es la "condición
necesaria para el verdadero progreso del hombre y de la sociedad"[11]. Los Padres
Sinodales y otros participantes apasionadamente llamados al cultivo de una "cultura
de paz" en las Iglesias, hogares, comunidades y naciones. Se hizo una mención especial
a algunas estructuras institucionales para la paz en las naciones, como el "National
Peace Council" de Ghana o la "Peace and Reconciliation Commission", en Liberia y Togo,
y su gran difusión.
En cuanto a mujeres y niños, que son víctimas fáciles
de la violencia doméstica y la privación de la paz debidas a los conflictos, los participantes
en el Sínodo han visto material para organizar grupos que aboguen por la paz en todo
el Continente y sus Islas. Y donde la ausencia de Paz se debe a costumbres y prácticas
opresivas tradicionales, la Asamblea está llamada a establecer centros de Estudios
Culturales, para su revisión y reforma.
Pero la Paz, que emerge del
Sínodo como la más querida condición de la vida y actividad humana en el Continente
y sus Islas, está, irónicamente, en manos del hombre y su mundo. ¡El Instrumentum
Laboris, sin embargo, pregunta a la Asamblea Sinodal acerca de la paz que busca! (46).
Su punto de vista es que "la paz que el mundo da es frágil e insegura";
porque la paz no es, primariamente, fruto de las estructuras y no tiene lugar fuera
de las personas. La Paz nace dentro, en el interior de los individuos, y dentro de
las comunidades que éstos construyen.
La paz, entonces, parece ser el
fruto de una "disposición espiritual" de la persona, y prospera allí donde hay justicia
y reconciliación, siendo también, por tanto, fruto del amor.
Cuando
Tomás de Aquino afirmó que la paz y la armonía vienen preservadas por la justicia,
sostuvo también que para preservar la paz y la justicia hacia los hombres, las prescripciones
de la justicia no eran suficientes. Es fundamental que haya amor entre ellos [12].
De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, extraído de las Escrituras y de
la rica tradición de la Iglesia, aprendemos que "la paz es la obra de la justicia
y el efecto de la caridad"[13] y es en este sentido que Cristo se identifica en las
Escrituras con Nuestra Paz.
La Paz en Cristo no tiene sólo el sentido
secular de ausencia de conflicto (Gn 34,21; Jos 9,15; 10,1.4; Lc 14,32), la presencia
de armonía en el hogar y dentro de la familia (Is 38,17; Sal 37,11; 1Co 7,15; Mt 10,34;
Lc 12,51), seguridad y prosperidad individual y comunal (nacional) (Jue 18,6; 2Re
20,19; Is 32,18). La "paz" no es sólo cuando los seres humanos y sus sociedades cumplen
con sus respectivos deberes y reconocen los derechos de otras personas y sociedades[14]
y no es sólo uno de los resultados de trabajar por la justicia[15]. La paz es, esencialmente
trascendente al mundo y a los esfuerzos humanos[16]. Es un todo determinado por Dios
y conferido a los hombres y mujeres justos. Es un regalo de Dios (Is 45,7; Nm 6,26)
para el "justo/recto": para "los hombres amados por él" (Lc 2,14).
Es
a los justos portadores de la justicia de Cristo en la Tierra a través de los que
Pablo nos exhorta a perseguir la paz (Rm 14,19; Ef 4,3; Hb 12,14) y a ser paz con
los otros (Rm 12,18; 2Co 13,11). Pero también como justos portadores de la paz de
Cristo en la Tierra, tenemos que recordar, como hicimos con la justicia, que la paz
es una actividad que va más allá de la estricta justicia y que requiere amor[17].
Deriva de la comunión con Dios y apunta al bienestar del hombre (humanidad).
El
Primer Sínodo invitó a la Iglesia en África y sus Islas a vivir en la comunión de
la Iglesia Familia de Dios. Este Segundo Sínodo invita ahora a la Iglesia Familia
de Dios, en todos los detalles de su composición, a hacer experiencia de esas virtudes
que establecen nuestra comunión con Dios y nuestro testimonio y nuestra vida de los
mismos (reconciliación, justicia y paz) en el amor y la misericordia en el Continente.
Lo que sigue es la presentación de algunos componentes de la Iglesia Familia de Dios,
como siervos de la reconciliación, la justicia y la paz, tal como los Padres Sinodales
los prevén; y las implicaciones de su ministerio son las que se establecen en el simbolismo
de la sal y la luz: sal de la tierra y luz del mundo.
DISCÍPULOS,
SERVIDORES DE LA RECONCILIACIÓN, LA JUSTICIA Y LA PAZ
Iluminada
y transformada por el misterio pascual de Cristo y llena del Espíritu Santo, la comunidad
de los discípulos ha sido enviada con la misión de anunciar en todas partes y a todos,
todo lo que han contemplado, escuchado o tocado del Verbo de vida (Jn 1,1). Esta misión
consiste en hacer a Cristo visible en toda circunstancia y en todo lugar donde el
Espíritu los lleve (Hch 13,2). Tienen conciencia de ser una comunidad en la que se
comparten los bienes espirituales y materiales sin discriminación étnica o cultural.
Llevados
por el "Espíritu del Señor" el diácono Felipe convirtió a un funcionario Etíope quien
se convertiría a su vez en misionero entre los suyos (Hch 8,26-39). Lo que confirma
a África como patria de Cristo, que está presente en ella sin interrupción desde la
comunidad eclesial que allí nació y cuyo Patriarca han escuchado los Padres Sinodales.
Desde su predicación, la Iglesia Familia de Dios está orgullos a de sus raíces apostólicas
y siente orgullo por sus antepasados en la fe, estando llamada a tomar de sus ejemplos
el valor para continuar anunciando el Evangelio de la reconciliación, la justicia
y la paz.
La Iglesia funda su acción en la contemplación del Maestro,
Cristo, " camino, verdad y vida " (Jn 14,6), que " no vino para ser servido, sino
para servir dar su vida en rescate por una multitud" (Mc 10,45). Al rebajarse, nos
elevó y nos introdujo en la familia de Dios, en una humanidad renovada, reconciliada
y animada por su Espíritu (Fil 2,6-11).
Para asegurar su misión de reconciliación,
de justicia y de paz, La Iglesia Familia de Dios en África debe tomar conciencia de
su identidad, pensar su modo de ser y de actuar, preocupándose por la verdad y la
fidelidad, en ésta su misión: tiene que reconciliarse consigo misma y modelarse conforme
al Cristo Servidor. La comunión entre los pastores, su testimonio de vida, sus relaciones
con los colaboradores y el agotamiento de sus empleados son otros tantos ámbitos por
explorar.
Los Padres Sinodales se han tomado su tiempo para escuchar
y darse cuenta de los diferentes aspectos de esta misión y de los diferentes agentes
implicados en ella: personas singulares, la familia, los niños, los jóvenes, las comunidades
eclesiales vivientes, los laicos, los religiosos y religiosas, el clero... Además
de los sectores sociales propuestos y enumerados en el Instrumentum Laboris, que deben
ser sometidos a un atento examen, (la familia, la dignidad de la mujer, la misión
profética, las comunicaciones y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación,
la autosuficiencia...), ha aparecido a lo largo de las intervenciones de los Padres
Sinodales un sector nuevo: el socio religioso.
LA FAMILIA
Los
Padres Sinodales han percibido como primera tarea de la Iglesia Familia de Dios en
África, la rehabilitación de la familia africana en su dignidad y su vocación, puesto
que se ve amenazada por ideologías peligrosas (enfoque de géneros). La gran estima
por la institución familiar es notable en todas las culturas africanas y es no sin
razón por lo que la Iglesia en África se define como " Iglesia Familia de Dios ",
terminología consagrada por el precedente Sínodo pero que se sigue enriqueciendo y
dando a la Familia una base antropológica cristiana sólida, susceptible de manifestar
mejor su identidad y abrirla a la dimensión de la Iglesia Universal. Los Padres Sinodales
han denunciado vigorosamente que las ideologías y los programas internacionales que
se imponen a nuestros países, se basan en razones falaces o condicionan la ayuda para
el desarrollo. Son nocivas para la familia. Hay que formar a personas competentes,
capaces de informar convenientemente a las asociaciones de familias católicas y a
otros movimientos laicos que trabajan por el bien de la familia, y llevarlas a debates
públicos (conferencias, programas de radio...). Introducir en los seminarios, noviciados
y otras casas de formación, análisis socio pastorales contextuados para descubrir,
criticar y prevenir todo riesgo y amenaza que pueda pesar sobre la institución familiar.
En
fin, hay una urgencia de redefinir la familia como Iglesia Doméstica, y primer lugar
de educación en el amor, la reconciliación, la justicia y la paz. Las familias cristianas
serán entonces la base estable de las comunidades eclesiales vivientes, que serán
a su vez comunidades familia, verdaderas escuelas de evangelización. La pastoral familiar
debe integrar estos elementos.
DIGNIDAD DE LA MUJER
Y SU FUNCIÓN AL SERVICIO DE LA RECONCILIACIÓN, LA JUSTICIA Y LA PAZ
La
mujer está al servicio de la vida y de la humanización de los otros miembros de la
familia. Pero ella permanece frustrada en su crecimiento por la cultura tradicional
(mutilaciones genitales) y burlada en su dignidad por la modernidad (pornografía,
prostitución, violaciones y toda suerte de humillaciones en la sociedad).
Los
Padres Sinodales han escuchado los gritos de mujeres, transmitidos por algunos de
ellos... La Iglesia Familia de Dios es interpelada por las grandes injusticias cometidas
hacia ellas. Tienen necesidad de ser reconocidas en la sociedad, tanto como en la
Iglesia, en tanto que miembros activos comprometidos en la vida eclesial. Su contribución
al desarrollo y la salvaguarda de la familia humana, incluso en tiempos de conflictos,
debe ser reconocida y apreciada en su justo valor.
Como madres, aseguran
la primera educación al niño: el amor y la sociabilidad. Como esposas, son las confidentes
de sus maridos. Los padres Sinodales están llamados a transformar sus miradas y pensamientos
sobre la mujer y tener la audacia de reconocer que su potencial, ya demostrado en
la gestión de la vida familiar, podría hacer mucho más por la Iglesia.
En
consecuencia, una Evangelización que profundice en la cultura tradicional, las liberará
de ciertas conductas y costumbres contrarias al Evangelio y todavía en práctica en
muchas sociedades (poligamia, violencia doméstica, discriminación en la herencia,
matrimonios forzados... primeras víctimas del VIH SIDA...).
Su florecimiento
(amor, respeto y reconocimiento de sus derechos) hará su contribución más efectiva
y más eficaz, concretamente en el nacimiento y mantenimiento de una cultura de paz.
Ellas tienen una disposición natural a la misma, por su temperamento y sus dones de
paciencia, capacidad de acogida y de escucha, y educación.
El
SECTOR SOCIO RELIGIOSO
El miedo y las incertidumbres
caracterizan la vida de fe en muchas poblaciones africanas (desconfianza, sospecha,
auto defensa, agresión, charlatanismo, adivinación, ocultismo, sincretismo...). Un
análisis continuo muestra que es el deseo insaciable de poseer egoístamente lo que
está en la raíz de los grandes dramas que han conocido ciertas regiones de África.
Por otra parte, las sectas ejercen un poderoso atractivo sobre los fieles católicos
atrapados por los problemas sociales y deseosos de soluciones rápidas a sus problemas
físicos o psíquicos. Las sectas abusan de las debilidades o de la ignorancia de los
fieles. Algunos grupos atacan a la Iglesia por las prácticas ocultistas.
Los
Padres Sinodales han sido invitados por algunos de los oradores a revisar la catequesis
fundamental para dar a los fieles los elementos esenciales de la fe cristiana para
permitirles conducir una vida de fe en coherencia con los acontecimientos de la vida
cotidiana. Una espiritualidad equilibrante puede ayudar a los cristianos a resistir
a la presión de las sectas.
En el Ámbito de las graves injusticias sufridas
(conflictos armados, violencia...) los Padres Sinodales han escuchado los testimonios
emotivos de las personas que han hecho la experiencia del perdón; De ello resulta
que justicia, Perdón y Verdad son inseparables. Lo que ha sido quebrado no se puede
reconstruir más que si el mal se reconoce y se confiesa. El perdón solicitado y acordado
después de la confesión libera a la víctima y al verdugo y establece una nueva relación,
más fuerte. Esta fuerza de amar y perdonar es un don de Dios (Cf. El testimonio escuchado
en el aula).
Los fieles aprenderán a fundar sus relaciones y sus conductas
sobre:
-La seguridad que da Cristo de Su Presencia permanente en su
seno: " Y yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).
-La
vida en abundancia que sólo Él puede dar, sacrificando la suya (Jn 17,2-3).
-La
paz que sólo Él puede dar, ya no a la manera del mundo (Jn 14,27).
-Su
justicia, que traspasa las justicias humanas (Mt 5,28).
Los sacramentos,
y en particular la Eucaristía y la reconciliación, constituyen la fuente inagotable
de fuerza para construir la Iglesia Familia de Dios. Dios es la fuente única de la
vida, " Primogénito de toda la creación, él los ha reconciliado en el cuerpo carnal
de su Hijo, entregándolo a la muerte " (Col 1,15 y ss.). Nosotros estamos unidos por
un lazo de sangre con Cristo, que nos introdujo en la gran fraternidad de la que él
es el primogénito.
Es crucial convencer a los fieles de Cristo de que
los lazos fraternos establecidos por Cristo mediante el agua del bautismo y mediante
su sangre, son más fuertes que los lazos de sangre biológicos. Es el primogénito de
una multitud de hermanos, que establece así una confiliación que restaura la dignidad
del hombre africano, lo reconcilia consigo mismo y con los otros, lo cura personalmente,
socialmente, culturalmente, políticamente y económicamente.
En consecuencia,
la dignidad y el carácter sacro de cada persona debe ser respetado y reconocido, sea
quien sea y sea cual sea la situación en que la persona se encuentre. Ello exige:
solidaridad, compartir, respetar al otro, hospitalidad, acercamiento y reconciliación
mediante la justicia restaurativa...
La Eucaristía como fuente y cumbre
de la vida cristiana, debería ser el lugar de la mejor expresión de la reconciliación
y de la paz (Cf. Oración eucarística nº 3). El mismo cuerpo de Cristo nos alimenta
y la misma sangre corre por nuestras venas.
Una catequesis de profundización
en los sacramentos puede ayudar a los fieles a vivir la Eucaristía con más profundidad
y más aprovechamiento, puesto que en muchas comunidades la " misa " no supone más
que un paréntesis en el transcurso de la semana: La Eucaristía aún no empapado la
vida y la actuación cotidiana de muchos fieles: como prueba, el intercambio de la
paz, que pasa desapercibido o es desnaturalizado. La Eucaristía es la ocasión de mandar
a cada participante con una particular misión de reconciliación, de curación, de justicia
y de paz para su entorno.
La doble dimensión personal y comunitaria
de la celebración del sacramento de la reconciliación debe ser fuertemente subrayada.
La celebración comunitaria de la reconciliación en algunos casos, es muy recomendable
para restablecer los lazos familiares y sociales, rotos por las situaciones de violencia,
conflictos y guerras. El pecado tiene una dimensión social y la reconciliación debe
implicar, por tanto, a toda la comunidad.
LA MISIÓN
PROFÉTICA DE LA IGLESIA FAMILIA DE DIOS EN ÁFRICA
La
Iglesia Familia de Dios, por su naturaleza, por su doctrina social coherente, su expansión
geográfica y su preocupación por el único bien del hombre, está mejor situada que
cualquier otra organización para hacer frente a los desafíos de la reconciliación,
la justicia y la paz en África.
Los Padres Sinodales han reconocido
la necesidad de una presencia activa de la Iglesia (a escala nacional, regional y
continental) en las instancias de decisión en las que se traten las cuestiones que
afectan el desarrollo humano (socioeconómico), el establecimiento de buenas relaciones
entre los grupos en conflicto (mediación) y el restablecimiento de relaciones que
puedan garantizar un futuro de paz.
Para hablar de reconciliación, de
justicia y de paz, y garantizar un compromiso más sensible y más coordinado, es necesario
que los Obispos hablen con una misma voz en el seno de una misma Conferencia Episcopal
(nacional, regional o continental). Hay que crear una sinergía entre todas las instituciones
eclesiales (SECAM, COSMAM, asociaciones y organizaciones laicas occidentales...) para
abrazar juntos los diferentes aspectos de la vida y de los compromisos de la Iglesia
al servicio de la reconciliación la justicia y la paz.
Instancias especializadas
(Observadores) deberán ser creadas en caso necesario para desarrollar acciones o seguir
la evolución de ciertas situaciones o cuestiones tales como la dependencia del exterior,
la sed de bienes materiales, el etnicismo... toda ellas causas potenciales de conflictos.
Todas las raíces de los conflictos en las sociedades africanas deben ser afrontadas
sin temor o complacencia, y deben ser objeto de planes de acción pastoral continental
o de las directivas pastorales precisas.
Los Obispos africanos tienen
igualmente gran interés en reforzar su presencia en las organizaciones continentales
(UA), en armonía con la acción de la Santa Sede (diplomacia vaticana) a fin de estimular,
alentar y garantizar las iniciativas que tiendan a promover la reconciliación, la
justicia y la paz.
El desastre provocado por la pandemia del VIH SIDA
no ha sido perdido de vista por los Padres Sinodales, que animan a todos aquéllos
que despliegan sus esfuerzos para dar esperanza a las personas infectadas y afectadas,
para que puedan resistir a las tentaciones de la desesperación. La misión de la Iglesia
Familia de Dios en África de hacer vivir a los fieles del Evangelio de Cristo el compromiso
en la lucha para reducir la estigmatización social de las personas infectadas, así
como para reemplazar la violencia por el establecimiento de puentes de reconciliación,
justicia y paz, para interpelar a los poderes públicos, para hablar en nombre de los
que no tienen voz. Un llamado a una gran sinergía y solidaridad, para que los enfermos
en África reciban los mismos tratamientos que los enfermos europeos.
En
la lucha por la conservación de vidas humanas y para asegurar más paz entre los hombres,
muchas voces se han alzado para exigir el cierre de las fábricas de armamento, que
alimentan los conflictos en África. Después de los conflictos por el espacio vital
y por las explotaciones mineras, es la guerra del agua la que se perfila en el horizonte.
Hay que prevenirla, manteniendonos vigilantes ante la degradación del medio ambiente
bajo los efectos del calentamiento global.
Los Padres Sinodales reconocen
que las causas de los conflictos armados en África, no son más que efectos del tribalismo,
pero la intromisión de las multinacionales y su deseo de apropiarse en exclusiva de
los yacimientos estratégicos (petróleo, uranio, coltan...) es lo que engendra los
conflictos. Animan a la puesta en marcha de marcos jurídicos internacionales para
garantizar el control de las multinacionales y las industrias extractivas transnacionales.
LAICOS
Los
conflictos en África nos remiten a la Historia reciente (peligro de exacerbación de
los nacionalismos y del concepto de raza que son anti cristianos). Los cristianos
son numerosos en la administración pública, en la vida política y en las instancias
de decisión (Parlamentos). Pero a pesar de ello, las leyes contrarias a la moral cristiana
son aprobadas, concretamente en la esfera familiar. Hay por tanto necesidad de formar
a los políticos cristianos y asegurarles una formación cristiana sólida (Biblia, teología
moral, doctrina social de la Iglesia, Historia de la Iglesia...) e instrumentos jurídicos
para defender los valores cristianos (la Familia en particular), ya así contribuir
positivamente en la elaboración de textos legislativos respetuosos de la moral cristiana.
Los Padres Sinodales han reconocido que no basta formar fieles laicos para el liderazgo
político en nuestros países, sino que es preciso también acompañarlos en sus compromisos...
para hacer de ellos agentes de cambio de toda la sociedad (buena gestión de las familias
y de las responsabilidades sociales y políticas).
Los movimientos de
apostolado de los laicos pueden contribuir al servicio de la reconciliación, la justicia
y la paz. La Iglesia, a través de sus instituciones especializadas, puede comprometerse
también con la sociedad civil y todas las ONGs serias, u otras confesiones religiosas,
para hacer frente común en la lucha por la promoción integral de los Derechos Humanos.
LOS
MEDIA
La cobertura de los conflictos africanos y su
instrumentalización por parte de los medios, constituyen un desafío para la Iglesia
Familia de Dios en África. Los Padres Sinodales han sido informados de los esfuerzos
de muchas diócesis por dotarse de radios diocesanas. Éstas permiten promover el ideal
de fraternidad y de convivencia pacífica, de la reconciliación, la justicia y la paz
entre los pueblos. El empuje de los medios de comunicación puede servir igualmente
para la difusión de la buena nueva en un Continente que permanece aún ampliamente
en una cultura oral.
Una buena formación técnica y religiosa de los
comunicadores católicos (doctrina social de la Iglesia, en particular) es prioritaria.
Al mismo tiempo, es preciso formar a los propios pastores y agentes pastorales en
el lenguaje y el buen uso de los medios. Los fieles laicos, en general, aprenderán
a ejercer el discernimiento y el espíritu crítico frente a las ideologías vehiculadas
por dichos medios.
Hay que prestar una atención particular a los jóvenes.
Ellos son las preimeras víctimas de los efectos devastadores de la globalización sobre
las costumbres y el sistema de valores. De ahí la necesidad de una educación integral
e integradora a todos los niveles (niños, jóvenes y adultos) en la práctica de los
valores sociales indispensables para la convivialidad armoniosa: la promoción de la
vida humana, la unidad del género humano y la igual dignidad de las personas, el respeto
por el bien común y el derecho de todos a disfrutarlo.
Esto comienza
en la familia y continúa en los establecimientos y escuelas católicas que son lugares
de educación por excelencia en los valores de la vida cristiana, concretamente, la
cultura de la tolerancia, la convivialidad, el servicio a los otros, la reconciliación,
la justicia y la paz.
EL CLERO
Una
educación de los seminaristas que sea cuidadosa y armonice bien la filosofía y la
teología, permitirá responder juiciosamente a los grandes interrogantes del mundo.
Es necesario redactar una " ratio nationalis institutionis sacerdotalis " para favorecer
el discernimiento, la formación espiritual y afectiva adaptada a las circunstancias
y a las personas. El discernimiento riguroso y una formación espiritual y afectiva,
adaptada a las situaciones que harán de ellos personas sólidamente ancladas en sus
culturas y fieles a las enseñanzas de la Iglesia.
La preocupación por
formadores competentes y bien formados debe ser prioritaria. La implicación de la
familia y de la comunidad cristiana en un testimonio de fidelidad en la práctica de
los consejos evangélicos los ayudará a fundar su vida sobre la sola pertenencia a
Cristo.
LA VIDA CONSAGRADA
La
vida consagrada está en rápido crecimiento en la Iglesia Familia de Dios en África.
Como en las vocaciones sacerdotales, se constatan carencias en materia de discernimiento
de los formadores. Los Padres Sinodales están llamados a ayudar a la vida consagrada
a mantenerse en su misión profética, y apoyándola en la realización de su misión Ad
Gentes, alentarla a dar un testimonio de comunión. Han sido informados de las prácticas
de las jóvenes africanas enviadas a Europa para formarse en la vida religiosa¼ A veces,
esto termina mal; algunas rehúsan entrar y acaban teniendo problemas desagradables.
Se espera una palabra por parte de los Padres Sinodales sobre este asunto.
La
COSMAM se convierte en una realidad acerca del Continente y constituye una esturctura
que enmarca la vida consagrada en África en un entorno de diálogo con los Obispos
del Continente (SECAM).
UNA SOLA IGLESIA FAMILIA DE
DIOS CON MUCHOS ROSTROS
La Iglesia Familia de Dios,
al norte o al sur del Sahara, tiene la misma misión de servicio. Todavía no está en
absoluto integrada en la Iglesia Familia de Diso en África. Es una Iglesia " encrucijada
", pero que tiene la vocación de convertirse en una " Iglesia de Pentecostés ", puesto
que se vuelve una Iglesia multicultural, gracias a la importante presencia de estudiantes
subsaharianos. Estos aprenden a vivir su fe en un contexto nuevo y hacen frente valientemente
a su futuro sin desanimarse, a pesar de ciertas injusticias. Pese a su estado de minoría
cristiana en un medio musulmán. La Iglesia Familia de Dios en el Sahara mantiene una
relación de diálogo con el Islam y está comprometida en diversos servicios de la sociedad:
social, cultural y educativo.
Los Obispos Padres Sinodales salidos de
sus Iglesias, han llamado a sus homólogos al encuentro y el diálogo con las otras
religiones, sin complejos ni temores, para traspasar los miedos y el peso del pasado
(la relación entre el mundo árabe y el África negra) y establecer relaciones de colaboración
con los musulmanes de buena voluntad, para reducir tensiones.
Desean:
Como
minoría cristiana en un medio islámico, asociarse al Sínodo de los Obispos de 2010
(Medio Oriente) ;
La organización de un coloquio continental de división
e intercambio de experiencias de la variedad de situaciones en las relaciones con
el Islam (de Túnez a Johannesburgo) ;
Hacer memoria : SANTOS, BIENAVENTURADOS
Y MÁRTIRES de la Iglesia familia de Dios en África. Además de los Santos y bienaventurados
de África que el Santo Padre no pierde ocasión de recordarnos, los Padres Sinodales
han evocado la memoria de Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y seminaristas
que se han mantenido en servicio, incluso llegando a dar su vida, como Cristo.
Otras
muchas personas que conocemos han perecido trágicamente por su servicio al bien común.
Es necesario recordarlos también a ellos junto a los " nuestros". Todos estos héroes
del servicio y de la reconciliación merecen ser presentados a los jóvenes como modelos.
Interpelar a la conciencia de la comunidad internacional sobre las injusticias y las
violencias que se cometen en África, e invitarlos a una mayor solidaridad. Invitar
a la comunidad internacional a comprometerse en la reconstrucción de los países destruidos
por la guerra.
CONCLUSIÓN
"Sal"
y "luz" son las metáforas o imágenes con las que el Siervo de Dios, el Papa Juan Pablo
II, describió una vez la misión de los fieles de Cristo, en la multiplicidad y diversidad
de sus identidades y funciones, en África y sus Islas. Dijo: "en la sociedad plural
de nuestros días, la misión de los católicos en la vida pública puede ejercer una
positiva influencia. Sean profesionales o enseñantes, hombres de negocios o servidores
civiles, agentes de la ley o políticos, se espera de los católicos que den testimonio
de la bondad, la verdad, la justicia y el amor de Dios en su vida diaria. La tarea
de los fieles laicos es ser sal de la tierra y luz del mundo, especialmente en los
lugares en que sólo los laicos están en condiciones de hacer presente la Iglesia"[18].
La
referencia en el tema de este Sínodo a la invitación de Cristo a sus discípulos, "sal
de la tierra y luz del mundo", no sólo se refiere al testimonio de la Iglesia Familia
de Dios en África, como discípulos de Jesús (Hch 1,8), sino que debe extenderse a
todo el Continente, sus Islas y al mundo entero. Apunta también a un método para una
evangelización y una misión apostólica creíbles, prescritas por el Señor. "Porque
tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único" (Jn 3,16); y la misión del Hijo de
Dios encarnado en el mundo fue descrita por Pablo como un "vaciamiento del Hijo de
Dios para llegar a hacerse hombre": "El cual, siendo de condición divina, no retuvo
ávidamente el ser igual a Dios" (Fil 2,6-7). Como tal, Jesús llevó a cabo su misión
en la Tierra llevando este vaciamiento a su máxima expresión a través de su sufrimiento
y muerte en la cruz, en cumplimiento de las profecías del Siervo de Dios del Antiguo
Testamento (Is 52-53 y ss.).
Éste es el carácter de "siervo" que el
tema del Sínodo evoca llevando la reconciliación, la justicia y la paz al Continente
y sus Islas. "Siervos de la Reconciliación, la Justicia y la Paz", como tema del Sínodo,
invita a la Iglesia Familia de Dios en África a una vida pascual, siendo agentes de
la reconciliación, la justicia y la paz; y es lo que la metáfora de la sal y la luz
sostienen. Es la raíz de nuestro método de acción apostólica como Siervos de la Reconciliación,
la Justicia y la Paz en el sacrificio que hacemos en nuestras vidas y en Cristo. Porque
lo mismo debemos pasar nosotros que Jesucristo (Fil. 2,5).
En este Sínodo
se ha expresado la idea de que la Iglesia Familia de Dios en África debe transformarse
desde dentro; y debe transformar al Continete y sus Islas como sal y luz. Afronta
una misión apostólica que los pastores y otros trabajadores pastorales han articulado
de varias formas en esta Asamblea:
-Liberando al Continente y sus gentes
de toda suerte de temores; -Asegurando una conversión más profunda y permanente,
y una sólida formación a todos los niveles (fe, catequesis, moral, medios de comunicación,
cultura del amor, la paz la justicia, la reconciliación¼ el buen gobierno, etc¼);
-Dialogando
en todos los ámbitos, incluido el medioambiental;
-Abogando por las
funciones en varios aspectos y necesidades sociales, especialemte, el puesto de las
mujeres en la sociedad, la educación de los niños y la juventud;
-La
emigración y las varias formas de movimientos de población, que requieren cuidados
pastorales;
-La desafiante labor de cambiar actitudes y mentalidades,
liberándolas de los efectos de un pasado de colonialismo, explotación, etc¼;
-Situar
al Continente y sus gentes de modo que puedan resistir el huracán de la globalización
y los desafíos de una ética global, injustas condiciones de comercio, etnocentrismo,
fundamentalismos, etc¼
El símbolo polivalente de la sal y la luz, expresa
las muchas y variadas formas de la existencia pascual, bajo la cual, la Iglesia Familia
de Dios en África debe ser sierva de la reconciliación, la justicia y la paz (y ahora
también de la verdad, que esta Asamblea les ha asociado estrechamente); y que la luz
del Evangelio nos permita seguir adelante.
[1] El énfasis
es mío. Cfr. Carte del Papa Juan Pablo II al Arzobispo Nikola Eterovic con ocasión
del Encuentro del Consejo Especial para África del Sínodo de los Obispos, Vaticano,
23 de Febrero de 2005.
[2] El 26 de Junio de 2006, en la Conferencia
de Prensa en el Vaticano, dirigida por el Cardenal Francis Arinze, el Consejo especial
para África de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos, publicó los Lineamenta
de la Segunda Asamblea Especial para África, y el 19 de Marzo de 2009, en Yaoundé,
el Santo Padre presentó el Instrumentum Laboris de la Segunda Asamblea Especial para
África.
[3] PRIMERA Asamblea Especial para África, Instrumentum Laboris,
1993, 1.
[4] SEGUNDA Asamblea Especial para África, Lineamenta, "Preface".
[5]
JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Post-Sinodal, Reconciliatio et Poenitentia,
2.
[6] El "malvado" (___) es el opuesto al justo. Destruye la comunión
y la Comunidad faltando al cumplimiento de las exigencias de las relaciones de comunidad
(The Interpreter's Dictionary of the Bible, vol.4, 81).
[7] El Papa
Juan Pablo II define la "misericordia" como "un especial poder de amor, que prevalece
sobre el pecado y la infidelidad del pueblo elegido" (Dives in Misericordia, 4.3).
[8]
Así, el Papa Juan Pablo II enseñó que en las relaciones entre individuos y grupos
sociales, etc..., "la justicia no basta". Se necesita para ello un "poder más profundo,
que es el amor" (cf. Dives in Misericordia, 12).
[9] Compendio de la
Doctrina Social de la Iglesia, 3, 63.
[10] EL CATECISMO DE LA IGLESIA
CATÓLICA, 2304.
[11] BENEDICTO XVI, Homilía, Basílica de S. Pedro, Domingo
4/10/09.
[12]Sto. Tomàs de Aquino, Contra Gentes, 1, III, c. 128.
[13]
Ibidem.
[14] JUAN XXIII, Pacem in Terris, 72.
[15] CONCILIO
Vaticano II, Gaudium et Spes, 84.
[16] Aunque sea una tarea, algo por
lo que trabajar, la paz es un regalo de Dios, algo que nuestra paz terrena sólo anticipa
pálidamente.
[17] CONCILIO Vaticano II, Gaudium et Spes, 78.
[18]
Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Post-Sinodal Ecclesia in Africa, 108.
CUESTIONES
INTRODUCCIÓN:
1.
¿Cuál es la incidencia de este Sínodo en la Iglesia Familia de Dios en África y en
el resto del mundo católico? ¿Qué se puede y qué es necesario hacer?
REUNIDOS
DE NUEVO EN UNA ASAMBLEA ESPECIAL PARA ÁFRICA DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
2.
¿Cuál es vuestra apreciación de este Sínodo como ejercicio de comunión eclesial de
la Iglesia Universal? ¿Hay espacio para la mejora de este sentido del Sínodo?
OTRAS
ESTRUCTURAS DE COMUNIÓN ECLESIAL
3. El Papa Juan Pablo
II dijo: "Para construir una sociedad próspera y estable, África necesita que todos
sus hijos unan sus fuerzas". ¿Cómo evaluáis las diversas formas del ministerio colegial
y colaborativo en la Iglesia Familia de Dios en África y sus Islas?
LA
CELEBRACIÓN DE LA SEGUNDA ASAMBLEA: ¿CONGOJAS O DESAFÍOS PARA ÁFRICA?
4.
El Papa Juan Pablo II dijo: "Los afligidos corazones humanos (son) el último refugio
de las causas de todo lo desestabilizador en el Continente Africano". ¿Cuál es vuestra
apreciación de esta afirmación? ¿Podéis aportar ejemplos y evidencias?
5.
El Instrumentum Laboris nº 66 dice: "Algunos piensan que la razón más básica de la
inestabilidad de las sociedades está ligada a la alienación cultural y la discriminación
racial, que han engendrado a lo largo de la Historia de África, complejos de inferioridad,
fatalismo y miedos". ¿Cuál es vuestro punto de vista al respecto? ¿Cómo puede el Sínodo
ayudaros a lidiar con ello?
6. ¿Estáis de acuerdo con la caracterización
de los errores y problemas que los Padres Sinodales han observado sobre África y sus
Islas como desafíos? ¿Cuán real encontráis la descripción de la Primera Asamblea Especial
para África como "Sínodo de la esperanza y la resurrección"?
7. ¿Cuán
cierto es que los Padres Sinodales tienden a generalizar, amplificando los asuntos
de la Iglesia local y nacional para aplicarlos a la totalidad de África? ¿Qué situaciones
específicas en vuestra Iglesia local y vuestro país están en consonancia con el tema
del Sínodo o encuentran soluciones en él?
EL FORTALECIMIENTO
DE LA FE EN CRISTO
8. ¿Hasta qué punto estáis de acuerdo con que el
tema del Sínodo sea, en primer lugar, un "programa de espiritualidad" y después una
actividad?
9. Muchas intervenciones en esta Asamblea han deplorado la
calidad del testimonio cristiano y el compromiso de la gente con su propia fe (ante
las sectas, brujería) ¿Cómo evaluáis nuestros métodos actuales para traer a la gente
a la fe y a nuestra Iglesia? ¿Qué habría que hacer para asegurar que la conversión
sea profunda y permanente?
CRISTO, NUESTRA RECONCILIACIÓN
10.
¿Qué aspectos positivos de las tradiciones y la cultura africanas pueden ser útiles
en la catequesis cristiana de la reconciliación, la justicia y la paz? ¿Puede el sacramento
de la reconciliación ser significativo para nuestros fieles adoptando dichos aspectos?
11.
¿Qué elementos de nuestra tradición y cultura constituyen obstáculos para la comprensión
cristiana y la celebración de la reconciliación?
12. "Numerosos cristianos
han dado testimonio, incluso hasta el martirio, a favor del Evangelio de la fraternidad,
generado por el agua del bautismo". ¿Cuál es vuestra experiencia de la oposición entre
los lazos étnicos y los eclesiales en vuestras Iglesias locales?
CRISTO,
NUESTRA JUSTICIA
13. ¿Quién identificaríais como víctimas de la injusticia
en el área de vuestra Iglesia local y vuestro país? ¿Cómo podemos devolverles la justicia?
¿Es posible establecer estructuras básicas de cooperación con las otras religiones
en la prevención y resolución de conflictos y en la formación de una cultura de justicia
y paz?
14. ¿Qué pasos prácticos deberían darse para formar a nuestros
fieles laicos en el apostolado como líderes cristianos dentro de la sociedad?
15.
¿En qué modo pueden las mujeres aplicar sus distintos talentos en la prevención y
resolución de conflictos, y la reconciliación dentro de la Iglesia y de la entera
sociedad?
CRISTO, NUESTRA PAZ
16. "En
la verdad está la paz" (Papa Benedicto XVI). Esta enseñanza del Santo Padre ha tenido
sus ecos varias veces en la Asamblea, y se relaciona con la justicia y el imperio
de la ley. ¿Cómo enseñaríais esto a los miembros de vuestra Iglesia local?
17.
"¡Cristo es nuestra paz!" ¿Cómo podemos hacer real esta aserción en nuestras vidas?
LA FAMILIA
18. ¿Qué plan estratégico debería ser puesto
en marcha a nivel continental para salvaguardar y proteger la familia africana? La
Iglesia familia de Dios, ¿Puede hacer alguna contribución a la Iglesia Universal para
que ayude a las otras Iglesias en las que el proceso de degradación de la familia
está más avanzado?
LA DIGNIDAD DE LAS MUJERES Y SU FUNCIÓN
EN EL SERVICIO A LA RECONCILIACIÓN, LA JUSTICIA Y LA PAZ
19. ¿Cómo podría
ponerse en marcha un plan que devolviera la dignidad a las mujeres africanas y fortaleciera
sus capacidades, de modo que pudieran comprometerse de manera consciente en la construcción
de la Iglesia familia de Dios en África? ¿Qué programas concretos se deberían iniciar
para hacer a las mujeres más activamente participantes y agentes responsables en la
guía de la vida de la Iglesia?
EL SECTOR SOCIO RELIGIOSO
20.
¿Por qué los vínculos de sangre (alianzas humanas) se toman más en cuenta que la Sangre
de Cristo (alianza nueva y eterna)? ¿Cómo desarrollar la espiritualidad de la Eucaristía
en la vida cotidiana? (¿Un Congreso Eucarístico Continental?)
21. ¿Cómo
puede la reconciliación ser celebrada en la Eucaristía y el sacramento de la penitencia
de modo que conduzca a un genuino restablecimiento de las relaciones y nos transforme
en embajadores de reconciliación?
LA MISIÓN PROFÉTICA
DE LA IGLESIA FAMILIA DE DIOS EN ÁFRICA
22. ¿Cómo puede construirse,
a partir de las experiencias positivas de las Comisiones de Justicia y Paz y otras
iniciativas similares, una pedagogía de la reconciliación que responda a los traumas
de las frecuentemente olvidadas comunidades y pueda asistirlas responsablemente, para
un arrepentimiento positivo de estas acciones? Se ha propuesto un plan de acción pastoral
por la Conferencia Episcopal de Senegal, Guinea Bissau y Mauritania.
LA
LAICIDAD
23. ¿Por qué los cristianos tienen tan poca influencia en la
vida política? ¿Tiene el Evangelio algo que decir a estos líderes cristianos en sus
actividades políticas?
LOS MEDIA
24. ¿Cómo
se puede restablecer el poder positivo de la PALABRA como instrumento de formación
en la reconciliación, la justicia y la paz, recibidas de aquélla, que han sido desfiguradas
y devaluadas por los abusos, las mentiras, el odio o la propaganda por parte de algunos
agentes mediáticos?
EL CLERO
25. ¿Cómo
pueden nuestros pastores ser "líderes de servicio" en nuestras Iglesias y Comunidades?
¿Cómo pueden, como agentes de la evangelización, considerarse a sí mismos servidores
de la reconciliación, la justicia y la paz?