2009-10-13 17:15:16

Intervención del Dr. Alberto PIATTI, Secretario General da Fundación AVSI (ITALIA), Oyente


Dr. Alberto PIATTI, Secretario General da Fundación AVSI, Milano (ITALIA)

El tesoro más grande de África es la sed de Significado, de espiritualidad de Dios que en la Europa ya saciada no existe más. La revelación que Cristo es la respuesta a este deseo del ser humano, concebido por su creador para tal fin, que se cumple aquí y ahora en la Santa Iglesia.
Es este el encanto de la fe, que encuentra y se propone a la libertad del hombre y es algo que también atrae a los jóvenes.
Hablo de encanto porque vivo, junto a mi esposa, la aventura de criar y educar a 5 hijos (casi como una familia africana).
Lo que les mueve es el encanto de la fe como conocimiento de la realidad, en su verdad más profunda, mas no las reglas y consecuencias éticas y ambientales.
Me permito plantear, para vuestra reflexión, si esta tensión muchas veces no parece ser una premisa ya que después, en la acción, esta tensión no se mantiene, sino que se introduce un dualismo o un relativismo en las consecuencias operativas, en nuestras obras. De ese modo nuestra agenda, muchas veces, parece coincidir con la agenda de los organismos internacionales y en particular con la de las Naciones Unidas. El edificio de cristal parece ser el templo en donde se celebra el rito de la nueva religión humanitaria y relativista y su Secretario General de turno asume las vestiduras de un papa laico.
Me refiero, brevemente, a dos aspectos fundamentales de nuestra expresión caritativa de educación y salud.
- Consideramos que la educación permanente es un factor determinante para la conciencia de los fieles porque expande la relación entre Creador y creado, incluso en la acción. No solo es educación formal, lo que nos lleva a preguntarnos ¿Cuáles son los contenidos transmitidos en las escuelas católicas? No podemos contentarnos con lo que prevén los objetivos del milenio “education for all”.
Señalo también la urgencia de tomar conciencia del valor de la dignidad civil y social de las obras de la Iglesia como contribución al bien común, según el principio de subsidariedad. La Iglesia ofrece educación primaria al 50% de la población en edad escolar y el 50% de los servicios sanitarios básicos en muchos países del continente africano y esto no se reconoce como se debería.
Frente a estas dimensiones del servicio ofrecido a los hermanos de la Iglesia, el fondo global para las tres grandes enfermedades destina solo el 3.6 por cierto de todos los recursos que manejan las “faith base organization” en su conjunto.
La Conferencia Episcopal Ugandesa ha trabajado intensamente en este sentido, pero aún se puede hacer mucho más.







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