Intervención de Mons. Gervais BANSHIMIYUBUSA, Obispo de Ngozi (BURUNDI)
S. E. R. Mons. Gervais BANSHIMIYUBUSA, Obispo de Ngozi (BURUNDI)
Después
de quince años de una guerra civil que ha desestabilizado la sociedad burundesa (1993-2008)
quisiéramos daros las gracias por vuestra cercanía espiritual, moral y material e
informaros que la guerra en el país terminó sin vencedores ni vencidos, gracias al
diálogo y a las negociaciones entre sus protagonistas. El país está actualmente comprometido
en un proceso de paz y de reconciliación. Pero por favor, seguid rezando por esta
paz precaria.
Dado que esta segunda Asamblea sinodal de los Obispos para África
habla de justicia, paz y reconciliación por parte de la Iglesia, nos pareció útil
compartir con vosotros un aspecto del rol de nuestra Iglesia en este proceso de paz
social y política que se está presentando actualmente en nuestro país.
Yendo
más allá (sin ignorar la importancia) de las innumerables iniciativas de mediación,
de enseñanza y de acciones sociales llevadas a cabo por la Iglesia de Burundi para
que el país llegara a la fase actual del proceso de paz, quisiera centrar esta intervención
en la decisión tomada por la Iglesia de Burundi de entrar en el Sínodo para dar su
contribución específica al proceso de paz y de reconciliación del pueblo.
Desde
el año 2004, frente a la situación de una sociedad que había perdido casi todos sus
puntos de referencia culturales y morales y que se abandonaba a crímenes y pecados
colectivos a gran escala, hemos decidido comprometernos en sínodos diocesanos que
tienen por tema: “convirtamosnos para promover una cultura de paz y de reconciliación”.
Quisiera
terminar con un doble llamado a esta Asamblea Sinodal para África:
-Que incluyamos
en nuestras resoluciones la celebración de sínodos diocesanos que prolonguen el tema
de la presente asamblea, a saber: “nuestras Iglesias locales al servicio de la edificación
de una cultura de paz y de reconciliación”, puesto que no siendo un trabajo realizable
por cristianos a nivel individual la obra de edificación de una cultura de paz y de
reconciliación, triunfamos al involucrar al gran conjunto de la familia eclesial para
que la luz sea visible.
-Que las Iglesias de los países pequeños, en el marco
de nuestra Iglesia que es la misma Familia de Dios en todos los lugares, nos ayude
con sus propios recursos a tener en África Institutos y Universidades que tengan facultades
que se concentren en la prevención y resolución de conflictos y facultades a favor
de la paz y la reconciliación.