Intervención de Mons. Egidio NKAIJANABWO, Obispo de Kasese (UGANDA)
S. E. R. Mons. Egidio NKAIJANABWO, Obispo de Kasese (UGANDA)
Se ha
mencionado muchas veces en nuestros discursos que nosotros, líderes religiosos, deberíamos
hacer frente a nuestros Gobiernos y protestar contra el mal gobierno. Lo hemos hecho
frecuentemente, pero no parece que hayamos tenido mucho éxito. Cuando protestamos,
muchas veces critican que estamos interfiriendo en la política y que deberíamos limitarnos
solamente a asuntos religiosos. Piensan que estamos apoyando a uno u otro partido
político de la oposición. Deberíamos, por esto, dejar bien claro que los asuntos religiosos
incluyen la defensa de los derechos de las personas.
La Madre Iglesia, en su
sabiduría, nos ha dado una vía para mostrar que no estamos hablando políticamente
cuando criticamos el mal gobierno. En el Código de Derecho Canónico de la Iglesia,
se prohíbe a los clérigos tomar partido político o aceptar cargos públicos. Esto comprometería
nuestra independencia y libertad (n° 285 y 287). Los gobiernos y sus órganos deberían
entender entonces que hablamos como hombres de Dios, defendiendo los derechos del
pueblo de Dios.
Hemos sido enviados, como el profeta Jeremías, para hablar
en contra de sus malas prácticas. Dios dijo a Jeremías: “adondequiera que yo te envíe
irás, y todo lo que te mande dirás. No les tengas miedo, que contigo estoy yo para
salvarte” (Jer. 1,7-8).
Otro modo en que podemos realizar este cambio es, como
se ha dicho, instruir a nuestros cristianos más profundamente en su fe y en la doctrina
social de la Iglesia, para que sigan las enseñanzas del Evangelio.
Cuando se
conviertan en cristianos convencidos y conozcan también los derechos humanos, se movilizarán
a todos los niveles. Nuestro objetivo principal son los Consejeros (representantes
políticos) a nivel local y los Miembros del Parlamento, a nivel nacional, de modo
que todos juntos podamos tratar de eliminar la corrupción en nuestros países.
Esto
no debería ser imposible, especialmente en un país que posee gran población cristiana.
Después de todo, muchos de los funcionarios corruptos son nuestros cristianos.