2009-10-13 11:09:00

Intervención de Mons. Antonio Maria VEGLIÒ, Arzobispo titular de Eclano, Presidente del Pontificio Consejo de la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes


S. E. R. Mons. Antonio Maria VEGLIÒ, Arzobispo titular de Eclano, Presidente del Pontificio Consejo de la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes (CIUDAD DEL VATICANO)



La realidad de la pastoral de la Movilidad humana es un fenómeno tan importante, tan difundido y tan complejo, sobre todo en África y desde África, que siempre ha sido y sigue siendo, un Continente muy interesado en este problema, principalmente en cuanto a los flujos migratorios, los refugiados y desamparados. En las últimas tres décadas, diferentes circunstancias han alimentado tal fenómeno. Además de la urbanización en crecimiento, las guerras y los conflictos de diferente naturaleza que han transformado varios países en “exportadores” de prófugos e inmigrantes hacia los Países vecinos, hacia otras regiones del Continente o hacia Países mas lejanos, existen factores económicos, sociales, culturales y políticos, que se entrelazan obligando a los africanos a abandonar sus propios países de origen.

Los movimientos migratorios en África son más bien “horizontales” que “verticales”. De hecho la emigración intercontinental es mucho más importante que aquélla que se hace hacia el resto del mundo, hasta el punto de estimar que la migración interna implica actualmente al menos 40 millones de personas, en su mayor parte africanos. Y todo indica que estos flujos internos e interregionales continuarán incrementándose con los años y en las próximas décadas.

La crisis económica y los conflictos que afectan a muchos países del continente africano han dado lugar a preocupantes sentimientos xenófobos hacia los inmigrantes, transformados en chivos expiatorios de los problemas políticos y económicos internos. Por lo tanto, a menudo, las políticas migratorias de los Estados se han vueltos mas rígidas para hacer difícil la permanencia y el desarrollo de actividades por parte de los inmigrantes.

En este contexto, el respeto por los Derechos Humanos, por los principios democráticos y del Estado de derecho, por el buen gobierno, la profundidad del dialogo político y el refuerzo de la cooperación internacional, representan las lineas guías con las que se juega el presente y el futuro de África.

La dimensión pastoral, en tal proceso, no es de menor importancia. Solamente una auténtica relación de justicia conducirá, de hecho, a la paz y de allí, la Iglesia en África, podrá sacar las fuerzas para estar al servicio de la reconciliación y del anuncio del Evangelio.








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