Intervención de Mons. Antonio Maria VEGLIÒ, Arzobispo titular de Eclano, Presidente
del Pontificio Consejo de la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes
S. E. R. Mons. Antonio Maria VEGLIÒ, Arzobispo titular de Eclano, Presidente del Pontificio
Consejo de la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes (CIUDAD DEL VATICANO)
La
realidad de la pastoral de la Movilidad humana es un fenómeno tan importante, tan
difundido y tan complejo, sobre todo en África y desde África, que siempre ha sido
y sigue siendo, un Continente muy interesado en este problema, principalmente en cuanto
a los flujos migratorios, los refugiados y desamparados. En las últimas tres décadas,
diferentes circunstancias han alimentado tal fenómeno. Además de la urbanización en
crecimiento, las guerras y los conflictos de diferente naturaleza que han transformado
varios países en “exportadores” de prófugos e inmigrantes hacia los Países vecinos,
hacia otras regiones del Continente o hacia Países mas lejanos, existen factores
económicos, sociales, culturales y políticos, que se entrelazan obligando a los africanos
a abandonar sus propios países de origen.
Los movimientos migratorios en África
son más bien “horizontales” que “verticales”. De hecho la emigración intercontinental
es mucho más importante que aquélla que se hace hacia el resto del mundo, hasta el
punto de estimar que la migración interna implica actualmente al menos 40 millones
de personas, en su mayor parte africanos. Y todo indica que estos flujos internos
e interregionales continuarán incrementándose con los años y en las próximas décadas.
La
crisis económica y los conflictos que afectan a muchos países del continente africano
han dado lugar a preocupantes sentimientos xenófobos hacia los inmigrantes, transformados
en chivos expiatorios de los problemas políticos y económicos internos. Por lo tanto,
a menudo, las políticas migratorias de los Estados se han vueltos mas rígidas para
hacer difícil la permanencia y el desarrollo de actividades por parte de los inmigrantes.
En
este contexto, el respeto por los Derechos Humanos, por los principios democráticos
y del Estado de derecho, por el buen gobierno, la profundidad del dialogo político
y el refuerzo de la cooperación internacional, representan las lineas guías con las
que se juega el presente y el futuro de África.
La dimensión pastoral, en
tal proceso, no es de menor importancia. Solamente una auténtica relación de justicia
conducirá, de hecho, a la paz y de allí, la Iglesia en África, podrá sacar las fuerzas
para estar al servicio de la reconciliación y del anuncio del Evangelio.