Intervención de la Sra. Marguerite BARANKITSE, Fundadora de la Casa Shalom, Ruyigi
(BURUNDI), Oyente
Sra. Marguerite BARANKITSE, Fundadora de la Casa Shalom, Ruyigi (BURUNDI)
Hace
exactamente 16 años, Burundi caía una vez más en una guerra civil que duró 12 años.
Quiero
destacar con mi testimonio en qué medida quien se dice cristiano puede renegar el
bautismo cuando está determinado a defender su pertenencia étnica.
Era el 24
de octubre de 1993. Nos habíamos refugiado en el Obispado de Ruvigi cuando llegaron
los asesinos, debido a que eran de mi misma etnia, salí en primer lugar para detenerlos.
El primer asesino me respondió que, ante todo, era un tutsi y que debía vengar a sus
hermanos y hermanas de sangre. Le respondí: “no he elegido ser una tutsi pero sí he
elegido el bautismo”
Aunque fuesen cristianos, no tuvieron ninguna vergüenza
en matar delante de mí. Hoy, sin pedir perdón a los huérfanos que dejaron, ni al Obispo
(ya que han quemado su obispado), siguen yendo a misa sin mostrar en su rostro vergüenza
alguna.
Hemos aprendido a callar. Los pastores callan, la grey calla y seguimos
celebrando la misa dominical como un si fuera un rito, no como una comunión fraterna.
En
las regiones con mayoría cristiana encontramos muchos niños de la calle, niños soldado,
niños brujos, etc... ¡No debemos dejarlos únicamente en manos de las ONG!
Sí,
queridos pastores, queridos religiosos y religiosas, los niños nos tienen sólo a nosotros
como familia y, de hecho, nos llaman “papá” y “mamá”. Tened el valor de abrirles las
puertas de vuestros obispados, conventos, casas para ofrecerles la identidad, el afecto
de la familia.
Imitemos al Obispo de Los Miserables de Víctor Hugo que abrió
las puertas de su catedral, de noche, para ofrecer hospitalidad a todos los pobres.
Sí, debemos tener el valor de hacer de nuestra África un lugar donde se pueda “vivir”
bien.