Intervención de Rev.do P. Aquiléo FIORENTINI, Superior General del Instituto Missiones
Consolata
Rev.do P. Aquiléo FIORENTINI, I.M.C., Superior General del Instituto Missiones Consolata
(UNIÓN DE LOS SUPERIORES GENERALES)
El ministerio de la reconciliación comprende
la dimensión horizontal y vertical, con los demás y con Dios. Es una verdadera escuela
para aprender de nuevo a perdonar y a reconciliarse, que prevé un método y unos contenidos. Una
significativa aportación que las Iglesias de 14 países del Continente americano pueden
ofrecer a la Iglesia en África, como metodología para obtener perdón y reconciliación,
es la experiencia de las ES.PE.RE (Escuelas de Perdón y Reconciliación). Éstas son
escuelas formadas por grupos de 15 ó 20 personas que deciden vivir una profunda experiencia
de cura de la memoria no grata (rabia, rencor, odio, venganza), y que desean abrirse
al perdón y a la reconciliación, como camino obligado hacia la reconstrucción personal,
familiar y social, y el restablecimiento de la paz en su barrio, en su propia ciudad
y país. Las ESPERE, utilizan una metodología variada: la lúdica, el socio-drama,
los ejercicios de reformulación y hermenéutica, espacios de escucha, juego de rol
y otros; trabajan en cinco dimensiones del ser humano: cognoscitiva, emocional, comportamental
/actitudinal, comunicativa y transcendente; poseen su columna vertebral en el trabajo
de los pequeños grupos, en los que los participantes re-elaboran la rabia, el odio
y los deseos de venganza; promueven y capacitan a cada uno de los participantes para
que se vuelva animador / multiplicador; su uso se adapta a niños, jóvenes y adultos;
es una propuesta ecuménica. Es una propuesta pedagógica que se realiza en 10 pasos,
cada paso es de aproximadamente 8 horas. Todos los pasos siguen una secuencia similar.
Los primeros 5 pasos se dedican al perdón. Los otros 5 se refieren a la reconciliación
y tocan conceptos fundamentales como: la verdad, la justicia y el pacto. Con esta
propuesta se trata de llevar el perdón a los escenarios de la vida cotidiana, para
influir así en la vida pública y política de la ciudad. El paradigma del perdón
y de la reconciliación es posible sólo para quien se sitúa en un nuevo espacio cósmico,
histórico, cultural y psicológico: la perspectiva de una nueva creación (cfr. 2Co
5, 17-18)