Benedicto XVI ha presidido el rezo del Santo Rosario “Con África y para África”. DISCURSO
DEL SANTO PADRE
ROSARIO CON LOS UNIVERSITARIOS SÁBADO, 10 DE OCTUBRE DE 2009
DISCURSO DEL
SANTO PADRE:
Una “Segunda
visita virtual a África”. Ha sido el mismo Secretario General del Sínodo de los Obispos,
S.E. Mons. Nikola Eterović, quien al cerrar la Quinta Congregación General ha definido
de esa forma el encuentro de esta tarde, sábado 10 de octubre, en el Aula Pablo VI
del Vaticano. El Santo Padre, Benedicto XVI, ha presidido el rezo del Santo Rosario
“Con África y para África”. Estaban presentes los Padres Sinodales y los universitarios
romanos, conectados vía satélite con los jóvenes universitarios de 9 capitales africanas:
El Cairo (Egipto), Nairobi (Kenia), Jartún (Sudán), Antananarivo (Madagascar), Johanesburgo
(Sudáfrica), Onitsha (Nigeria), Kinshasa (República Democrática del Congo), Maputo
(Mozambique), Ouagadougou (Burkina Faso). El encuentro ha sido organizado por la Secretaría
General del Sínodo de los Obispos y por la Oficina Pastoral Universitaria del Vicariato
de Roma, con ocasión de la II Asamblea para África del Sínodo de los Obispos. La vigilia
ha iniciado a las 17 horas. A las 18, el Santo Padre ha entrado en el Aula para guiar
el Santo Rosario. Han amenizado la velada la Orquesta Nacional de los Conservatorios
de Música y los Coros de los Conservatorios y de las Universidades Italianas. Al final
de la vigilia, “Peregrinación de la Cruz”.
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italiano]
Durante el encuentro, el Santo Padre pronunció el discurso que publicamos
a continuación.
DISCURSO DEL SANTO PADRE
¡Venerados Padres Sinodales, queridos
hermanos y hermanas, queridos estudiantes universitarios! Al término de este encuentro
de oración mariana, dirijo a todos mi saludo más cordial, con un sentimiento de especial
reconocimiento hacia los Padres Sinodales presentes. Expreso mi agradecimiento a las
Autoridades italianas, que han sostenido esta iniciativa, y sobre todo a la Secretaría
General del Sínodo de los Obispos y a la Oficina para la pastoral universitaria del
Vicariato de Roma, que la han promovido y organizado. Queridos amigos universitarios
de Roma, naturalmente a vosotros también os doy mis más sinceras "gracias" por haber
respondido en tan gran número a mi invitación. Como sabéis, estos días se está celebrando
en el Vaticano la segunda Asamblea especial del Sínodo de los Obispos para África.
El hecho de que nos hayamos reunido el Sucesor de Pedro y numerosos Pastores de la
Iglesia en África con otros expertos cualificados, constituye un motivo de alegría
y de esperanza, expresa la comunión y la alimenta. Los Padres de la Iglesia ya comparaban
a la comunidad cristiana con una orquesta o con un coro bien ordenados y armónicos,
como los que han animado nuestra oración, y a los cuales va nuestro agradecimiento. Como
en anteriores circunstancias, también esta tarde nos hemos valido de la modernas técnicas
de telecomunicación para "lanzar una red" -¡una red de oración!- conectando a Roma
con África. Y así, gracias a la colaboración de Telespazio, del Centro Televisivo
Vaticano y de Radio Vaticano, han podido participar en el Rosario numerosos universitarios
de distintas ciudades africanas, reunidos con sus Pastores. A ellos les envío un afectuoso
saludo.Hermanos y hermanas de lengua francesa, en especial a vosotros que habéis llegado
para reuniros con nosotros desde Burkina Faso, la República Democrática del Congo
y de Egipto, os dirijo mi más cordial saludo. Os invito a que permanezcáis unidos
en la oración a los obispos de toda África reunidos en Roma en el Sínodo, para que
la Iglesia pueda aportar una contribución eficaz a la reconciliación, a la justicia
y a la paz, en este continente tan amado, y que sea un signo auténtico de esperanza
para todos los pueblos africanos, “la sal de la tierra... y la luz del mundo”. ¡Que
la Virgen María, Nuestra Señora de África, os mantenga en la paz y os guíe hacia su
Hijo Jesús, el Salvador! ¡Que Dios os bendiga! Queridos amigos, saludo con afecto
a los numerosos jóvenes estudiantes, especialmente a los provenientes de Kenia, Nigeria,
Sudáfrica y Sudán, que se han unido a nosotros en la oración a María, Madre de Jesús.
Hemos encomendado a su protección materna el éxito de la II Asamblea Especial para
África del Sínodo de los Obispos. Que su intercesión sostenga a los cristianos de
todo el mundo, especialmente a los pueblos de África, y que su ejemplo nos enseñe
a dirigirnos al Señor y a perseverar en la oración tanto en las alegrías como en las
penas. Extiendo un especial saludo a los hombres y mujeres jóvenes de África, que
llevo en el corazón y tengo presentes en mis oraciones. Que podáis ser siempre testigos
leales y promotores activos de la justicia, la reconciliación y la paz. Saludo
a los universitarios reunidos en Maputo con el rosario en la mano y el nombre de María
en sus labios, rezando con África y para África, a fin de que los fieles cristianos,
llenos del Espíritu Santo, puedan cumplir la misión que recibieron de Jesús: ser la
sal de una tierra justa y la luz que guía al mundo hacia la reconciliación y la paz.
¡Gracias, amigos míos, por vuestra oración y vuestro testimonio cristiano! Que la
Virgen Madre de Dios vele sobre vosotros; a Ella encomiendo toda la juventud de Mozambique
y de los otros países africanos de lengua oficial portuguesa. En preparación al
encuentro de hoy, se ha celebrado en Roma un congreso, organizado por la Dirección
General para la Cooperación al Desarrollo del Ministerio de Asuntos Exteriores y por
el Vicariato de Roma, sobre el tema: “Para una nueva cultura del desarrollo en África:
el papel de la cooperación universitaria”. Quiero expresar mi estima por esta iniciativa
y os animo a seguir adelante con este proyecto. Deseo subrayar lo importantes que
son la formación de los jóvenes intelectuales y la colaboración científica y cultural
entre los ateneos para proponer y alentar un desarrollo humano integral en África
y en los demás continentes. En este contexto, a vosotros, queridos jóvenes he encomendado
idealmente la Encíclica Caritas in veritate, en la que exhorto sobre la urgencia de
elaborar una nueva síntesis humanística (cfr. nº 21) que vuelva a anudar los lazos
entre la antropología y la teología. Meditando sobre los misterios del Rosario, hemos
encontrado una vez más el verdadero rostro de Dios, que en Jesucristo nos revela su
presencia en la vida de cada pueblo. El Dios de Jesucristo camina con el hombre: y
gracias a Él es posible construir la civilización del amor (cfr. ivi, 39). Queridos
universitarios de Roma y de África, os pido que seáis, en la Iglesia y en la sociedad,
operadores de la caridad intelectual, necesaria para afrontar los grandes desafíos
de la historia contemporánea. En las universidades sed sinceros y apasionados buscadores
de la verdad, construyendo comunidades académicas de alto nivel intelectual, en las
que sea posible ejercer y gozar de esa racionalidad abierta y amplia, que abre el
camino al encuentro con Dios. Que sepáis crear puentes de colaboración científica
y cultural entre los distintos ateneos, sobre todo con los africanos. A vosotros,
queridos estudiantes africanos, os dirijo una especial invitación a vivir el tiempo
del estudio como una preparación a desempeñar un servicio de animación cultural en
vuestros países. La nueva evangelización en África cuenta también con vuestro generoso
esfuerzo. Queridos hermanos y hermanas, con el rezo del Rosario hemos encomendado
el II Sínodo para África a la materna intercesión de la Santa Virgen. Ponemos en Sus
manos las esperanzas, las expectativas, los proyectos de los pueblos africanos, así
como sus dificultades y sufrimientos. A todos los que están conectados con nosotros
desde varias partes de África, y a todos los presentes, os imparto de corazón la Bendición
Apostólica.