2009-10-10 19:43:16

Intervención de Mons. Ignatius CHAMA, Obispo de Mpika (ZAMBIA)


S. E. R. Mons. Ignatius CHAMA, Obispo de Mpika (ZAMBIA)



Quisiera subrayar aquí la crisis económica local que yo y mi pueblo vivimos en nuestra diócesis rural en el nordeste de Zambia. Es la crisis de las cosechas de nuestros incansables agricultores que no logran alcanzar los mercados y obtener el precio justo. Es la crisis percibida cuando los

inversores extranjeros abastecen sus supermercados con cosechas importadas del exterior de Zambia. Es la crisis causada por ciertas prácticas comerciales, sea propias o internacionales, que traen como consecuencia el que significativas mercancías subvencionadas que llegan de Europa limiten la competencia leal con los productos locales.

Además, hoy en Zambia, nuestras zonas rurales deben también afrontar el problema del campo con respecto a la adopción del modelo de agricultura genéticamente modificado, algo criticado, justamente, en el n.58 del Instrumentum laboris.

Estas dinámicas inicuas son una señal de la profunda diferencia que existe entre el campo y la ciudad, hoy esto es en su conjunto una amenaza al desarrollo integral y sostenible de Zambia. Nuestro mismo gobierno nos dice que mientras que el índice de pobreza urbana en los últimos años ha disminuido, la pobreza de las zonas rurales aumentó significativamente.

Pero ¿Qué es lo puede hacer un Sínodo con respecto a todo esto? Quiero, simplemente, recordar a mis hermanos Obispos, que en el Sínodo del año 1994 se escuchó una petición de justicia económica en la invitación que les fue dirigida para sostener el Jubileo del campo para la cancelación de la deuda externa de los países africanos en dificultad. La Iglesia escuchó la petición y habló en favor de la cancelación de la deuda, que resultó, para Zambia y también para otros países , un importante paso hacia la humanización del orden económico. Hoy tenemos la necesidad de un apelo a la justicia semejante a ése, por ejemplo, para afrontar las cuestiones de política comercial, como los Acuerdos de Colaboración Económica (ECA) entre África y Europa y las preocupaciones ambientales como el calentamiento global.

Pido, por lo tanto, que nuestra Asamblea dé su apoyo a las peticiones para un orden económico más justo que salvaguarde los derechos y el futuro de nuestras poblaciones rurales.








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