Intervención de Dom Jean-Baptiste TIAMA, Bispo de Sikasso (MÁLI)
S. E. R. Dom Jean-Baptiste TIAMA, Bispo de Sikasso, Presidente da Conferência Episcopal
(MÁLI)
La Iglesia en Mali opera codo con codo con otros hijos del país
para que llegue a los malíes esa paz profunda que todos deseamos, a pesar de las
difíciles situaciones que están afrontando.
Viviendo en un régimen democrático,
los gobiernos políticos se alternan bien y sin enfrentamiento armado. Pero, cada tanto,
la democracia ha sido menospreciada con manipulaciones de las constituciones y rebeliones
armadas. En el norte del país, las insurrecciones de los tuareg han amenazado con
comprometer la paz nacional. Sin embargo, y gracias a un auténtico apego al valor
de la paz se pudo limitar la pérdida de vidas humanas. Las ceremonias simbólicas de
la conquista de la paz han permitido curar las heridas.
En el 2003, con la
carta pastoral “¡Si rehabilitáramos la política!”, los Obispos han llamado la atención
de los partidos políticos sobre la tarea que tienen para educar sus militantes, para
animar la escena política y estar subordinados al primado del servicio a la nación
y no de los intereses de las coaliciones o de sus propios miembros.
Con una
tasa de crecimiento del 5% en 2008, Mali está actualmente acumulando riqueza; sin
embargo la pobreza arrecia por todas partes, con sus corolarios de corrupción y de
malversación de fondos; los pobres parecen ser una presa fácil de la injusticia. También
la Iglesia la ha sufrido en una disputa inmobiliaria (territorial).
La Iglesia
se hace presente en el ámbito de la educación y de la sanidad a través de sus organismos
y sus asociaciones, y el sostén a sus asociados en el desarrollo. Este año, Caritas
de Mali celebra sus 50 años. Son numerosas las ayudas urgentes y los programas de
promoción social y económica que dan testimonio del inseparable ligamen entre fe y
acción.
Los líderes religiosos (católicos, protestantes y musulmanes) han sacado
provecho que el Estado los haya invitado a las reuniones de reflexión sobre las grandes
cuestiones de la sociedad para crear “la sagrada alianza de los religiosos”. Es un
círculo cualificado, donde los líderes de las comunidades religiosas, en caso de crisis,
intercambian puntos de vista y juntos, deciden las acciones a realizar para promover
la paz entre las propias comunidades, pero también entre algunos grupos sociales y
de gobierno. Hoy, el problema del Sida representa uno de los compromisos de la sagrada
alianza.
Algunos movimientos sociales recientes surgidos de un nuevo código
sobre las personas y la familia han abierto un vasto ámbito de reflexión sobre la
ley, la democracia, y los valores culturales, especialmente religiosos.