2009-10-07 10:30:49

Saludo del Santo Padre Benedicto XVI


Martes, 6 de octubre de 2009
CIUDAD DEL VATICANO

El Santo Padre Benedicto XVI ha saludó Su Santidad Abuna Paulos, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Etíope, con las siguientes palabras: “Su Santidad, Le doy gracias de todo corazón por su considerada presentación y por aceptar mi invitación a tomar parte en la II Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. Estoy seguro de que mi gratitud y aprecio son compartidos por todos los miembros de la Asamblea.
Su presencia ofrece un testimonio elocuente de la antigüedad y la riqueza de tradiciones de la Iglesia en África. Desde los tiempos de los Apóstoles, entre los muchos pueblos que anhelaban escuchar el mensaje de salvación de Cristo, estaban aquellos provenientes de Etiopía (Hch 8,26-40). La fidelidad de vuestra gente al Evangelio sigue siendo manifestada no sólo por su obediencia de la ley del amor, sino también, como nos ha recordado, por su perseverancia en medio de la persecución y el supremo sacrificio del martirio en nombre de Cristo.
Su Santidad ha recordado que la predicación del Evangelio no puede ser separada del compromiso por construir una sociedad conforme a la voluntad de Dios, respetar las bendiciones de Su Creación y proteger la dignidad y la inocencia de todos sus hijos. ¡En Cristo, sabemos que la Reconciliación es posible, que la Justicia puede prevalecer y que la Paz puede ser duradera! Éste es el mensaje de esperanza que estamos llamados a proclamar. Ésta es la promesa que las gentes de África desean ver cumplida en nuestros días.
Oremos, pues, para que nuestras Iglesias puedan estar más cerca de la unidad que es un don del Espíritu Santo, y lleven el testimonio común de esperanza ofrecido por el Evangelio. Sigamos trabajando por el desarrollo integral de los pueblos de África, reforzando las familias, que son el baluarte de la sociedad africana, educando a los jóvenes que son el futuro de África, y contribuyendo a construir sociedades marcadas por la honestidad, la integridad y la solidaridad. Que nuestras deliberaciones durante estas semanas ayuden a los seguidores de Cristo a lo largo del continente a ser ejemplos convincentes de rectitud, misericordia y paz, y una luz que guíe el camino de las generaciones futuras.
Su Santidad, una vez más le agradezco por Su presencia y sus valiosas reflexiones. Que nuestra participación en este Sínodo pueda ser una bendición para nuestras Iglesias.”











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