2009-10-07 10:38:07

Intervención de Mons. Lucas ABADAMLOORA, Obispo de Navrongo-Bolgatanga, Presidente de la Conferencia Episcopal (GHANA)


S. E. R. Mons. Lucas ABADAMLOORA, Obispo de Navrongo-Bolgatanga, Presidente de la Conferencia Episcopal (GHANA)



Con frecuencia desempeñamos papeles políticos y económicos y debemos contribuir a los asuntos educativos y sanitarios, a la luz de nuestra fe. Como individuo, el cristiano viene de un determinado marco cultural que puede tener algunas líneas duras opuestas a la fe de cada uno. Con frecuencia, el individuo se encuentra en conflicto consigo mismo en muchos aspectos, lo que no le permitirá hacer nada. Es obvio que el cristiano pertenece al mismo tiempo a la Iglesia y a la sociedad en sus distintas dimensiones. Como miembro polifacético con muchos frentes, a veces puede encontrar dificultad en saber qué hacer y qué ámbito respetar.

En la Primera Asamblea Sinodal, nos centramos en la Iglesia como familia universal de Dios. La Asamblea estableció una serie de condiciones para añadir credibilidad a su testimonio: reconciliación, justicia y paz. En este sentido, por tanto, ha recomendado entre otras cosas: la formación de los cristianos en la justicia y la paz, que es la aserción del papel profético de la Iglesia, y que atañe a los siguientes temas: un salario justo para los trabajadores y la creación de unas Comisiones de Justicia y Paz.

Los principios subyacentes al documento Ecclesia in Africa destacan muy claramente, y han sido citados en muchas Iglesias particulares como orientación para sus reflexiones. Pero no llegan al fondo del problema. No es la experiencia de muchos obispos, sacerdotes y laicos de África, que han viajado a Estados Unidos, Europa y otras partes del mundo. Nuestra experiencia de la Iglesia en Europa y América e incluso la de otros hermanos obispos y sacerdotes, sugiere que somos miembros de segunda categoría de esa familia, o que pertenecemos a una Iglesia diferente. La impresión que crea es que nosotros los necesitamos a ellos, pero ellos a nosotros no. En teoría, la fraternidad y la comunidad son fuertes, pero no es así en la práctica.

La dinámica de la Iglesia que insiste en que la Comunidad Eclesial esté prácticamente integrada en la teoría y en la práctica de manera que todos pertenezcan a ella y se sientan en casa, debe ser continuada también en este Segundo Sínodo. La presente Asamblea Sinodal debería considerar oportuno continuar con la dinámica del anterior Sínodo. En este caso, los temas no deben ser discutidos sólo colegialmente, sino que se requiere también una perspectiva cristiana.

Para que esto suceda, sugerimos utilizar la radio, la prensa y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Deberán hacerse grandes esfuerzos para recibir este mensaje, que permanece siempre pertinente y actual.








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