Intervención de Mons. Ildefonso OBAMA OBONO, Arzobispo de Malabo (GUINEA ECUATORIAL)
S. E. R. Mons. Ildefonso OBAMA OBONO, Arzobispo de Malabo, Presidente de la Conferencia
Episcopal (GUINEA ECUATORIAL)
Sobrevolando el capítulo IV del Instrumentum
laboris, me refiero a los actores y a las instituciones, llamados a dar testimonio
de fe en Cristo, en todos los ámbitos y sectores de la sociedad, con discernimiento
local.
Años atrás -como referencia histórica- los cristianos conocieron dificultades
con aquella persecución religiosa superada, que fue de signo marxista y comunista.
En este tiempo, los cristianos viven la inquietud del materialismo de vida, que afecta
los valores del reino de Dios. Por eso el mensaje "combatir la pobreza, construir
la paz", es muy actual, para la dignidad de todos y el bien común.
En cuanto
a las instituciones, nos empeñamos en promover la fe con la Palabra de Dios y de impulsar
la Eucaristía santa celebrada y adorada, vínculo de caridad. Sabemos que el contenido
de la Nueva Evangelización es Jesucristo, el Enviado del Padre. Por Él tenemos confianza
en la fuerza de la fe y de la Palabra de Dios en sí misma, para purificar los corazones.
En
esa perspectiva, la reconciliación, la justicia y la paz se apoyan en el amor, el
perdón y la misericordia de Dios en Cristo. Por esto incide en la realidad pastoral
la enseñanza de la "Caritas in veritate" que afirma: "la caridad es la vía maestra
de la doctrina social" (n. 2). Con su difusión y aplicación.
Conclusión: 1.
la cultura de la solidaridad es una urgencia de nuestros tiempos frente a los que
impulsan el lema "divide y vencerás", en las hostilidades y rivalidades tribales,
y propician la violencia, el terrorismo y las guerras: la cultura de la muerte. "La
paz nace en un corazón nuevo". Creemos en la esperanza. El Dios de la paz nos dará
la paz que los hombres no pueden dar.
2. Tarea nuestra es implantar la civilización
del amor. Como propuesta válida para la presencia de la Iglesia en la sociedad, es
la conversión al amor sincero y fuerte, como el amor de Dios en Cristo muerto y resucitado,
para la convivencia fraterna, la humanización y la salvación integral.
Por
lo demás, África es la reserva espiritual del mundo y nueva patria de Cristo.