Saludo del Presidente Delegado, Card. Francis ARINZE, Prefecto Emérito de la Congregación
para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (NIGERIA)
SALUDO DEL PRESIDENTE DELEGADO S. EM. R. CARD. FRANCIS ARINZE (Nigeria) PREFECTO
EMÉRITO DE LA CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS
Santo Padre: Los obispos de África y Madagascar e islas adyacentes, le
agradecemos la convocación a la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de
los Obispos. La Iglesia en África desea ser todavía más fiel a ese aspecto de
su misión que es estar al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz. Nuestro
continente ha conocido sufrimientos evitables, la injusticia, la opresión, la represión,
la explotación, conflictos y guerras que expulsan a la gente de sus hogares y la precipitan
en el hambre y la enfermedad. Sin embargo, África también ha conocido el amor fraterno,
la solidaridad con quienes sufren, comités de la verdad y la reconciliación, ayudas
regionales entre los países y algunos pasos hacia el desarrollo integral como Su Santidad
ha explicado con detalle en Caritas in Veritate. Nuestro Amado Señor y Salvador,
Jesucristo, es nuestra paz (cfr. Ef 2, 12). Él nos enseñó que le hiciéramos, al último
de nuestros hermanos y hermanas, lo que le haríamos a Él (Cfr. Mt 25, 40). El perdonó
a quienes le crucificaron y rogó por ellos (cfr. Lc 23, 34). Él envió a su Iglesia
para ser la luz del mundo, la sal y la levadura de la sociedad (cfr. Mt 5, 13; Mc
9, 50; Lc 13, 21). Él nos envió su Espíritu Santo. Le agradecemos, Santo Padre,
por haber convocado a los representantes de los Obispos de África para reflexionar
durante estas tres semanas, junto a los jefes de los Dicasterios de la Curia Romana
y a los representantes del Episcopado de todo el mundo católico, con la ayuda de un
cuerpo cualificado de teólogos y otros expertos, además de los representantes de los
sacerdotes, consagrados y fieles laicos. Bendíganos, Santo Padre, para iniciar
nuestras labores. Bajo la guía del Espíritu Santo, que este encuentro pueda ayudar
a la promoción, la reconciliación, la justicia, y la paz en África y Madagascar, así
como a clarificar e intensificar el papel de la Iglesia.