Ángelus: el Papa pide solidaridad y apoyo para las víctimas de las catástrofes naturales
en Sicilia, el Pacífico, el sureste asiático y expresa su inquietud por la violencia
en Guinea
Domingo, 4 oct (RV).- Benedicto XVI ha tenido esta mañana, tras el rezo del Ángelus,
un recuerdo especial para las poblaciones del Pacífico y el Sudeste asiático víctimas
de un violento maremoto y la de Sicilia, aquejada por violentas inundaciones, especialmente
en la zona de Mesina.
“Mi pensamiento se dirige ahora a las poblaciones del
Pacífico y del Sudeste asiático, golpeadas los últimos días por violentas calamidades
naturales: el maremoto en las islas de Samoa y Tonga; el tifón en Filipinas que sucesivamente
ha afectado también Vietnam, Laos y Camboya; el devastador terremoto en Indonesia.
Estas catástrofes han causado graves pérdidas humanas, numerosos desaparecidos y sin
techo e ingentes daños materiales”.
El Santo Padre ha tenido también palabras
de consuelo para los habitantes de la zona de Mesina donde el balance de víctimas
por el temporal que el pasado jueves azotó la isla italiana de Sicilia es ya de veintidós
muertos, mientras los equipos de emergencia y rescate siguen buscando a una treintena
de desaparecidos.
“Pienso además en cuantos sufren a causa de las inundaciones
en Sicilia, especialmente en la zona de Mesina. Invito a todos a unirse a mí en la
oración por las víctimas y sus seres queridos. Estoy particularmente cercano a los
evacuados y a todas las personas probadas, implorando de Dios alivio de su sufrimiento.
Hago un llamamiento para que no les falte a estos hermanos y hermanas nuestra solidaridad
y el apoyo de la comunidad Internacional”.
Y en este día en que se ha inaugurado
este II Sínodo para África. Benedicto XVI ha recordado con pesar los conflictos que
actualmente ponen en riesgo la paz y la seguridad de los pueblos del Continente africano.
“En
estos días he seguido con aprensión los graves episodios de violencia que han sacudido
la población de Guinea. Expreso mis condolencias a las familias de las víctimas, invito
a las partes al diálogo, a la reconciliación y estoy seguro que no se ahorrarán los
esfuerzos para alcanzar una solución ecua y justa”.
Benedicto XVI ha anunciado
también el encuentro del próximo sábado en el Aula Pablo VI, donde el Papa guiará
junto a los padres sinodales el rezo especial del Santo Rosario “con África y para
África”, animado por jóvenes universitarios africanos. A todos ellos se unirán, en
conexión por satélite, otros estudiantes de otros países africanos.
Durante
el Ángelus, y refiriéndose a la celebración eucarística de apertura de este II Sínodo
para África, donde se ha rezado en distintas leguas africanas, el Papa ha recordado
como fue Juan Pablo II quien convocó el primer Sínodo africano en 1994 en perspectiva
del año 2000 y del tercer milenio cristiano.
“Quince años después – ha dicho
el Pontífice- se celebra esta nueva Asamblea en continuidad con la primera, para verificar
el camino recorrido, profundizar en algunos aspectos y examinar los retos más importantes”.
“Queridos
amigos, África es un continente que posee una extraordinaria riqueza humana. Actualmente
su población se sitúa en los mil millones de habitantes y su tasa de natalidad global
es la más alta del mundo. África es una tierra fecunda de vidas humanas, pero estas
existencias están marcadas por desgracia por tanta pobreza y por padecer graves injusticias.
La iglesia está comprometida a superarlas con la fuerza del Evangelio y la concreta
solidaridad de tantas instituciones e iniciativas de caridad. Recemos a la Virgen
María para que bendiga la II Asamblea sinodal para África y obtenga paz y desarrollo
para ese gran y amado continente”.
Como es habitual, el Santo Padre se ha dirigido
a los fieles en distintas leguas. Éste ha sido su saludo en español Saludo
con afecto a los fieles de lengua española presentes en esta oración mariana, y a
aquellos que se unen a la misma a través de la radio y la televisión. A la luz del
Evangelio de este domingo, os invito a encomendar fervientemente en vuestra oración
a todas las familias, en particular a las más necesitadas, para que sus miembros,
con la ayuda de la gracia divina, afiancen su unión en el amor y la comprensión mutua,
sin dejarse vencer por las dificultades de la vida, sino siendo en todo momento lámparas
vivas de fe, esperanza y caridad. Muchas gracias.