Benedicto XVI pide la revisión de las actuales estructuras políticas, económicas y
financieras y adoptar un modelo de globalización que asegure el desarrollo integral
de los pueblos
Viernes, 2 oct (RV).- El Pontífice recibió esta mañana en el palacio apostólico de
Castelgandolfo, a la señora Mercedes Arrastia Tuason, nueva embajadora de Filipinas
ante la Santa sede; a la baronesa, Henriette Johanna Cornelia Maria van Lynden-Leijten,
nueva embajadora de los Países Bajos y al nuevo embajador de los Estados Unidos ante
la Santa Sede, Miguel Humberto Días. Los tres diplomáticos presentaron sus cartas
credenciales al Papa.
A la nueva embajadora de Filipinas el Papa recordó las
buenas relaciones existentes entre la Santa Sede y el país, relaciones fortalecidas
por la cooperación en la promoción de la paz, la dignidad humana y la libertad. Por
tanto pidió de continuar esta labor de manera que la justicia y libertad vayan de
la mano y los principios democráticos crezcan en la verdad.
Y tras mencionar
las diferentes iniciativas de desarrollo elaboradas en Filipinas como la modernización
de sistema de riego, y una reforma en los programas de asistencia social, el Pontífice
recordó los conflictos que afligen diferentes regiones del país, y animó a todos
a preservar la paz con iniciativas que faciliten el diálogo y un intercambio cultural.
A la nueva embajadora de los Países Bajos, el Papa recordó que este país,
como miembro fundador de la Comunidad Económica Europea y sede de diferentes institutos
jurídicos internacionales ha estado al frente de cooperaciones internacionales que
velan por el bienestar de la familia humana. La defensa y la promoción de la libertad
son el elemento clave, y ambas partes, Los Países Bajos y la Santa Sede trabajan en
conjunto en esta dirección.
Para ello es necesario entender afirmó el Papa
que la libertad necesita estar anclada en la verdad, la verdad de la naturaleza de
la persona humana, y necesita ser dirigida hacia el bienestar de los individuos y
de la sociedad. En la crisis financiera de los últimos doce meses, el entero mundo
pudo observar las consecuencias del individualismo exagerado que tiende a favorecer
cada individuo buscando su progreso personal y excluyendo los de los demás.
Por
último el Papa se dirigió al neo embajador estadounidense a quien le afirmó que en
su pasada visita pudo apreciar una vibrante democracia, al servicio del bienestar
y enmarcada en una visión de igualdad e iguales oportunidades basadas en la dignidad
y la libertad de todo ser humano. Esta visión, enriquecida por importantes documentos
continúa inspirando el crecimiento del país, como una sociedad cohesiva y pluralista,
y a su vez enriquecida por los dones que recibe de las nuevas generaciones incluyendo
los inmigrantes que continúan llegando y rejuveneciendo esta sociedad americana.
El
Papa apreció el gran espíritu de solidaridad en los problemas urgentes que afronta
el planeta. La continua crisis económica internacional hace un claro llamado a una
revisión de las presentes estructuras políticas, económicas y financieras a la luz
de un imperativo ético que asegure el desarrollo integral de los pueblos. En efecto
lo que se necesita dijo por último el Papa, es un modelo de globalización inspirado
en un humanismo auténtico en donde los pueblos, las personas no sean considerados
como vecinos sino como hermanos y hermanas.