Mensaje por el final del Ramadán: Cristianos y musulmanes, juntos para vencer la pobreza
Viernes, 11 sep (RV).- Al concluir hoy el periodo del Ramadán, el Pontificio Consejo
para el Diálogo Interreligioso hizo público un mensaje en el que con el título: “Cristianos
y musulmanes, juntos para vencer la pobreza” el presidente del dicasterio Car. Jean
Louis Tauran, resalta que este mensaje que cada año envía el Pontificio Consejo, en
muchos países se ha convertido en una cita esperada, una ocasión de encuentro amistoso
entre Cristianos y Musulmanes. Y abordando el tema de este año, el purpurado señaló
que la atención, la compasión y la ayuda que todos podemos dar al que es pobre para
devolverle su lugar en la sociedad de los hombres es una prueba viva y fehaciente
del Amor del Altísimo, ya que es el hombre como tal el que nos llama a amar y a ayudar,
sin distinción de pertenencia.
A continuación les ofrecemos el texto
íntegro del mensaje:
Queridos Amigos Musulmanes:
1. Con ocasión
de la conclusión del mes del Ramadán, quiero ofreceros mis mejores deseos de paz y
de alegría y, por medio de este Mensaje, proponer una común reflexión sobre el tema:
“Cristianos y Musulmanes, juntos para vencer la pobreza”.
2. Debemos
alegrarnos, sin duda, al constatar que este Mensaje del Consejo Pontificio para el
Diálogo Interreligioso se ha convertido no solamente en una costumbre, sino en una
cita esperada. En muchos países, es una ocasión de encuentro amistoso entre Cristianos
y Musulmanes. No es raro, antes bien corresponde a una preocupación compartida, propicia
para intercambios esperanzadores y abiertos. ¿No es cierto que todos estos elementos
constituyen ya signos de amistad entre nosotros, por lo que debemos dar gracias a
Dios?
3. Para venir al tema de este año, la persona humana que está en situación
de indigencia es incontestablemente el centro de todos los preceptos y preocupaciones,
que por diversos títulos, nos son queridos. La atención, la compasión y la ayuda que
todos, hermanos y hermanas en humanidad, podemos dar al que es pobre para devolverle
su lugar en la sociedad de los hombres es una prueba viva y fehaciente del Amor del
Altísimo, ya que es el hombre como tal el que nos llama a amar y a ayudar, sin distinción
de pertenencia.
Todos sabemos que la pobreza humilla y es causa de sufrimientos
intolerables; circunstancias que frecuentemente originan aislamientos, cólera, sentimientos
de odio y deseos de venganza. Todo ello podría empujar a acciones de hostilidad con
todos los medios disponibles, buscando incluso justificarlas con consideraciones de
índole religiosa: apoderarse, en nombre de una pretendida “justicia divina”, de la
riqueza del otro, y como consecuencia de su paz y de su seguridad. Es por lo que rechazar
los fenómenos de extremismo y violencia implica necesariamente la lucha contra la
pobreza mediante la promoción de un desarrollo humano integral que el Papa Pablo
VI definía como “el nuevo nombre de la paz”(Carta Encíclica Populorum
Progressio, 1975, n. 76)
En su reciente Encíclica Caritas in Veritate
sobre el desarrollo humano integral en la caridad y en la verdad, el Papa Benedicto
XVI, teniendo en cuenta el contexto actual del compromiso a favor del desarrollo,
pone en luz, entre otras cosas, la necesidad de una “nueva síntesis humanista”(n. 21)que, salvaguardando la apertura del hombre a Dios, le devuelva
su lugar “en el centro y en la cima de la tierra” (n. 57). Un verdadero
desarrollo no podrá más que ser ordenado a “todo hombre y a todos los hombres”
(Populorum Progressio, n. 42)
4. En su homilía del pasado 1 de
enero, con motivo de la Jornada Mundial de la Paz 2009, Su Santidad el Papa Benedicto
XVI distinguía dos tipos de pobreza: una pobreza que combatir y una pobreza que abrazar.
La
pobreza a combatir es patente a los ojos de todos: el hambre, la falta de agua potable,
la penuria de atenciones medicas y de vivienda adecuada, la carencia de sistemas
educativos y culturales, el analfabetismo, sin olvidar, por otra parte, le existencia
de nuevas formas de pobreza “por ejemplo en las sociedades ricas y avanzadas, …fenómenos
de marginación, de pobreza relacional, moral y espiritual”(Mensaje para
la Jornada Mundial de la Paz 2009, n. 2).
La pobreza a abrazar es la que nos
invita a un estilo de vida simple y esencial que evite el desperdicio y respete el
medio ambiente y todos los bienes de la Creación. Esta pobreza es también, al menos
durante ciertos periodos del año, la de la frugalidad y del ayuno. La pobreza así
elegida predispone a salir de nosotros mismos y dilata el corazón.
5. Como
creyentes, desear el acuerdo para buscar juntos soluciones justas y duraderas al flagelo
de la pobreza significa también reflexionar sobre los graves problemas de nuestro
tiempo y, cuando sea posible, comprometerse conjuntamente para encontrar una respuesta
adecuada. Por ello, es necesario que la referencia a los aspectos de la pobreza relacionados
con la globalización de nuestras sociedades revista un sentido espiritual y moral,
ya que compartimos la vocación de construir una sola familia humana en la que todos
- individuos, pueblos y naciones - regulen sus comportamientos sobre los principios
de fraternidad y de responsabilidad.
6. Una mirada atenta sobre el complejo
fenómeno de la pobreza nos conduce a ver fundamentalmente su origen en la falta de
respeto a la dignidad innata de la persona humana y nos llama a una solidaridad global,
por ejemplo mediante la adopción de un “código ético común” (Juan Pablo II, Discurso
a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, 27 abril 2001, n. 4)cuyas
normas no tendrían solamente un carácter convencional, sino estarían enraizadas en
la ley natural inscrita por el Creador en la conciencia de todo ser humano (cf. Rm
2, 14-15).
7. Parece que en diversos lugares del mundo nos hemos pasado de
la tolerancia al encuentro, a partir de un modo común de vivir y de preocupaciones
compartidas. Lo que ciertamente constituye una importante meta conseguida.
Poniendo
a disposición de todos la riqueza de la oración, del ayuno y de la caridad de unos
y de otros, ¿no va a ser posible que el diálogo movilice las fuerzas vivas de los
que están en camino hacia Dios? El pobre nos interpela, nos desafía, pero sobre todo
nos invita a colaborar con una noble causa: ¡la de vencer la pobreza!