2009-09-10 18:13:19

Reflexiones en familia


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Jueves, 10 sep (RV).- Por esta época de regreso de vacaciones para muchos establecimientos educativos de calendario B, se está distribuyendo la carta que la Congregación para la Educación Católica publicó desde el pasado 5 de mayo sobre la enseñanza de la religión en la escuela.

El respeto de la libertad religiosa exige la posibilidad de ofrecer a los alumnos de las escuelas públicas y privadas una educación religiosa en coherencia con su fe, explica la en general la misiva, que fue firmada por el cardenal Zenon Grocholewski, y el arzobispo Jean-Louis Bruguès, respectivamente presidente y secretario de la Congregación para la educación católica.

En algunos países, constata la circular, se han introducido "nuevas normativas civiles, que tienden a reemplazar la educación católica, por una enseñanza del hecho religioso de naturaleza multiconfesional o por una enseñanza de ética y cultura religiosa, también en contraste con las elecciones y la orientación educativa que los padres y la Iglesia quieren dar a la formación de las nuevas generaciones".

Ante todo, la carta considera que los primeros responsables de la educación son los padres, que necesitan "la ayuda subsidiaria de la sociedad civil y de otras instituciones", sobre todo de la escuela.

En este contexto, subraya el documento que "una enseñanza que desconozca o que ponga al margen la dimensión moral y religiosa de la persona, sería un obstáculo para una educación completa, porque los niños y los adolescentes tienen derecho a que se les estimule a apreciar con recta conciencia los valores morales y a aceptarlos con adhesión personal y también a que se les estimule a conocer y amar más a Dios".

El documento publicado por la Congregación para la Educación Católica subraya el derecho a la educación como un derecho humano esencial, pues afirma que se violan los derechos de los padres, si se obliga a los hijos a asistir a lecciones escolares que no corresponden a la persuasión religiosa de los padres, o si se impone un único sistema de educación del que se excluye totalmente la formación religiosa.

Esta afirmación encuentra correspondencia en el artículo 26 de la Declaración universal de los derechos humanos, y en muchas otras declaraciones y convenciones de la comunidad internacional.

"Además, se podría crear también confusión o engendrar relativismo o indiferentismo religioso si la enseñanza de la religión fuera limitada a una exposición de las distintas religiones, en un modo comparativo y 'neutral'", advierte el documento.

Partiendo del principio de que el poder civil no puede imponer las creencias de una religión, la carta explica que "corresponde a la Iglesia establecer los contenidos auténticos de la enseñanza de la religión católica en la escuela, que garantiza, ante a los padres y los mismos alumnos la autenticidad de la enseñanza que se transmite como católica".

Así mismo, el texto subraya que tanto en las escuelas públicas como particularmente en las católicas, debe ser respetada "la libertad religiosa de los alumnos no católicos y de sus padres", evitando "cualquier clase de actos que puedan tener sabor a coacción o a persuasión deshonesta o menos recta".

Allí donde no se respeta plenamente la libertad religiosa, "la Iglesia hace cuanto es posible para ofrecer a los fieles la formación que necesitan" y "no deja de denunciar la injusticia que se cumple cuando los alumnos católicos y sus familias son privados de sus derechos educativos y es herida su libertad religiosa".

Texto: Alma García

Locución: Alina Tufani Díaz 








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