El Papa invita a los atletas a fomentar el deporte según los más altos valores humanos,
para que sirva de formación para niños y jóvenes
Sábado, 1 ago (RV).- El Santo Padre Benedicto XVI ha reanudado esta mañana sus audiencias
públicas, al recibir en el patio del palacio apostólico de Castelgandolfo a unas 700
personas entre atletas, dirigentes y técnicos de los Campeonatos mundiales de natación
que se están celebrando en Roma.
Llamándolos “queridos amigos”, el Papa les
ha manifestado, en primer lugar, su viva complacencia por celebrar este encuentro
con ocasión de los campeonatos mundiales de natación; y mientras les ha agradecido
esta apreciada visita, ha dado a cada uno su cordial bienvenida. Ante todo, Benedicto
XVI ha dirigió un pensamiento deferente al Sr. Julio Maglione, presidente de la Federación
Mundial de Natación y a Paolo Barelli, presidente de la Federación Italiana de Natación,
a quienes ha dado las gracias por las gentiles palabras con las que han manifestaron
los sentimientos comunes.
El Santo Padre también ha saludado a las demás autoridades
presentes: dirigentes y responsables, técnicos, delegados, periodistas y operadores
de medios de comunicación, sin olvidar a los voluntarios, organizadores y a cuantos
han contribuido de diversas maneras en la realización de este evento deportivo mundial.
Mientras ha reservado un saludo afectuoso y especial a los atletas de diversas nacionalidades,
que son, tal como ha dicho el Papa, “los protagonistas de estos campeonatos mundiales
de natación”.
“Con vuestras competiciones ofrecéis al mundo un sugestivo espectáculo
de disciplina y de humanidad, de belleza artística y de tenaz voluntad. Mostráis a
qué metas puede conducir la vitalidad de la juventud, cuando no rechaza la fatiga
de los duros entrenamientos y se aceptan de buena gana tantos sacrificios y privaciones.
Todo esto –ha dicho el Papa- constituye también para vuestros coetáneos una importante
lección de vida”.
Y ha recordado que el deporte, si se practica con pasión
y atento sentido ético, especialmente para la juventud, se transforma en palestra
de sana profesionalidad y de perfeccionamiento físico, escuela de formación en los
valores humanos y espirituales, medio privilegiado de crecimiento personal y de contacto
con la sociedad.
“Asistiendo a estos mundiales de natación y admirando los
resultados alcanzados, no es difícil darse cuenta de la gran potencialidad con que
Dios ha dotado el cuerpo humano, y cuán interesantes objetivos de perfección pueda
alcanzar”. El pensamiento, entonces, se dirige al estupor del Salmista que, contemplando
el universo, canta la gloria de Dios y la grandeza del ser humano. “Al ver el cielo
- leemos en el Salmo 8 - obra de tus manos, la luna y las estrellas que has creado:
¿qué es el hombre para que pienses en él, el ser humano para que lo cuides? Lo hiciste
poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y esplendor” (vv. 4-5).
Cómo
no dar gracias al Señor, por haber dotado al cuerpo del hombre de tanta perfección,
y por haberlo enriquecido de una belleza y de una armonía que pueden expresarse de
tantos modos, ha exclamado el Santo Padre. Y ha agregado que “las disciplinas deportivas,
cada una con modalidades diversas, nos ayudan a apreciar este don que Dios nos ha
hecho”. Mientras la Iglesia, sigue y se ocupa del deporte, practicado no como un
fin en sí mismo, sino como un medio, como instrumento precioso para la formación perfecta
y equilibrada de toda la persona.
“También en la Biblia –ha recordado Su Santidad-
encontramos interesantes referencias al deporte como imagen de la vida. “Por ejemplo,
el apóstol Pablo lo considera un auténtico valor humano, lo utiliza no sólo como metáfora
para ilustrar altos ideales éticos y ascéticos, sino también como medio para la formación
del hombre y como componente de su cultura y de su civilización”.
Antes de
saludar en diversas lenguas, el Papa ha dicho a estos queridos atletas que son “modelos
para sus coetáneos”, por lo que su ejemplo puede ser para ellos “determinante al construir
positivamente su futuro”. Por esta razón, les ha exhortado a ser entonces “¡campeones
en el deporte y en la vida!”. Y aludiendo a las palabras que Juan Pablo II dirigió
al mundo del deporte -durante el Jubileo del año 2000- Benedicto XVI ha destacado
la gran importancia de la práctica deportiva, precisamente porque “puede favorecer
la afirmación en los jóvenes de valores importantes como la lealtad, la perseverancia,
la amistad, la participación y la solidaridad”.
En nuestro idioma, el Pontífice
les ha dicho: “Saludo cordialmente
a los presentes de lengua española: atletas, dirigentes y cuantos han participado
de varios modos en el Campeonato Mundial de Natación. Os invito a seguir fomentando
el deporte de acuerdo con los más altos valores humanos, de manera que favorezca el
sano desarrollo físico de quienes lo practican, y sea así una propuesta para la formación
integral de niños y jóvenes. Muchas gracias”.