Miércoles, 29 jul (RV).- Título del último capitulo de la Obra que nos interesa. Hoy
nuestra autora abre el capítulo 18 con una poesía de Rainer María Rilke. Este es el
primer párrafo:
“Cuando algo se me cae desde la ventana, aunque sea
lo más menudo ¡Cómo se precipita la ley de gravedad, fuerte cual el viento del mar,
sobre cada brizna; sobre cada baya, y las conduce al corazón del mundo! Cada cosa
está vigilada por un hada pronta a volar: así cada piedra, y cada flor, y cada niño
por la noche…”. Para concluir diciendo que “Solamente a nosotros, henchidos de soberbia,
nos urge abandonar estas correspondencias para ir al vano espacio de alguna libertad,
en lugar de entregarnos a las fuerzas prudentes y de elevarnos como un árbol, en vez
de acomodarnos, dóciles y tranquilos, a las rutas amplísimas, nos enlazamos de muchas
maneras y el que se aparta de los círculos queda indeciblemente solo… Debe aprender
entonces de las cosas, a empezar nuevamente como un niño. Pues ellas, que pendían
del corazón de Dios, de él nunca se alejarán.” y por último enseñarnos con un consejo,
el arte de saber envejecer: “El que osó superar en el vuelo a los pájaros, otra vez
una cosa debe saber: ¡caer! Pacientemente descansar en la gravedad”.
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Dolores Aleixandre, teóloga y religiosa del Sagrado Corazón, licenciada en Filología
Bíblica Trilingüe. Profesora Emérita de Sagrada Escritura en Comillas, España… Autora
de: “Las puertas de la tarde. Envejecer con esplendor” Ed. Sal Terrae, España 2007.