“Asumir con responsabilidad las urgentes tareas y roles en la Europa del Tercer Milenio”:
Benedicto XVI a los estudiantes universitarios
Sábado, 11 jul (RV).- ¡Bienvenidos a la Casa de Pedro! -exclamó Benedicto XVI ante
los más de mil participantes en el Encuentro de Estudiantes Universitarios Europeos,
provenientes de unas 31 naciones, reunidos desde el pasado jueves 9 de julio, en la
universidad romana de Tor Vergata, para reflexionar sobre el tema “Nuevos discípulos
de Emaus. Como cristianos en la universidad”.
“Se están preparando para asumir
en la Europa del Tercer Milenio importantes roles y tareas” les dijo el Papa exhortándolos
a ser concientes de sus potencialidades y, al mismo tiempo, de sus responsabilidades”.
Benedicto
XVI llegó al aula de las bendiciones tras la celebración de la Santa Misa, en la basílica
de San Pedro, presidida por el Cardenal Secretario de Estado Tarcisio Bertone. Luego
de saludar a las autoridades organizadoras del encuentro, el Papa recordó que San
Benito, patrono de Europa y de quien este día celebramos la fiesta, intuyó la necesidad
de una maduración humana y cristiana de los pueblos de Europa, que puede hacerse realidad
sólo en el encuentro con Jesús resucitado a través de una concreta experiencia eclesial
y, en particular, en la celebración eucarística.
“Vuestro compromiso misionero
en el ámbito universitario consiste, por lo tanto, en testimoniar el encuentro personal
que han tenido con Jesucristo, Verdad que ilumina el camino de cada hombre”. Es del
encuentro con Él- prosiguió el Papa- que surge esa “novedad del corazón”, capaz de
dar una orientación nueva a la existencia personal, sólo así nos hacemos fermento
y levadura de una sociedad vivificada por el amor evangélico.
El Pontífice
destacó la importancia de una acción pastoral universitaria que se exprese en toda
su validez teológica y espiritual para conducir a los jóvenes a percibir el misterio
profundo del hombre y de la historia. Es por esta acción evangelizadora -agregó el
Papa- que las comunidades eclesiales, y particularmente las capellanías universitarias,
pueden ser lugares para la formación de creyentes maduros.
“En la universidad
la presencia cristiana se hace cada vez más exigente y al mismo tiempo fascinante
porque la fe está llamada, como en los siglos pasados a ofrecer su insustituible servicio
al conocimiento, que en la sociedad contemporánea, es el verdadero motor del desarrollo”.
Del conocimiento enriquecido con el aporte de la fe -afirmó el Papa- depende la capacidad
de un pueblo de saber mirar al futuro con esperanza superando las tentaciones de una
visión puramente materialista de la existencia y de la historia.
El Santo Padre
exhortó a los jóvenes estudiantes a invertir sus recursos, no sólo intelectuales,
para consolidar la propia personalidad y contribuir al bien común, recordando que
el desarrollo del conocimiento requiere de cualidades morales y espirituales cada
vez más elevadas frente a la vastedad y la complejidad del saber de la humanidad.
“La
nueva síntesis cultural, que en este tiempo se está elaborando en Europa y en el mundo
globalizado, necesita del aporte de intelectuales capaces de reproponer en las aulas
académicas el discurso sobre Dios, o mejor dicho, hacer renacer el deseo del hombre
de buscar a Dios…”
Al concluir el Papa invitó a los universitarios a amar las
universidades que son palestras de virtud y de servicio, al tiempo que les aseguró
que la Iglesia en Europa confía en el generoso compromiso apostólico de todos ellos,
concientes de los desafíos y de las dificultades, pero también de las potencialidades
de la acción pastoral en el ámbito de las universidades.