2009-06-27 18:19:29

El Papa subraya la posibilidad de que la Iglesia y la comunidad política en Vietnam colaboren en un momento de progresiva apertura del país


Sábado, 27 jun (RV).- Al final de su visita ad limina apostolorum, Benedicto XVI ha recibido conjuntamente a todos los obispos de Vietnam, dirigiéndoles un discurso en el que ha hecho hincapié sobre los lazos profundos de fidelidad y de amor de esta Iglesia, que se apresta a celebrar en 2010 el cincuenta aniversario de la erección de la jerarquía episcopal. El Papa ha querido recordar al cardenal Paul Joseph Pham Dinh Tung, arzobispo de Hanoi y guía espiritual de su pueblo durante muchos años y ha pedido que su memoria “ejemplo de santidad, humildad y simplicidad de vida”, sea un estímulo para el ministerio pastoral del episcopado vietnamita, en el servicio a su pueblo, al que el Santo Padre ha mostrado, asimismo su profunda gratitud y estima.



Al principio del Año Sacerdotal que acaba de inaugurase, que “permitirá dar luz a la grandeza y belleza del ministerio de los sacerdotes”, el Papa ha querido también agradecer a los presbíteros religiosos y religiosas vietnamitas por su vida consagrada al Señor y por sus esfuerzos pastorales en vista de la santificación del Pueblo de Dios. El Pontífice ha advertido a los obispos que tengan cuidado de ellos con comprensión y que les ayuden a completar su formación permanente.



“Para ser un guía auténtico y conforme al corazón del Señor y a la enseñanza de la Iglesia, el sacerdote debe profundizar sobre su vida interior y tender a la santidad como mostró el humilde cura de Ars. El florecimiento de vocaciones sacerdotales y religiosas, y especialmente en la vida consagrada femenina, es un don del Señor a vuestra Iglesia. Demos gracias a Dios”.



Respecto a los fieles laicos, Benedicto XVI ha afirmado que “es deseable que cada familia católica, enseñando a los niños a vivir de acuerdo con una conciencia recta y sana, en la lealtad y en la verdad, se convierta en un hogar de valores y virtudes humanas, en una escuela de fe y de amor a Dios. En cuanto a los laicos católicos deberían demostrar, por medio de su vida basada en la caridad, la honestidad y el amor por el bien común, que un católico es también un buen ciudadano”.



También se ha referido el Papa a los jóvenes, de manea especial a los que viven en zonas rurales y vienen atraídos por la ciudad, o bien para proseguir sus estudios superiores o para encontrar trabajo. En este aspecto ha explicado el Pontífice “sería deseable desarrollar una pastoral apropiada para estos jóvenes migrantes, comenzando por reforzar la colaboración entre las diócesis de origen y las diócesis de acogida de los jóvenes, prodigándose en darles consejos éticos y directrices prácticas.



Finalmente, el Santo Padre ha recordado la carta pastoral de la Conferencia Episcopal vietnamita publicada en 1980, sobre el desarrollo humano y espiritual de los fieles y la participación al desarrollo del país. El Papa ha dicho que “la participación en este proceso es un deber y una contribución importante, especialmente ahora que Vietnam está conociendo una progresiva apertura a la comunidad internacional. Una sana colaboración entre la Iglesia y la comunidad política es posible”. A este propósito ha invitado a todos sus miembros a comprometerse lealmente para la edificación de una sociedad justa y solidaria. “Lo que no quiere decir substituirse a los responsables gubernamentales, deseando sólo el poder, sino en un espíritu de diálogo y de colaboración respetuosa, y tomando una justa parte en el camino de la nación al servicio de todo el pueblo.








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